Entrada al Infierno Primera parte

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El humo acre se levantaba sobre la ciudad de Kamakura, una sombra de lo que alguna vez fue. Edificios en ruinas, vehículos volcados y cuerpos despedazados formaban un paisaje de devastación. Un manto de sangre cubría las calles, como si la ciudad misma hubiera sido sacrificada en algún ritual oscuro. Kaede y Kouta avanzaban entre los escombros, pero sabían que no estaban solos. Las criaturas de Ahyma los observaban, ocultas entre las sombras, vigilantes.

—Nos siguen observando —murmuró Kaede, con los ojos fijos en un callejón oscuro—, pero no nos atacan.

Kouta, tenso, respiraba pesadamente. —¿Qué demonios está tramando Ahyma? Nos tiene en una situación incómoda, pero sigue jugando con nosotros...

Kaede apretó los puños, la ira quemándole las entrañas. —Es cierto. Desde que salimos del edificio, solo nos espían desde la oscuridad. Esto no tiene sentido. —Un destello de furia brilló en sus ojos—. Desearía poder entrar en la mente enferma de ese maldito y entender qué busca. ¿Qué gana con toda esta carnicería?

Kouta asintió, la desesperación calándole en los huesos. —Debemos informar a Nate de inmediato. —Apretó el dispositivo de comunicación—. Nate, aquí Kouta.

La voz de Nate se escuchó lejana, distorsionada por la interferencia. —¿Cuál es su situación?

—Hemos localizado el laboratorio donde se esconde Ahyma —respondió Kouta—, pero no hay rastro de Sagara. Estamos cerca de la entrada, pero... —Vaciló, sintiendo un frío en el estómago—. Nate, están tramando algo grande. El caos en la ciudad es solo el principio. El complejo es más vasto de lo que imaginé. Es como si estuviéramos a las puertas de una ciudad subterránea... Tengo un mal presentimiento, Nate. Incluso estoy temblando.

La señal comenzó a cortarse. —Kouta... Mantén la calma... —La voz de Nate se desvanecía—. Cuidado con...

—¡Nate! —gritó Kouta—. ¡La señal se está cortando!

La llamada se perdió en un chasquido. Kaede y Kouta quedaron en silencio, solos otra vez. Mientras tanto, en otra parte de la ciudad, Nate golpeaba la mesa con frustración. —Mierda... otra vez fallan las comunicaciones.

Mariko se acercó, con una mirada preocupada. —¿Qué ha pasado?

—Kouta y Kaede encontraron el laboratorio de Ahyma —respondió Nate, frotándose la frente—, pero hay demasiada interferencia. Solo podemos esperar que sobrevivan a esta misión.

Mariko entrelazó las manos sobre su pecho, susurrando una plegaria silenciosa por ellos. Afuera, el cielo ennegrecido por el humo parecía mudo a sus súplicas.

Kaede y Kouta continuaban su marcha, alcanzando un punto de control militar. Pero la escena ante ellos era un espectáculo macabro. Cuerpos mutilados yacían desparramados, las huellas de una masacre despiadada. La sangre cubría el suelo como un río oscuro, las caras de los soldados congeladas en expresiones de terror.

Kouta apartó la vista, con el estómago revuelto. —Dios... estas cosas han devastado la ciudad en un tiempo récord. —Sus ojos se clavaron en los restos—. Pobre gente... No merecían morir así.

—Lo peor es que bloquean nuestro camino —dijo Kaede, mirando los vehículos destrozados que obstaculizaban el paso—. No tenemos tiempo para rodear todo esto.

Kouta la miró. —¿Vas a usar tus poderes?

Kaede arqueó una ceja. —¿Alguna idea mejor?

—Eso podría atraer a esas cosas...

Kaede suspiró. —Si fuera así, ya nos habrían atacado. Ahyma nos está dejando pasar. —Extendió sus brazos, y con un esfuerzo visible, utilizó su telequinesis para despejar los escombros. Pero el esfuerzo la dejó débil, comenzando a toser.

Elfen Lied Beyond Kamakura's Fall: Memorias de la Ciudad PerdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora