CAPÍTULO 5: En nombre del Maou Lucifer...

91 9 0
                                    

Galahad y Ryota no dudaron ante la orden de su amo y se lanzaron al ataque, alejando a Lancelot y Spartacus de la chica que parecía tener la mente rota.

-Ryota, suerte-dijo con una sonrisa confiada el caballero.

-Galahad senpai..-dijo emocionado Ryota-¡Sí! ¡Suerte tu también!

Y con una patada cargada de chakra, se zafó de Spartacus. Este estaba sorprendido de que un crío fuese capaz de tener tanta fuerza. En su época, sólo sabía de la fuerza de los dioses y la fuerza de los humanos.

-¿Serás capaz de hacerme disfrutar de este combate, gatito?

-Mi nombre es Ryota Neko, hijo de Inuyasha Neko e Inota Neko-dijo serio Ryota, adoptando la postura que había aprendido de manos de Tsubasa Yura, la torre de Sona-Soy la torre de Amael Gremory, mi maestro, mi hermano, mi amo... Pienso derrotarte con mis puños.

Spartacus no pudo evitar sonreír. La mirada de ese crío era la de un buen guerrero.
Aún así, tenía órdenes claras. Debían matar al sirviente fallido y rápido. Aún así, los puñetazos de ese chico gato eran increíblemente poderosos a pesar de lo pequeño que era, pero se imaginaba que esa extraña energía que cubría sus puños. Nunca había luchado con nadie así, por lo que en parte, ese combate le estaba motivando.

-¡Vamos, Ryota Neko!-rugió Spartacus, tomando su escudo y espada-¡Demuestrame tu poder!

Ryota, sonriendo, concentró su chakra y, poco a poco, en torno a Spartacus, comenzaron a aparecer clones de Ryota, todos listos para el ataque.
Todos se lanzaron a la vez sobre el héroe reencarnado, usó su escudo para comenzar a golpearlos pero, a pesar de su pieza de torre, Ryota tenía una velocidad felina sorprendente, así que no tuvo dificultad alguna para esquivarlo y asestarle rápidos puñetazos.

-Amael sama me habló de su historia-dijo Ryota, saltando hacia atrás mientras esquivaba golpes de Spartacus, aunque alguno sí que lograba acertar y le dolían en gran medida-Usted fue un héroe, un gran guerrero que luchó por liberar a los esclavos durante la época del Imperio Romano... De todos los héroes de lo que me habló Amael sama, usted es al que más admiro... ¿Por qué hace esto?

-Debo hacerlo... Morí por mi guerra, pero ahora sirvo a lord Renly Amon y debo cumplir sus órdenes-le asestó un puñetazo directo al rostro a Ryota, mandándolo contra una montaña a lo lejos, pero no tardó en regresar y crear dos clones-Me es imposible romper su orden.

-¡Ja!-rió Ryota, dolorido y jadeando por el anterior golpe-¿No decían todos eso en tu época? ¿Qué era una tontería revelarse contra vuestros amos?

-Bueno... sí... Eres un niño muy sabio-dijo sonriendo, bloqueando con su escudo el ataque de los tres Ryotas-Tu amo parece un buen hombre... ¿Cómo lo conociste?

-Salvó a una nekomata como yo y la trajo a mi aldea... Desde entonces siempre ha protegido a los míos... Cuando nos atacaron y me hirieron de muerte, me dio esta segunda oportunidad que usaré para proteger a mis seres queridos.

Spartacus se detuvo unos instantes para dirigir su mirada a Amael, que estaba discutiendo con Renly Amos mientras cruzaban guadaña y katana.

-Tu amo es honorable... Me gustaría tener tu fuerza, joven guerrero-dijo con una sonrisa, mientras se ponía en guardia, con su espada al frente y su escudo preparado-Pero si no paso por encima tuyo, no podré cumplir mi misión... pero Mira... ¡Arrg!-protestó entonces, agarrándose la cabeza-¡Arrrrg! ¡Mira! ¡Mira! ¿Dónde estás?

Ryota, preocupado, se acercó al guerrero del pasado.

-Spartacus... ¿Está usted bien?

-¡Mira!... ¡Mira! ¿Te he fallado?-seguía diciendo con la mirada perdida.

Amael GremoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora