-Amael sama... Este desayuno está delicioso-dijo con una sonrisa infantil Ryota-El mejor del mundo entero.
-Es cierto, Amael...-asintió Sona-Parece que desde que te instalaste en Gumilosk has aprendido a cocinar.
Amael se rascó la nuca avergonzado. Al menos Tsubaki y Galahad disfrutaban del desayuno en silencio, aunque Amael sospechaba que Tsubaki seguía afectada por todo el asunto de Sham Valac.
-Amael sama... ¿Cuál es nuestro próximo destino?-preguntó el caballo del carmesí.
-Quiero visitar Seishin-dijo Amael-Ahí hay hechiceros capaces de invocar espíritus de héroes clásicos dentro de personas muertas.
-¿No es eso algo semejante a nuestras Evil Pieces?-preguntó Sona.
-Sí y no... Los humanos reencarnan así espíritus en otros humanos, volviéndolos más poderosos, pero eso no impide que nosotros los reencarnemos... Hay clanes como Barbas, Furcas, Caim y... Valac-las miradas de Sona, Tsubaki y Amael se ensombrecieron, pero Amael continuó-En fin... clanes como esos han reencarnado a Arturo Pendragon, aunque su nombre ahora es Artoria Pendragon como caballo; a Gilgamesh como torre; a Alejandro Magno, bajo el nombre de Iskandar, como caballo; o a Nero Claudius Caesar Augustus Germanicus, como una mujer llamada Nero Claudius, como alfil, aunque es increíblemente hábil espadachina. Se rumorea que mi padre quiere reencarnar del mismo modo a Lü Bu.
-Vaya... ¿Es posible reencarnar héroes antiguos entonces?-preguntó sorprendido Galahad-¿De verdad reencarnaron a mi rey?
-Sí... No sé hasta qué punto conservan los recuerdos de su anterior vida, así que no te hagas muchas ilusiones, amigo mío.
Galahad asintió algo deprimido, pero en parte lo prefería. Si la muerte no era el final, el que su rey, muerto en combate como un héroe, hubiese regresado a la vida, sería una vergüenza para él, sobre todo si se hubiese dado el caso que nadie hubiese reencarnado al espíritu de su amada.
-Bueno... Eso quiere decir que en algún momento, es posible que enfrente a mi maestro-dijo rascándose la nuca-Bueno... ahora maestra... Menudo lío.
-No le busques lógica... Mira a Ryota-dijo Amael, señalando al nekomata, que se tambaleaba con los ojos es espiral-Ya se ha estropeado.
Todos rieron a carcajadas y, cuando se terminó el desayuno, Tsubaki acompañó a Galahad y Ryota, ya preparados, a la salida de la casa de Sona.
Mientras, Sona y Amael se miraron fijamente.
-¿Te puedo pedir que le eches un ojo a mi tía?-le pidió Amael-Sé que tiene a Akeno, Kiba y Koneko, pero... a veces no piensa lo que hace porque sabe que mi padre o mi abuelo van a solucionar todo lo que salga mal.
-Lo haré... y tú... ten cuidado. Sé que eres fuerte, pero te has ganado muchos enemigos haciéndote el héroe... Regresa a salvo a vernos.
-Sí-dijo Amael rascándose la nuca-Además... tengo que volver a ver a esas super sexys piezas tuyas-Sona le golpeó en el pecho-Vale, vale... es broma-dijo entre risas, pero luego miró a Sona con una dulce sonrisa y extendió los brazos-¿Mi fría princesa Sona chan me va a dar un abrazo de despedida?
Sona no pudo evitar sonreír con un leve rubor en sus mejillas y, negando lentamente, se acercó, para agarrarse al fornido cuerpo de Amael y hundirse entre sus brazos.
-Cuídate, Sona-le dijo con cariño Amael-Eres la mujer más fuerte e inteligente que conozco. Sé que todo te irá bien en la vida.
-Gracias, Amael... Suerte en tus viajes. Y recuerda... mi casa siempre estará abierta para tí y para los tuyos.
Amael estrujó cariñosamente una vez más a Sona y se separaron.
Amael se dirigió a la puerta, donde Galahad y Ryota esperaban a marcharse. No pudo evitar abrazar con cariño a la reina de Sona.
-No es culpa tuya... y no te preocupas. Algo pensaré para que Sona no se case con Valac.
-Gracias... Amael kun.
-Cuídate, Tsubaki chan...
-Igualmente. Prometo cuidar de Sona.
Amael sonrió satisfecho y alcanzó la posición de su caballo y su torre, mientras iba creando un círculo mágico de transporte a sus pies.
-¡Adiós, Sona sama! ¡Adiós, Tsubaki sama!-dijo sonriendo Ryota, agitando su mano.
-Hasta que nos volvamos a ver, miladies-dijo Galahad con un reverencia.
Y el círculo mágico brilló con intensidad, haciéndoles desaparecer a ambos.
Sona y Tsubaki se miraron y las dos sonrieron.
-Fue bueno volver a verle, ¿verdad?-dijo Tsubaki, ajustándose las gafas.
-Sí... aunque esta puede ser la última vez que pueda verle... Sham Valac no me dejará verle...
-No lo permitiremos, Sona... Reya, Momo, Saji... yo... todos entrenaremos duro... No importa si tenemos que huir contigo, pero, como dijo Amael, mereces ser libre... No puedo permitirlo... sobre todo... sabiendo que es culpa mía.
-No, no lo es... Pensé que no tendría consecuencias mi decisión de reencarnarte y sí las tuvo... Y no me arrepiento de haberte vuelto mi reina... Eres mi mejor amiga y una de las dos únicas personas que me entiende de verdad... Estarás a mi lado, pase lo que pase.
En Seishin, Hokkaido, Japón
-¿Ya estamos?-preguntó Ryota, mientras comenzaba a temblar de frío, por estar rodeados de nieve.
Amael, al verlo, creó con magia ropa abrigada, más acorde para un páramo nevado como en el que se encontraban.
-Galahad... ¿Puedes hacer un rápido reconocimiento del lugar?-pidió Amael.
Galahad asintió y desapareció a increíble velocidad, aprovechándose de la velocidad extra que le concedía la pieza del caballo, dejando a Ryota y Amael solos.
-¿Vamos a tener que luchar, Amael sama?-preguntó el nekomata, mientras hacía estiramientos.
-Sí... casi seguro... Por eso es momento de que te diga hable del poder oculto que posees-dijo Amael, indicándole a Ryota que se sentase en un tocón que había no muy lejos-¿Has oído hablar de las Sacred Gear?
-Creo que padre me habló de ellas... ¿No son unas armas que Dios da a los humanos?
-Sí... Pues tu padre, Inuyasha me habló sobre tí cuando llegaste a su hogar... Tu padre era humano pero tu madre... era el ancestro de todos los nekomatas... la diosa egipcia Bast.
Ryota retrocedió sorprendido.
-Mi madre... ¿es una diosa?
-Sí, la diosa de los gatos, la protección, el amor y la armonía. Llegó a ser la diosa de la guerra en una época-explicó-Por esa razón, por la sangre que corre por tus venas, que tienes el potencial de ser el nekomata más poderoso de la historia, pero lo que te quería explicar viene de tu parte humana... de tu padre. Tu padre era descendiente de Temístocles, un político y general ateniense, conocido como uno de los generales más grandes de la historia... Siempre se ha sabido que Temístocles, a pesar de ser protegido por el Olimpo, era uno de los favoritos de Dios, y por ello le hizo entrega de la Longinus: Telos Karma, que le permitía manipular las probabilidades... por ello fue capaz de vencer a los persas en la gran batalla de Salamina, a pesar de su inferioridad numérica... A pesar de ello, tiene sus límites y, a pesar de ser capaz de cambiar el curso de la historia, consume una increíble cantidad de poder mágico... Tú tienes esa Longinus, Ryota.
-Pero... ¿no debería ser capaz de saber si tengo o no una Sacred Gear?
-No necesariamente... Hay usuarios que deben entrenar toda la vida, otros que son capaces de usarlo de manera innata, y otros que mueren sin saber siquiera que lo tienen... Mi intención es que con esta misión que tenemos entre manos, ganes fuerza suficiente para poder manifestarlo. Ya hablaremos después sobre cómo usarlo.
Ryota asintió. Le alegraba saber por fin de donde venía. Para él, sus padres eran y siempre iban a ser Inuyasha e Inota, pero el saber quienes eran sus padres biológicos le quitaba un peso de encima. Aún así, temía preguntar por qué le había pasado a su padre biológico.
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Amael Gremory
FanfictionAmael Gremory siempre ha vivido bajo la sombra de su padre, pero a medida que actúa, movido por instintos, sentimiento y honor, comenzará a hacerse un nombre en el inframundo para poder llegar a cumplir su sueño "Convertirse en Maou"