☾ ˚𖥔 🎻 𝐄𝐥 𝐕𝐢𝐨𝐥𝐢𝐧𝐢𝐬𝐭𝐚 | 𝐊𝐨𝐤𝐮𝐤𝐚𝐢 ਏਓ ~

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Ya hacía mucho que Kaigaku tocaba en el bar de los de los Hashiras el cual estaba prosperando, era como si ese chico fuera un especie de brujo que atraía a la gente con la melodía de su violín. Cuando tenía 6 años quiso tocar la guitarra como cualquier chico cool que veía en las calles pero mientras fue creciendo más se daba cuenta de que la guitarra no era lo suyo, tenía potencial pero no en la guitarra.

Nunca hubiera esperado que su futuro en la música aparecería en forma de música clásica, más específicamente de la melodía de un violín que vio en televisión, desde aquel momento empezó a ahorrar para comprar un violín y aprender aunque sea por su cuenta, no importaba como fuera pero él iba a manejar ese instrumento sea como sea.

— ¡Muy bien, Kaigaku, cada día mejoras más en esto de la música! — Lo felicitó su abuelo quien se aproximaba a su nieto adoptivo sentado en la barra.

— Gracias, abuelo. — Le sonrió el menor.

— Hijo, voy a salir un momento, tengo que ver algunas cosas fuera del local, cuida de Zenitsu. No tardaré. — El anciano acarició la cabeza del menor y salió del lugar.

Kaigaku buscó a su hermano con la mirada, estaba con sus amigos, el frentón, el cara de cerdo, y la hermana del frentón por lo que se despreocupó y se fue a sentar en una mesa algo alejada del resto, necesitaba revisar las cuerdas amarradas del violín pues aún no había conseguido las cuerdas, total, funcionaban bien, no veía necesidad de comprar otras.

— Buenas noches, joven Kaigaku. — El mencionado levantó la mirada y se encontró con otra muy familiar.

— Señor Kokushibo. — Dijo casi en un hilo de voz, no esperaba encontrarse con aquel hombre en ese bar.

— Disculpa si te molesto. — 

— No, está bien, siéntese — El mayor hizo caso y se sentó frente al más bajo — Supongo que quiere hablar respecto a mis faltas, ¿No? — 

— Así es. — El hombre se acomodó su traje y le brindó al menor una mirada tranquila pero seria — Quiero que vuelvas con nosotros, te puedo pagar el doble de lo que ganas aquí — Sonaba decidido, pero Kiagaku no se miraba igual.

— Lo siento, señor, pero me gusta estar aquí — Mentira, le agradaba más el otro bar, se sentía más libre ahí pero ya se había comprometido a ayudar a su abuelo y no quería dar marcha atrás de la nada, eso se vería muy sospechoso.

— Si así lo quieres. —  El hombre sacó seis grandes fajos de billetes.

— Trato echo.  — Aunque no lo parecía ya tenía un plan echo. 

— ¿Qué vas a...? ¿¡QUÉ!? — 

Zenitsu estaba que se le caía la mandíbula de la impresión. Kaigaku había aceptado el trato de Kokushibo, su plan era trabajar en el bar de los Hashiras en las tardes, justo después de la escuela, y en las noches mientras su abuelo no estaba ir al de las Lunas.

— No te preocupes, todo está fríamente calculado, será como antes pero ahora voy a recibir ¡Más del doble! — Una sonrisa se coló por sus labios, pensar en lo rico que se volvería le hizo no arrepentirse de nada — Igual no te preocupes si nos descubren, ya pensaré en algo como excusa. — Zenitsu odiaba esa parte tan calculadora de su hermano, para cada situación tenía un plan incluso por más absurdo que sonara, eran raras las veces que no funcionaban y si eso pasaba pues ya tenía un plan B.

— ¿Sabes qué? — Interrumpió Zenitsu —  Yo diré que no sabía nada y te voy a dejar solo por imprudente. —

— Lo que eres es un llorón, ya verás como nos llevo a la gloria sin tu ayuda. — Kaigaku subía las escaleras mientras hablaba.

Zenitsu no tenía ningún buen presentimiento de todo esto, pero cuando Kaigaku estaba decidido, era porque de verdad estaba decidido y nada lo haría cambiar de opinión.

Se vienen cosas.