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Llevaba varios minutos despierta sin embargo se rehusaba a levantarse de la cama, había pasado mala noche, como ya lo habia pensado poco pudo dormir gracias al abismo de pensamientos que tenía por mente.

Se quitó la pereza y se levantó directo a darse una ducha con la esperanza
de que el agua arrastrará y se llevará consigo los miedos e inseguridades que no había dejado de sentir después de la charla con su hermana.

A diferencia de la rubia estaba Manuel que ya tenia un par de horas despierto por los nervios que sentía al pensar en desayunar con ella. No era la primera ocasión que desayunaba con ella sin embargo está vez era diferente, ahora el buscaba algo más, nada sinónimo a lo que buscaba en ella en el pasado en dónde ella terminaba lastimada. Además en este desayuno solo serían ellos dos, tal vez con los miedos e inseguridades sentados en la misma mesa pero sin terceros... ¿O no?

Lucerito: puedo pasar *interrogó después de llamar a la puerta*

Manuel: claro *respondió*

Lucerito: ¿Saldrás? *Preguntó al verlo vestido*

Manuel: si, tengo un desayuno, disculpa que no te haya comentado antes *mencionó apenado*

Lucerito: no te preocupes *lo tranquilizó* ¿De que es tu desayuno?

Manuel: saldré a desayunar con... *Dudó en decirlo* Mayte *le dijo*

Lucerito: ¿Mayte Lascuráin? *Preguntó*

Manuel: si *asintió*

Lucerito: ¿A qué se debe? *Levanto una ceja*

Manuel: es un simple desayuno *le dijo nervioso*

Lucerito: ¿entonces puedo ir?

Manuel: pues... *Pensó*

Dudó un poco su respuesta pues en definitiva los planes que tenía eran muy lejanos a compartir la mesa también con su hija, sin embargo le costaba mucho trabajo darle negativas, además conocía lo bien que se llevaban aquellas dos mujeres y sería incapaz de negar un encuentro entre ellas.

Manuel: claro, pero no tardes que May odia la impuntualidad *agrego*

Y opuesto a cómo la vio entrar a su habitación la vio salir como un rayo directo a su habitación.

Definitivamente ese sería un gran desayuno.

Mayte terminaba de ponerse su labial cuando escucho el timbre se su casa, se diviso por última vez en el espejo para después atender a Micaela que ya estaba en la puerta de su habitación informándole que sus visitas habían llegado.

Mayte: ¡que sorpresa! *Exclamó al ver a Lucerito*

Lucerito: ¡May! *Dijo y se acercó a darle un abrazo*

Mayte: mira nada más, cada día estás más grande y más hermosa *la aduló mientas intentaba aplazar el saludo de su acompañante*

Manuel: buenos días Maytis *dijo detrás de ella*

Mayte: hola Manuel *volteó a mirarlo*

El quedo admirado de verla, lucía realmente espectacular y estaba impresionado del poder que tenía esa sonrisa sobre el, algo que nunca había sucedido, al menos no así.

Subieron al coche y el le abrió la puerta a Mayte cediendole el asiento del copiloto. El camino estuvo lleno de risas gracias a los comentarios de Manuel y las ocurrencias de Lucerito.

Llegaron a su destino, el lugar era bonito y acogedor, el mesero les asignó una mesa para después entregarles el menú.

El desayuno transcurrió  bastante bien, para Mayte la presencia de Lucerito había sido con un salvavidas pues temia nadar con Mijares en la misma corriente y terminar ahogada.

Mayte: si mi amor cantas precioso *le dijo a la niña*

Manuel: igual que su padre *comento orgulloso haciendo reír a sus acompañantes*

Lucerito: si, la verdad es que cantar en los escenarios con mis papás me ha hecho convencerme de que esto es lo que me gusta *le platico entusiasmada*

Mayte: Ya verás que con esa voz que tienes vas a llegar muy lejos, está carrera no es fácil, sin embargo es hermosa, también Joss ya está muy entrado en todo esto *le dijo*

Manuel: estos chamacos van a ser grandes artistas, aunque a mí no me deja de dar miedo *le confesó*

Mayte: es entendible, si yo que soy la tía estoy muy nerviosa, ya me imagino lo que tú sientes siendo el papá *agregó*

Manuel: la verdad si, dejar ir a los niños del nido es bastante complicado

Mayte: así es, pero ellos ya tiene que volar *dijo con nostalgia*

Terminaron de comer y Manuel las invito por un postre a un centro comercial bastante cerca de ahí donde sabía que vendían postres de acuerdo a la dieta que llevaba la castaña.

Iban los tres caminando por los pasillos del centro comercial mientras comían su helado y reían a carcajadas. Después de un rato por insistencia de Lucerito entraron a una tienda en donde había prendas que le gustaban a la joven y mientras Manuel observaba cómo Mayte ayudaba a Lucero a ver prendas, colores y tallas el pensaba en como habrían sido sus hijos con Mayte, aunque siempre ella había mencionado que nunca quiso tener hijos, el sabía que si se hubieran casado ella le habría dado los hijos que el hubiera pedido, pero por estar de "distraído" se perdio de esa vida con la que ahora tanto soñaba.

Mayte: ¿estás bien? *Le preguntó cuando se sentó a su lado*

Manuel: si, ¿por qué la pregunta? *La miró*

Mayte: tenías una mirada... Rara *dijo después de pensarlo*

Manuel: todo bien *le sonrió* ¿dónde está? *Interrogó*

Mayte: en el probador *respondió*

Manuel: Mayte *le tomo la mano* muchas gracias por aceptar esta invitación, me la he pasado muy bien, disfruto mucho de tu compañía, cada que te veo es un día especial *le dijo*

Mayte: ay go, también me divierto mucho con ustedes, me la paso genial *agregó nerviosa al ver cómo Mijares se acercaba poco a poco a ella*

Manuel: y tambien te quería decir...

Lucerito: ¿que tal me queda? *Pregunto interrumpiendo el momento*

Mayte: muy bien, nena *dijo alejándose de el rápidamente e intentado controlar sus nervios*

Salvada por la campana, definitivamente ese día Lucerito se convirtió en su amuleto de la suerte. No sabía que le estaba pasando a Mijares pero definitivamente no iba por buen camino.

Cuando Lucerito termino de elegir sus prendas Mayte insistió en ser ella quien pagará las cosas, y aunque las otras dos personas se negaban ante eso al final la castaña termino ganando el debate.

Salieron de la tienda para dirigirse al estacionamiento y emprender viaje a la casa de Mayte. Cuando llegaron se despidieron como siempre agregando un "nos vemos pronto" dicho por Mijares que extraño mucho a la Lascuráin, sin embargo decidió no darle importancia y dejar sus pensamientos de un lado.

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