D I E Z

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Me han jodido.

Para ser exactos, Seokjin se había jodido a sí mismo en gran medida. Había montado en el enorme pene del rey pirata como imaginaba que una puta haría: Desesperada y desvergonzada.

El recuerdo le apretó las pelotas, los pezones le hormigueaban, el estómago se le caía en picado. Enroscado en el suelo, con una horrible manta a un lado, admitió la verdad, aunque sólo fuera para sí mismo.

Quiero hacerlo de nuevo. Y otra vez. Y otra vez.

Pensó que conocía el hambre de su cuerpo, su forma y peso, sus bordes afilados y su profundidad cavernosa, pero sólo arañó la superficie. Ahora que había tenido una polla dentro de él, el picor se había metido más profundo de lo que imaginaba. Ardía en cada centímetro de él.

Halcón había salido a cubierta, y a la luz del amanecer, Seokjin hurgó en rincones y grietas, abriendo cajones. Sin embargo, no encontró ningún espejo, el que Halcón usó para afeitarse y recortar su sombra de una barba aparentemente encerrado con las armas.

Seokjin se rió de sí mismo por preguntarse si de alguna manera parecería diferente. De pie junto a la cama, que era menos lujosa de lo que parecía -el colchón había sido sorprendentemente duro bajo sus rodillas-, alargó la mano y la pasó por encima de la ropa de cama arrugada.

Su vientre se abrió de nuevo, la piel se enrojeció, a pesar de que una voz le advirtió que no debía sentir ninguna satisfacción por lo que había pasado. Especialmente considerando la clase de hombre que era Halcón. La mano de Seokjin vaciló, su sonrisa se desvaneció, la vergüenza llegó a tiempo.

Era una locura sentirse herido por la forma en que lo despidieron sumariamente. Después de que Halcón lo echara de la cama, volvió a su lugar en el rincón pegajoso con aceite y semen. Se había limpiado, sintiéndose mal del estómago.

Cuando se despertó, deseó que el semen aún estuviera dentro de él, que pudiera sentir la evidencia entre las puntas de sus dedos, aunque la crudeza hinchada de su culo le aseguró que no se había imaginado ni un momento. Ahora la culpa y la tonta esperanza se agolpaban dentro de él como el balanceo del barco en la marea.

¿Qué había pensado? ¿Que el maldito cambiaría algo de sus circunstancias, que Halcón lo mantendría cerca como un amante? ¿Que lo besaría?

Este era el hombre que había prometido destriparlo si el padre de Seokjin no pagaba el rescate. Por mucho que Seokjin tratara de no pensar en ese posible resultado, no podía esperar que el hecho de que Halcón se lo hubiera follado cambiara su fortuna.

Y aún así... Halcón había estado dentro de él. Había sido amable y alentador. Había observado a Seokjin con algo nuevo en sus ojos azules, una atención como si lo hubiera visto por primera vez.

被海盗绑架 [ NamJin ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora