Capítulo uno

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Baekhyun acarició con suavidad la carita de Eun, que estaba durmiendo en la cuna móvil. Aeri dormía en la cama abrazada de Manny, un oso morado, y el único regalo por parte Chanyeol cuando cumplió un año.

Una lágrima solitaria cayó por el rabillo de su ojo y rápidamente la limpio, no quería llorar más por aquel hombre que le prometió muchas que jamás cumplió.

Como le dijo a Sehun, no le importaba si se moría, Aeri apenas recordaba que tenía otro padre y Eun era solo un bebé.

La puerta de su habitación se abrió suavemente y se volteó a ver, encontrándose a su madre con una taza de té en sus manos.

— Te traje un té de fresas, era lo que te gustaba antes de ir a dormir cuando te sentías estresado en las semanas de exámenes escolares.

Baekhyun sonrió tristemente, acercándose a su mamá y tomando la taza en sus manos, luego caminó hasta en el pequeño sofá de dos plazas, justo enfrente de la cama, y se sentó con cuidado de no derramar el líquido caliente.

— ¿Quieres hablar?

Él más joven miró a su mamá y luego bajó la vista al suelo.

— ¿De qué? ¿De cómo fui un tonto por  enamorarme de un hombre casado, marcharme con él a la ciudad para ser el amante con el que tuvo dos hijos y a los que ni siquiera le importa? ¿De cómo le creía siempre cuando decía que se divorciaría de su esposa para estar con nosotros?

— Baek...

— Estoy tan cansado de llorar por él, mamá. — El primer sollozo salió del joven. — Siento que lo único bueno que salió de aquella relación fueron Aeri y Eun.

— Y lo son, hijo, Aeri y Eun son dos preciosos niños. — Su madre se sentó a su lado, pasando un brazo por sus hombros.

— Debí marcharme de ahí hace tres años cuando me di cuenta de que cada vez que Chanyeol iba al apartamento luego del nacimiento de Aeri, él no quería estar cerca de ella nunca e inventaba cualquier excusa para no tomarla  en brazos. — Baekhyun se lamentó, apretando la taza en sus manos, sintiendo la calidez de ella. — Pero me quedé pensando que a medida que pasara el tiempo él por fin le daría atención, sin embargo, comenzó a aparecerse solo en las noches cuando ella estuviera durmiendo, para que pueda atender sus necesidades, y lo mismo pasó con Eun, pero con él no tuvo la decencia de conocerlo.

— Está bien, Baekhyun, estabas enamorado de aquel sujeto y es entendible. Pero después de tanto tiempo estás finalmente de vuelta en casa, tienes dos preciosos hijos y recuerda que con tu padre siempre te vamos a ayudar y apoyar.— La mujer acarició la espalda del joven, dándole consuelo.

Baekhyun lloró tratando de contener sus gritos y no despertar a sus bebés. Las lágrimas caían sobre su té.

— ¿Crees que debería ir a verlo una última vez? — Preguntó de repente y levantó su mirada llorosa para ver a su madre. — Sehun dijo que tal vez podría morir y...

— Es tu decisión, hijo. Lo que sea que elijas, está bien. Y si decides ir, tenlo por seguro que cuidaré de mis nietos.

— Lo pensaré... — Respondió el más joven, ambos se quedaron sentados en el sofá y la mujer cambió de tema contándole que pronto comenzaría la temporada donde las plantas de fresas darían sus frutos.

Strawberry smell.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora