El pasado.
Las flores habían comenzado a florecer en el jardín trasero del castillo, dejando un olor fresco y dulce.
Ella lo recordaba a la perfección; la primera vez que la vio.
La joven se encontraba escondida detrás de las puertas del establo, mirándola preparar al semental negro que había sido llevado hace unos meses atrás a Desembarco, después de que Lord Tully lo enviara como regalo a la princesa Rhaenyra por su onomástico número catorce.
Rhaegor era salvaje.
No dejaba que nadie lo montara. Había herido a otros mozos que Otto Hightower había conseguido, y que pocos llegaron a acercarse a el, cuando la joven observo a una chica cepillar su melena no pudo evitar curiosear.
—Es mal visto espiar a las personas —gritó, sonriendo de lado al mismo tiempo que pasaba el cepillo por el pecho de Rhaegor. Pisó fuerte con el talón con mal humor.
Sonrió de lado al ver el destello de cabello rubio platino de la figura de la joven apresurarse a esconderse al percatarse de haber sido atrapada.
—Tenemos a una invitada sorpresa —murmuró al semental. —Es mejor que salgas de tu escondite, pequeña —dijo, lo suficientemente alto para que la desconocida la escuchara—. Rhaegor se pone salvaje con personas desconocidas.
Escuchó como la desconocida maldijo antes de dejar escapar una pequeña exhalación frustrada; por la visión periférica de la pelirroja, la vio salir cerca de una de las pilas de heno.
—No me gusta que la gente me espie.
Ella jadeó indignada.
—Yo no estaba haciendo tal cosa.
Un destello de diversión se reflejó en sus ojos. —¿Y quién es usted, señorita…?
Ella apretó los labios.
—Rhaegor es mío. Además, la ofendida debería ser yo no tú.
La joven río entre dientes.
—Y por supuesto que no responderé a tu pregunta —respondió, un tanto ofendida.
Ella se dio la vuelta al mismo tiempo que dejaba un lado el cepillo. La atención del semental se mantenía en aquella joven encapuchada, no le agradaba su presencia pero tampoco se sentía amenazado por ella, el ya sabía de quién se trataba. En cambio, ella no le agradaba su presencia.
—¿Eres acaso una ladrona? —preguntó con un deje de diversión.
Ella sabía que aquello no podía ser verdad, aunque estuviera vestida como una ladrona. Estaba vestida con ropas viejas y desgastadas que le quedaban de forma holgada. Sus botas eran negras y de cuero, y aún manchadas de barro se podía notar lo costosas que eran. Aún con todo eso, no parecía una ladrona, agregando la estricta seguridad del castillo y una simple niña no podría colarse.
—¿Disculpa? —preguntó indignada por tal juicio—. La que hace las preguntas aquí soy yo.
Aquello la hizo mirarla con diversión.
—¿Que ganaré a cambio de responderle a alguien que ni siquiera sé su nombre?
Eso pareció desesperar a la joven.
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Una Hightower enamorada de una Targaryen.
Fanfic«Alicent nunca deseó causar la muerte de Rhaenyra. Cuando llegue a mencionarla en nuestra última conversación, la describió con miedo de llegar a ser escuchada. "Ella era simpática y hermosa", me dijo. Alicent deseaba que su amor perdurara y jamás s...