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El drama familiar en el que participé fue otro éxito de taquilla y me otorgó no uno sino dos nuevos contratos: me ofrecieron un papel principal en un drama de época (para mi consternación), Royal Wedding, y debutar en un musical llamado Celebration.
Este último me entusiasmó particularmente: era un desafío en el que estaba ansiosa por demostrar mi valía como fanática de los musicales. Shuhua también se regocijó por mí y me aseguró que correría al teatro tan pronto como saliera.
Ahora estaba en ascenso nuevamente: a pesar de los sentimientos encontrados de parte de la audiencia estadounidense sobre el cambio de imagen pública después de su actuación en la película de Chanyeol, todos se estaban enamorando de ella nuevamente y con más fuerza que nunca.
Les gustaba más así y se notaba: no pasaba semana sin que su rostro apareciera en tal tabloide. Los apreciaría a todos y leería los artículos alabando a mi amante una y otra vez. Estaba tan feliz y orgullosa de que volviera a encarrilar su carrera: Yeh Shuhua no estaba cerca de terminar, a pesar de los mejores esfuerzos de Suho.
Estaba radiante, disfrutando de su éxito, y me encantaba verla así, victoriosa. Le ofrecieron el papel de Anna Karenina en una adaptación cinematográfica de la novela de Tolstoy producida por Hyung-gu, quien renunció a Sunset y también se convirtió en autónomo.
Me alegré de que volvieran a trabajar juntos y estaba un poco celosa: a lo largo de los años, los dos se unieron y se apoyaron más que nadie que conozco, dos espíritus afines entrelazando sus destinos. Llegaron a verse en el set todos los días, para discutir y elegir proyectos juntos, para tener siempre a alguien con quien pudieran contar cerca.
Nunca trabajé con ninguno de ellos después de Mujercitas. y Dawn no era exactamente alguien a quien pudiera contarle todo. Siempre tuvo buenas intenciones conmigo, pero no me conocía, no del todo. Mi carrera se construyó en un camino solitario y, finalmente, me pasó factura. Pero en ese entonces yo era demasiado joven para sospecharlo, y me sacudí mis celos inocentes, especialmente porque Shuhua me proporcionó una distracción inesperada.
Después de firmar el contrato de Anna Karenina , estaba de humor para una celebración y nos invitó a mí y a Hyung-gu a un espectáculo de Byun Baekhyun en el Hollywood Bowl. Cuando me lo pidió, tuve que pellizcarme: ahora que ella volvía a estar en ascenso, invitaciones así no eran tan frecuentes. Más vale prevenir que curar y todo eso.
ー¿Eso es incluso una pregunta?ー Dije, entrelazando mis brazos alrededor de su cuello. ーPensé que nunca lo preguntarías.
La besé, ebria de felicidad. Sabía que Hyung-gu también vendría, pero sabía que era una especie de cita pública. Por supuesto, una cita en la que no podemos tomarnos de la mano ni hacer ninguna de las cosas que las parejas de enamorados suelen hacer cuando salían juntas, pero aun así fue refrescante: ella todavía quería que la vieran conmigo fuera de las cuatro paredes de nuestros lugares. No sé si alguien entenderá lo que significó no haber vivido esos años o no haberse visto obligada a ocultar una relación.
