Cap: 12💘

1 1 0
                                        

¿Saben en ese momento donde tu mente deja a tu cuerpo para poder ver tus acciones, tus reacciones a la vida y ver cada cosa que haces y error que cometes? ¿Si? Bueno eso es exactamente lo que me esta sucediendo en este momento. No se como explicarlo, quizás no entendieron lo que trate de decir, pero al menos yo si ne entendí.

O al menos eso quiero creer.

Estoy en medio de un transe donde el tiempo se paralizó para mi. Donde solo veo mi cuerpo sentado al lado del chico que me gusta, que me mira con dulzura y cariño, mientras que yo seguía callada.

Después su confesión, diciendo que se había inspirado en mi para crear un lugar tan maravilloso como este, no sabía que decir o que hacer. Sentí la necesidad de decírselo. Decirle cuan especial era eso para mí y que estaba muy agradecida por ello. Pero eso me aterra, porque me siento muy estúpida al pensar en que decir o hacer. Es como si yo misma me cuestionase todo lo que hago y digo y nada me gustará o no valorara quien soy y como manejo mis sentimientos.

Aun seguía sentado a mi lado mientras miraba cada parte de mi rostro, contemplandome. Esperando una respuesta, una señal, algo que pudiese decirle que yo me sentía bien con lo que había dicho, pero simplemente me había quedado atónita No sabía que decir, y el lo estaba notando. Me había quedado muda y el se estaba dando cuenta.

Madre mía, que lío.

Ese era el efecto que causaba Shanne en mi. Cada vez me sorprendía más. Cuando me decía algún cumplido, o algo lo hacía de corazón sinceramente y eso era exactamente lo que me dejaba en desventaja ante él. Sin poder decirle o devolverle un cumplidos, sin poder responde a sus preguntas inesperadas, o sus palabras sabias y significativas. Me dejaba sin espacio en mi mente, porque lo único que ocupaba mi cerebro las veinticuatro horas de el día eran él y sus palabras.

Si su presencia de por sí me dejaba en blanco, se pueden imaginar como me dejaban sus palabras. Parecía que llenará el almacenamiento de mi cerebro. Cada palabra que decía, cada una de ellas de incrutaba en mi corazón y de ahí no salían tan fácilmente.

Es más, dudo que alguna vez alguna de ellas salgan de mi cabeza.

Dudo que alguna vez él salga de mi cabeza...

Asi que ahí estaba yo. Justo al lado de él con los labios entre abiertos y las mejillas encendidas. Me había dado cuenta de que había perdido la batalla y no encontraba mis cuerdas vocales.

-¿Sabes?-dijo él interrumpiendo mis pensamientos-. Me esta rugiendo el estómago-soltó una pequeña carcajada antes de mirar la hora en su reloj de mano-. Ya es un poco tarde, supongo que por eso ha despertado la bestía hambrienta en mí.

Se levanto del asiento y se rasco la parte de atrás de la nuca. Yo me quedé contemplandolo en silencio.

Vaya que el descarado era hermoso.

Voltea su vista y la dirige hacia mí.

-¿Tienes hambre?

Parpadee varias veces. Aún seguía en mi transe, y estaba embobada con él.

Vamos Yael, di algo. Muévete.

¿Eh?

Te ha preguntado algo, deja tus pensamientos de un lado y céntrate.

Ah, si, si, tienes razón. Lo siento.

-¿Entonces?-preguntó dudoso-. ¿Vamos a comer algo?

Me iba a negar porque la verdad aún sentía que tenía que responder a lo que había dicho. O al menos decirle y agradecerle por ser tan amable y caballeroso de traerme aquí, pero la verdad era que a mi también se me estaba contagiando algo de esa hambre y ya saben lo que dicen; a barriga llena, corazón contento. Y la verdad es que uno piensa más rápido con el estomago lleno.

Cuánto Cliché ¿No? 💘 [En Curso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora