La misión
Es de día, aún no amanece pero ya sé que es hora. Ya estoy lista, me puse mi uniforme militar negro, ahora siendo superior necesitaba un color distintivo y solo estaban colores gris y negro, pero para mi mejor comodidad decidí el negro, ese color me hacía recordar mis mejores tiempos... Me até el cabello en una coleta, llevaba una cadena algo ancha, unos anillos que ayudan mucho y los guantes que solo cubrian hasta mis nudillos dejando mis dedos descubiertos.
Ya estaba camino a la base, Alice aún no salía de casa y sólo estaban Dylan y George esperandome para comenzar a organizar todo, así cuando llegaran Alice, María, Bethany y Kevin nos iriamos y comenzariamos la misión.
Durante el camino mi mente estaba en blanco, no sé por qué no iba pensando en nada, era cómo una sensación que yo misma me provocaba, no queria recordar nada del día anterior, mi casi suicido, lo que dijo Dylan, la inesperada aparición de Jack y sus acusaciones contra Alex.
Eran cosas que me dañaban solo recordar, por eso decidí no pensar en eso, y sin eso, mi mente no tenia en que pensar.
Sentía el viento frío en mi rostro, respiraba el aire congelado que helaba parte de mi nariz y mi vía respiratoria, caminaba a un ritmo lento y tranquilo, no llevaba prisa, mi mirada iba algo inclinada hacia abajo, mis manos en mis bolsos del pantalón y mis pasos en dirección al noreste.
Avance todo el recorrido como el primer día que conocí al escuadrón donde Alice me guiaba y yo la seguía desconociendo el camino.
Al llegar al callejón abrí la puerta para subir por las escaleras y llegar al tercer piso para estar enfrente de la entrada a la base.
Abrí la puerta y pude ver a los dos soldados en sus sillas de espaldas uno al otro tecleando en sus computadoras muy concentrados, al oír el ruido que provocó mi entrada ambos dieron un sobresalto y Dylan colocó la mano en la funda de la pistola. Me quedé unos instantes en la puerta para que me identificaran y sólo después de unos segundos entré.
-Buenos días- dije seria al ingresar al círculo de computadoras y aparatos del equipo donde la luz de las lamparas iluminó mi rostro y al fin pudieron ubicar bien mi identidad.
-Buenos días, ya está listo- dijo George poniendose de pie y acercandose a la mesa de experimentación tecnológica, yo lo seguí detrás. -Esto fue un verdadero reto, pero aquí lo tienes-
Me entregó un pequeño disco en forma circular de tamaño que hace cuando junto mi dedo indice con el pulgar de mi mano derecha.
-¿Funcionará?- pregunté sin mirarlo aún observando el dispositivo.
Él, tomando uno de los demás pequeños discos que estaban en la mesa, giró y se dirigió al fondo de la habitación donde había un cuarto de paredes transparentes de policarbonato, entró y colocó el aparato en una mesa que había en el centro, yo me acerqué al cuarto para poder ver a través de los ventanales irrompibles, entonces George salió, cerró la puerta y me dio un pequeño control cuadrado con un botón rojo en el centro, lo tomé y lo observé unos segundos, mire al fondo del cuarto de experimentación de pruebas y apreté el botón.
El aparato en la mesa brilló dos veces en dos segundos de un color azul sobre la mesa y explotó, dí una media sonrisa satisfecha por el trabajo de George, la mesa ahora tenia un agujero de medio metro de diametro en el centro donde él había puesto el disco. Me giré a él y asentí aún con la media sonrisa de satisfacción por su esfuerzo.
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Nunca Confíes
ActionLa mafia, ¿lugar de dinero o lugar de muerte? Alma es una joven ex militar. Ahora ella vive huyendo de la mafia después de pertenecer a ella y conocer a lo mejor de su vida que después le fue arrebatado por el mismo mundo que creyó suyo. Tratará de...