CAPITULO 23

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Ya solo faltaba un día para la emboscada, en el campamento preparaban los barcos de guerra, de escape también a los dragones, los jinetes tranquilizaban a sus dragones dándoles premios mientras le ponían los arneses era sorprendente ver que hace unos meses se querían matar entre ellos, pero ahora eran compañeros. Los jefes y unos cuantos soldados tomaban una hidromiel para algunos la primera para otros probablemente la última.

Mientras todos se organizaban lejos de ese caos en un rincón profundo del bosque dos amantes compartían un momento apartados, Práxedes mantenía entre sus brazos a Hiccan ocultando su cabeza en el cuello de esta.

- Mi amor que sucede, estas callado, - acaricio su cabello-. Pero no hubo respuesta de parte de él,- estas preocupado por mañana, ¿aun temes que algo pueda pasar?

- ¿tú no?

- No, realmente no, todo saldrá bien y volveremos además si algo pasara Dhalia estará ahí y tú me protegerás como siempre lo has hecho y lo harás no tienes que preocuparte.

- ¿y si no logro llegar a tiempo?, mi mayor miedo es no llegar a tiempo y no salvarte, porque estaré perdiendo a mi esposa, a la madre de mis hijos y a la mujer que amo, eso me atormenta cada noche y me perturba ahora, y solo quiero volver a nuestra isla ser solo nosotros tú, yo y los niños sin esta estúpida guerra.

- Oye, - se volteo para quedar frente a frente-, no pasara eso no pienses en esas cosas, hey mírame saldremos de esto y volveremos a casa seremos solo tú, yo y los niños, y los demás ya no importaran, entiendes

- Si tratare, - envolvió sus manos con las suyas.

Hiccan quito suavemente su mano derecha para acariciar la mejilla de Práxedes y tranquilizarlo, libero su otra mano para tener mejor control del rostro de su amado y prosiguió a darle un delicado beso en sus labios que Práxedes repitió y repitió, pero esta vez fue mucho más intenso que el otro, pronto ambos se sumergieron en un apasionado beso a la vez que Práxedes acercaba el cuerpo de Hiccan hacia el suyo para sentir su calor, sus manos recorrieron la espalda de Hiccan desabrochando su vestido dirigió sus manos a la cadera de su esposa moviéndola por encima de su erecto miembro, Hiccan noto la erección de Práxedes se separó del beso y comenzó a intensificar el vaivén de su cadera mientras redirigía los labios de Práxedes a su cuello y a sus senos. Ambos estaban llegando al clímax que llevo a Hiccan a empujar a su esposo en la espesa hierba dejándolo a su merced aprovechando acariciar su torso para encaminarse a su pantalón o mejor dicho lo que había dentro de este y dejarlo expuesto.

Lentamente Hiccan se acomodó y bajo su cadera para auto penetrarse, tardo un poco al acostumbrarse a esa posición, por lo general él era el que estaba encima de ella pero ultimadamente a él le gustaba, las embestidas comenzaron a un ritmo ameno ahora se habían intensificado, Práxedes no se quedó atrás agarro con ambos manos su cintura asegurándose que no parara, los dos se sentían en el paraíso estando unidos, pronto se sintió una leve brisa fresca provoco que Hiccan temblara, enseguida se levantó ligeramente sacando sus alas envolviendo el semidesnudo cuerpo de su esposa asegurándose de que no tuviera frio, las embestidas siguieron cada vez más intensas y el momento llego, el adorado momento donde ambos se sentían completos y unidos.

- Aja,-jadeo-, eso fue fabuloso.

- Si concuerdo.

- ¿tienes frio?

- No, justo ahora no, ¿quieres hacerlo otra vez?

una sonrisa pervertida se formó en el rostro de Práxedes para después proceder poner a Hiccan debajo de él y afianzar sus manos, - por supuesto que si-.

DURANTE LA MADRUGADA

Todos en el campamento ya estaban listos para salir y los escuadrones de ataques aéreos estaban listos para volar, e Hiccan estaba con los lideres de cada escuadrón una vez terminada su sesión todos se retiraron excepto Heather que se quedó.

- Snif, snif,- achuuu

- ¿Atrapaste un resfriado?

- Algo así se mi quitara de todos modos, casi ni se nota.

- Mmm...que hiciste para resfriarte, dormiste afuera.

- Algo así.

Heather comenzó a caminar al lado de Hiccan como viejas amigas y de casualidad de lejos vio a Práxedes en su forma de dragón soltando un estornudo y de inmediato junto las piezas, volteando a ver Hiccan, captando la atención de esta.

- No te pases, ¿lo hicieron al aire libre?

Hiccan volteo a taparle la boca y llevársela a una tienda.

- Podrías callarte, te podrían escuchar.

- Oops, perdón, pero como fue, no fue incomodo ya sabes por las hierbas y como se acomodaron para...

- YA BASTA, eso es personal Heather además no deberías estar con tu escuadrón.

- Si si debería, pero solo me quedare a cuidar la retaguardia, además no he tenido acción en los últimos meses tu y Nirelle son las únicas quienes tuvieron acción.

- ¿Qué?

- Si ella a veces lleva a otros dragones a la tienda en su forma casi humana, lo cual me alegraría por ella pero lastimosamente compartimos la misma tienda así que es una experiencia traumante.

- Esta bien, no quiero escuchar lo que hace en las noches, pensé que ya te habías enredado con algún chico.

- Ja yo con uno de ellos son como niños dando sus primeros pasos torpes e ingenuos, y ninguno me llama la atención bueno tal vez uno , además la mayoría de ellos están mas fijados en ti, en especial alguien llamado Aster,- al terminar de decir ese nombre Hiccan cambio su expresión.

- Basta, eso no es algo para hablar a la ligera.

- Lo siento, me sobrepase solo quería alivianar el ambiente.

Hubo un silencio incomodo entre ambas mujeres hasta que Hiccan hablo.

- Tienes claro lo que debes hacer.

- El semblante de Heather cambio a uno serio. - si, quedarme en la retaguardia y proteger a Dhalia, Nirelle y yo no le quitaremos los ojos de encima.

- Exacto, confió en ti.

Heather se levanto de su silla agarrando su hacha pero antes de retirarse se dirigió a Hiccan.

- Hey antes de irme, cuídate y mas vale que regresas viva.

- Lo mismo digo.

Ambas se retiraron sin antes darse un abrazo, pero sin despedirse, ellas creían que eso no era necesario porque se volverían a ver.

EN EL LUGAR DE LA EMBOSCADA

Los lideres de escuadrones se habían acomodado en un peñasco, un lugar perfecto para un ataque sorpresa. Aster Hofferson desde hace tiempo había intentado acercarse a Erika y casi lo conseguía al menos eras lo que pensaba, así que aprovecho que estaba cerca de ella y hablarle, al acercarse el furia nocturna le lanzo un gruñido pero Erika lo calmo.

- veo que tienes gran dominio con el furia nocturna

- si es alguien muy importante para mi

- y como crees que nos vaya en esta misión de contraataque

- mientras todos obedezcan y no se hagan los héroes todo saldrá bien

- y si después de esto qué tal si tomamos algo juntos y celebrar.

- yo no celebro antes de tiempo es de mala suerte

- bueno solo decía que tal vez...

- a callar-miro a lo lejos barcos de Drago- ya es hora.

EL DESPERTAR DEL DRAGONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora