Capítulo 7: Todo lo que Necesito de Ti

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—Cuéntame tu historia— susurró Jimin, su voz débil pero decidida. —Dime cómo llegaste a ser así...

Jungkook respiró hondo, preparándose para revelar las sombras de su pasado. 

—Fui engendrado en las artes oscuras, concebido para ser mostrado en una feria de fenómenos como el hijo de Lucifer. Pero fueron mis captores, mis padres, quienes dañaron mi rostro y mi alma. Ellos me enseñaron solo el dolor y el sufrimiento, y me robaron la capacidad de amar y ser amado.

Jimin escuchó con el corazón encogido, sintiendo el dolor que residía dentro de Jungkook. Pero en lugar de dejarse vencer por la tristeza, su amor por Jungkook se fortaleció, y se prometió a sí mismo que haría todo lo posible para sanar el alma atormentada de su amante.

—Te sacaré de aquí. Ven a la superficie conmigo. Al mundo exterior— prometió, sus dedos entrelazados con los de Jungkook. —Nos curaremos el uno al otro y construiremos un futuro donde el dolor y la oscuridad no puedan alcanzarnos.

Jungkook asintió con la cabeza, permitiendo que un rayo de esperanza iluminara su corazón. Juntos, enfrentarían sus demonios y aprenderían a amarse, sin importar cuánto tiempo o cuántas lágrimas tomaran.

La luz del amanecer llenó la cripta, bañándolos en un cálido resplandor mientras se aferraban el uno al otro, decididos a superar las sombras de su pasado y encontrar la paz y el amor que anhelaban.

Y en ese momento, en las penumbras de la cripta, Jungkook hizo una promesa silenciosa a sí mismo y a Jimin. Haría todo lo que estuviera en su poder para superar la oscuridad que lo perseguía y encontrar una manera de proteger y amar a Jimin como se merecía. Aunque su alma estuviera atormentada y confundida, nunca se rendiría en su búsqueda de redención y amor verdadero.

Sin embargo, a medida que el sol se elevaba en el cielo, la realidad de su situación comenzó a asentarse. Aunque sus almas estuvieran destinadas a encontrarse, el mundo exterior no les permitiría estar juntos sin consecuencias. Jungkook era un paria, un monstruo a los ojos de la sociedad, y cualquier conexión con él pondría en peligro la reputación y la vida de Jimin.

De repente, se sintieron atraídos el uno al otro con una urgencia desesperada, como si cada segundo que pasaba pudiera ser el último que compartieran juntos. Sus labios se encontraron en un beso apasionado, sus manos explorando frenéticamente el cuerpo del otro, buscando grabar cada detalle en su memoria.

Jungkook saboreó la suavidad de la piel de Jimin, la manera en que sus músculos se tensaban bajo sus dedos, el sonido de sus jadeos en su oído mientras la intensidad de su encuentro aumentaba. Jimin, a su vez, se aferró a Jungkook, como si pudiera aferrarse a la oscuridad que lo rodeaba y darle fuerzas para enfrentar el futuro incierto.

Pero al final, en la cima de su repentino beso, la verdad se volvió ineludible. No podían escapar de su destino, por mucho que lo deseasen. Con los corazones pesados, se separaron y se vistieron en silencio, cada uno consciente de la inminente despedida.

—Debe haber alguna manera —murmuró Jimin, desesperado. —Alguna forma en que podamos estar juntos sin que el mundo nos persiga.

—No lo sé —admitió Jungkook, su voz quebrada por la emoción. —Pero no importa lo que suceda, nunca te olvidaré. Eres la luz en mi oscuridad, mi razón para seguir luchando.

—No quiero irme ahora— rogó Jimin. Sujetándose a su oscuro amante—. Me quedaré aquí, para siempre. A tu lado. Viviendo eternamente entre los espíritus del teatro. 

Jungkook deseaba con cada parte de su torturado ser que las palabras de Jimin pudieran hacerse realidad. Pero sabía que nunca podría suceder. Jungkook no pertenecía a su mundo. Atraparlo en este infierno era como privar a la más hermosa criatura de un mundo infinito. 

Con lágrimas en los ojos, se abrazaron fuertemente una vez más, antes de separarse y enfrentar la realidad que los esperaba fuera de la cripta. Aunque el destino parecía conspirar en su contra, el amor que compartían era indomable, y cada uno juró en secreto luchar por la felicidad del otro, sin importar el costo.

—Debes subir. El hombre adulador debe estar buscando por ti. Todos, en realidad, deben estar buscando a la estrella del teatro.

Jimin asintió, secándose las lágrimas. —Prometo encontrarte de nuevo y hallar la manera de llevarte conmigo a una vida feliz, lejos de estas catacumbas.

—Te esperaré entonces, mi ángel de la música —respondió Jungkook, con una mezcla de tristeza y esperanza en su voz.

A medida que la oscuridad se apoderaba del ambiente, Jungkook condujo a Jimin por los intrincados pasadizos de las catacumbas, sosteniéndolo cerca de su pecho, acariciando suavemente la piel de su brazo. El aire estaba impregnado de una tensión densa y sombría, como si las mismas paredes susurraran oscuros secretos.

Mientras avanzaban, la luz de las antorchas danzaba en las paredes, proyectando sombras alargadas y distorsionadas, que parecían retorcerse y fusionarse entre sí. El silencio se rompía sólo por el sonido de sus pasos y las respiraciones entrecortadas de Jimin, cuyo rostro reflejaba un tormento contenido.

Jungkook sintió un estremecimiento recorrer su espalda al sentir la cálida respiración de Jimin en su cuello. Un deseo ardiente de arrastrarlo con él crecía en su interior, una lucha interna entre su devoción y su egoísmo. A pesar de sus más profundos anhelos, sabía que, por el bien de Jimin, debía dejarlo ir.

Finalmente, llegaron a los aposentos de Jimin, donde la luz se filtraba a través de las rendijas en la puerta, como si fuera una invitación a la libertad. Jungkook lo dejó en la cama con cuidado, sus manos temblorosas al rozar la piel de Jimin.

—Este es nuestro adiós, por ahora —dijo Jungkook, su voz llena de emoción—. Pero recuerda que estaré aquí, en las profundidades del teatro, esperando el día en que podamos estar juntos.

Jimin se levantó lentamente, sus ojos llenos de amor y tristeza. 

—No temas, mi ángel de la música. Encontraré una manera de liberarte de esta prisión y juntos seremos felices.

Con un último beso apasionado y lleno de promesas, Jimin se adentró en sus aposentos y cerró la puerta tras de sí. Jungkook, consumido por la tormenta de emociones y deseos, se apoyó en la pared, su cuerpo temblando de pasión y angustia.

Mientras las sombras bailaban a su alrededor, Jungkook se sumergió en la oscuridad de sus pensamientos, debatiéndose entre el amor y la posesión, la libertad y la condena. ¿Cuál sería el camino correcto para él y para Jimin?

En el abismo de su mente, las imágenes de Yoongi y Jimin juntos le torturaban, haciéndole temer por un futuro en el que su amado no regresaría. Pero al mismo tiempo, la idea de condenar a Jimin a una vida de soledad y oscuridad en las catacumbas era insoportable.

Jungkook, perdido en su tormento, se dejó caer de rodillas, su corazón desgarrado por la indecisión. En ese momento, prometió que encontraría la fuerza para decidir, para enfrentarse a la encrucijada que lo consumía. ¿Liberaría a Jimin para que viviera su vida junto a Yoongi? ¿O lo condenaría a un infierno eterno, atrapado en las paredes del teatro? Sólo el tiempo, y su amor verdadero, lo dirían.


***

AMO EL TORMENTO DEL FANTASMA. DIOS ES TAN LO LLAMATIVO DE TODA SU HISTORIA. 

Yo deseaba tanto que Christine aceptara sus profundos sentimientos. Yo quería que ella buscara una manera de estar juntos. El fantasma era su verdadero destino. AH, no, el vizconde, la cosa, jajajajaajaj. 



Angel of Music; [JiKook AU] [Adaptación del Fantasma de la Ópera] CULMINADA ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora