¿Y tú quien eres?

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Me desperté asaltada en la cama, realmente había tenido un mal sueño, una pesadilla.

Miré el reloj.

Chst que fastidio eran las cuatro de la mañana y ya no deseaba dormir más.

-Bueno, iré a beber agua, quizás así vuelva a tener sueño- me levanté con gran esfuerzo: soy una gran perezosa.

Mientras iba por el pasillo de mi casa, recordé el capítulo de un programa que ví, así que decidí cantar.

-Auch!- solté un taco y me agaché- ¡Mierda! Me hice daño- así que el último tramo hacia la cocina lo hice cojeando.

La cocina de verdad daba miedo: toda silenciosa. El frigorífico tenía de todo, excepto dulces y azucares.

-Dios que casa- cerré con desprecio la puerta.

La oscuridad y el silencio se apoderaron de la habitación. Cerré los ojos, pensé que me quedaría dormida de pié.

Escucho a lo lejos como un pequeño lloro, no como el ds las peliculas de terror, si no como...

-¡Ah! Un perro- dije sorprendida de verdad al ver un cachorro alado de la puerta principal por fuera.

Me asomé, ¿realmente era un perro?

-Como ha llegado aquí?- Abrí la puerta de la entrada, el perro se despertó y echo a correr.

Yo corrí detras de él, en ese momento creo que no pensaba con claridad.

Lo atrapé facilmente, realmente estaba tirirando. Me lo llevé a casa.

Quizás alguien se había despertado. Me equivoqué.

Ya en la habitación, lo metí en cama conmigo, pobre seguía llorando, aunque ya empezaba a entrar en calor.

Volví a despertarme de la pesadilla, joder el mismo mal sueño otra vez. El perro a mi lado dormía.

Las siete de la mañana, bueno, no está mal.

Intenté despertar al perro, nada. Lo cojí en brazos y lo llevé a la cocina. Como no sé qué comen los perros, aparte de pienso, le hice una hamburguesa. En cuanto la empecé a hacer, el perro despertó y se empezó a mover de un lado a otro.

Comía como si no hubiese mañana.

-Como no tengo nada que hacer,cme pondré a viciar al ordenador. Pero antes te voy a lavar, que estas muy sucio- le dije al perro- Osh perfecto ahora hablo con perros, bueno, es mejor que hablar sola- me reí de mi misma.

Preparé el baño para el perro, pero me dio envidia y me bañé con él.

-Hacía tiempo que no me bañaba- el perro intentaba comer la espuma- ¿Pero que haces? La espuma no se come, si no te hará daño, después te daré más comida si tienes hambre- por un instante pensé que me había entendido, pues había asentido con la cabeza. ¡Yo, ya alucino!

Las cinco de la tarde, hora de viciar sin parar.

-¿Perrito?¿Dónde estas? Ven a ver a mis oppas- dije cojiendolo.

Creo que este perro me entiende estuvo conmigo hasta las diez viciando, de vez en cuando le daba galletas de comer, quizás por ello se quedaba.

-Bueno, por hoy se acabo esto- Es raro, pues suelo estar hasta muy tarde viciandome. Mañana tendría que salir a comprar comida al perro. También debería ponerle nombre.

-Vente, vamos a dormir. A ver que nombre te pongo- Pensé mucho, pero no se me paraban de ocurrir nombres de oppas o nombres ridículos.

-¿Tienes cara de nombre asiático?¿Eh?- el perro me miraba extraño- No, claro que no. Pero solo se nombres de oppas...joungmin...nah...jeongmin...tampoco- despues de decir trillones de nombres, me decante por Rin y Kuro.

Te quedarías a mi lado?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora