¡ dos !

777 97 2
                                    

— ¿Tú crees que Jimin está bien, Somi? — Giselle llamó la atención de la rubia, que engullía como si no hubiese un mañana ramen instantáneo y le prestaba poca atención a algo que no fuese su comida.

Levantó la vista cuando su mejor amiga la llamó, y la pelirroja le apuntó a Jimin con unos de sus palillos mientras levantaba una ceja. Somi se fijó, con la boca llena, en Jimin, quien miraba un punto muerto entre ellas dos, con un envase de arroz con kimchi a medio comer y tan ensimismada que Somi por un momento pensó que estaba durmiendo, ya que no la veía los ojos por el largo cabello.

Pero Jimin, lenta como una tortuga, tomó entre sus palillos un poco de arroz y lo subió lentamente hasta la altura de su boca, intentando comerlo, pero antes de siquiera llegar a sus labios, el arroz se había escurrido hasta el envase nuevamente, parte de la mesa y de sus pantalones, y Jimin ni si quiera había puesto los palillos en su boca cuando ya había masticado.

Somi miró a Giselle, masticando todo el ramen que tenía en la boca antes de hablarle.

— Sí, claro que sí —Somi asintió, con los ojos abiertos y volviendo a su comida, esta vez para llevarse un par de salchichas a la boca. Giselle miró a Jimin por dos segundos más, la azabache ni cuenta se había dado de que el arroz había caído a su pantalón, pero tal vez estaba tan acostumbrada a Jimin con su torpeza, que se encogió de hombros y se llevó una porción de fideos a la boca, sin dejar de mirar con una sonrisa tierna la actitud de la más alta, escuchando a duras penas a Somi y respondiéndole con monosílabos.

Jimin, mientras tanto, se sentía tan ensimismada que las voces de sus dos mejores amigas se escucharon tan lejanas para ella, como pequeños murmullos indescifrables.

¿Por qué carajos esa tal Minjeong la había dejado tan mal? Jamás le había pasado anteriormente, ni si quiera con sus ex-novias y ex-novios.

Y Jimin realmente no lo entendía, no entendía porqué había encontrado tan bonita a Minjeong, cuando no era para nada su tipo. Minjeong era casi tan alta como ella, lo había comprobado cuando la chica le extendió la mano y notó que era alrededor de cuatro o cinco centímetros más baja que ella, mientras a Jimin le gustaba apoyar la barbilla en la cabeza de sus parejas cuando les abrazaba. Minjeong tenía las manos más grandes que ella, cuando a ella le gustaba envolver la mano contraria al entrelazarlas.

Minjeong era una mujer, y Jimin nunca antes había sentido todo eso tan rápido por una mujer, ni tan profundo, con solo haberla visto diez minutos. Ni si quiera con un hombre había caído tan rápido.

Jimin sacudió la cabeza, saliendo de sus pensamientos al sentir como algo impactaba contra su mejilla derecha. Fijó su vista en Giselle, que con una ceja arqueada y una uva en la boca, la miraba extrañada, mientras tanto, Somi se engullía tres de las uvas que Giselle tenía en la mano de una, aspirándolas desde su propia mano como una aspiradora.

— ¿Qué pasó? —preguntó extrañada, y mirando como sus dos amigas rodaban los ojos. Somi la apuntó con uno de sus palillos sus propios pantalones. Y ella, bajando la vista, quiso realmente golpearse el rostro hasta sacarse un diente al ver su pantalón favorito manchado con el aceite del arroz.

— No sé, dinos tú —Somi se encogió de hombros, recibiendo un golpe de Giselle cuando volvió a robarle una de sus uvas — Estás más rara de lo normal.

Uchinaga asintió. Y Jimin negó con la cabeza mientras tomaba una servilleta y se quitaba los granos de arroz de su pantalón con cuidado e intentaba limpiar la pequeña manchita, rindiéndose al cabo de unos segundos al darse cuenta de que sólo saldría si su madre lo metía a la lavadora.

Miró su teléfono por curiosidad. Percatándose de que ya eran más de las cuatro de la tarde.

Leeseo.

kindergarten girlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora