Capítulo 5

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Recuerdos

Estaba en mi cuarto, acostada en la cama mirando el techo, acababa de hacer ejercicio, ya me había acostumbrado nuevamente a mi rutina.

Ya había pasado una semana del ataque a la base por el patrón, y desde ahí nada nuevo había surgido, ya empecé a ganarme al escuadrón, desde que les salve la vida me tratan como su superior aunque no lo sea, para todo piden mi aprobación, creo que me siento bien de ello, pero su nombre no deja de rondar mi cabeza... Alex.

Lo extrañaba. No había nada que me hiciera sentir acompañada, el escuadrón me respetaba, pero, no estaba Alex, sin él... Ya no tenía razón de vida, no podía vivir en un mundo sin él, sin su risa, sin su carisma, sin sus abrazos, sin sus caricias.

¿acaso es amor?

No lo sabré, no está, se ha ido, ahora no me queda nada más por hacer, sin él no estoy viviendo, muero de a poco. Sé que un día no lo resistiré y puede que me dé un tiro, no sé que es, hay algo, una fuerza, me mantiene con vida, pero no se distinguir lo que es y su proposito...

Ojalá él estuviera aquí, él lo era todo para mi, y de repente todo... Se convirtió en nada.

Una lagrima rodo por el lado derecho de mi rostro rodando a la colcha verde que cubría mi cama y siendo absorbida por ella haciendo que desaparezca.

-¡TOC TOC!- Alguien grito desde afuera de la recámara. Era Alice que interrumpió mis pensamientos

-Adelante, está abierto- dije mientras me sentaba en la orilla de la cama y me limpiaba las lágrimas detenidas en mis ojos. Ella abrío la puerta. Cuando su cabeza cruzo en el hueco que separó, habló:

-Hay algo que tienes que ver- dijo mientras me hacia una señal de seguirla.

Me puse de pie y avancé detrás de ella, fuimos a la sala dónde estaban todos los integrantes del escuadrón, cuándo me vieron se pusieron de pie y se colocaron en posición de firmes.

-En descanso cadetes- dije. La verdad me gustaba que me tuvieran respeto, aunque a María no le gustará, estaban todos contra ella.

-¿Que sucede?- pregunté mientras tomaba asiento en los sillones que estaban allí.

-El superior quiere conocerte.

En eso, miré la mesa y ví una tableta entrando en videollamada enfrente de mi, y entonces entró.

-Buenos días... - hizo una pausa, ERA ÉL. -Enana -

No podía creer que estuviera viendo a la persona que creía que era... Si era quien pienso iba a gritar de emoción

-¿Ángel?- pregunté con asombro

-Un gusto verte con vida y de vuelta al juego.- dijo con una sonrisa grande en el rostro.

Angel... No puedo creerlo

Hacía muchos años que no veía su cara, era joven, delgado, musculoso, ojos cafés oscuros, de piel clara y cabello castaño oscuro con puntas rubias, tal y cómo le gustaba arreglarlo. El mismo chico que me defendió en la militar, mi compañero de entrenamiento, mi hermano.

-¡No puedo creerlo!, Lo lograste, eres comandante superior, felicidades hermano

-Gracias chaparra, si se pudo, de echo me mortificaba el hecho de que a quién perseguía era a ti

-Ay, ¿acaso me extrañabas dentro de la militar?

-JAJAJAJA, no, pero si es raro perseguir a tu hermana por ser criminal mientras eres comandante superior.

Nunca ConfíesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora