Rechazos, rechazos ¡y más rechazos!

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—¡¿Rechazada?! ¡¿Otra vez?! —Courtney estaba decepcionada, irritada, triste, angustiada y entre muchas otras emociones negativas, realmente tenía la esperanza de que la aceptaran su currículum. —¿Pero cómo es posible? ¡Tengo un posgrado! ¡¿No es eso suficiente?! —

—Lo sentimos, señorita Courtney, pero no nos es posible aceptarla en nuestra fiscalía, verá... nosotros siempre tenemos la atención de las cámaras, y que una ex concursante de un programa de televisión que fue inmensamente popular en el pasado trabaje con nosotros, en nuestra fiscalía, turbaría la poca paz que tenemos. —Informó el secretario tratando de ser lo más respetuoso posible, ya que podía sentir una alta tensión en la chica, que esperaba no llegar a un conflicto con ella.

La morena suspiró, realmente tenía esperanzas de trabajar en la fiscalía, ya había entregado su currículum a tres órganos gubernamentales diferentes y al parecer, todos la rechazaban por una cosa en común: Drama Total.

No sabía qué hacer al respecto, ¿insistir?, ¿pelear por el puesto?, ¿hacer una denuncia...? No, eso ya lo había dejado atrás. Simplemente quería llegar a casa y descansar.

—Lo entiendo, señor... no se preocupe, puedo entender sus motivos. —Courtney se paró de la silla y salió de la oficina de aquél adulto mayor que la miraba con algo de pena.

La castaña logró notar la mirada del secretario, no quería que los demás la vieran con lástima, eso la hacía sentir débil, así que con todo el valor, alzó su mirada al frente, enderezó su espalda y caminó fuera de la oficina balanceando sus caderas al compas de sus pasos, lucía tal cual una gran reina a punto de dar su decreto: Jamás rendirse.

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—¡¿Te rechazaron de nuevo, Courtney?! ¡¿Cómo es posible?! ¡Tú eres increíble! Si fuera la directora de esa fiscalía te aceptaría en un dos por tres. —Una joven rubia de ojos verdes expresaba con toda indignación la noticia que Courtney le escribió por Whatsapp; obviamente la rubia prefirió llamarla antes que seguirle escribiendo para tratar de animarla, no quería que su querida amiga volviera a caer en su etapa irritante y depresiva.

—Gracias, Bridgette, pero ¡estoy bien! —Courtney trató de calmarla con una mentirilla blanca, obviamente la morena no se sentía bien con ello, pero tampoco quería ser una carga para Bridgette, ella ya tenía suficiente atendiendo a su bella familia (sí, familia) que formó con Geoff.

—¡Nada de eso, Court! Yo sé que no estás bien, por eso te invito a que vengas a mi casa, Geoff me acaba de informar que llegará algo tarde a casa, así que ¿porqué no aprovechamos algo de tiempo juntas? Siempre te la pasas trabajando en esos despachos y escribiendo montones de currículum, deberías descansar. —Propuso Bridgette con toda la ilusión de que convencer a Courtney.

La morena lo pensó, en cierta parte su amiga tenía razón, en esos últimos meses sólo pensaba en trabajar para ganar recomendaciones y experiencias para sus curriculum, todo eso la había desgastado bastante desde que se graduó de su posgrado, tal vez ver a Bridgette y pasar el tiempo con ella le sentaría bien, y no sólo con ella si no también con sus adorables hijos que ya consideraba como "sobrinos".

—Mm... está bien, pero si me dejas ayudarte a hacer la cena y con los niños, ¡siempre que te visito me tratas una duquesa! Las madres a veces necesitan ayuda y un descanso. —Regañó Courtney en el teléfono.

—¡Pero es que eres mi visita y mi amiga! No dejaría que... —

—¡Nada de peros! En unos minutos llego allá y pobre de ti si te veo haciendo la cena. —Interrumpió Courtney con toda autoridad para finalmente colgar.

¡Rebobinemos todo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora