Parte 4

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Mariela tenía cinco años y estaba muy emocionada porque pronto empezaría la escuela primaria. Para los habitantes de Forks había sido una sorpresa cuando Alice y Jasper se presentaron en la escuelita para matricular a su hija. Aunque, la verdad los Cullen ignoraban este hecho y solo sentían la nostalgia de ver crecer a Mariela.

Carlisle era un ávido lector y estaba emocionado por compartir su amor por los libros con su nieta. La verdad es que el amor de Carlisle hacia Mariela era inmenso, ella era la alcahueta de su familia. Así que, un día, se sentó con Mariela en el jardín y comenzó a enseñarle las letras del alfabeto.

- ¿Puedes decirme cuál es esta letra, Mariela? – preguntó Carlisle, señalando la letra A en un libro.

- Es un circulo con un palito – dijo mientras fruncia el seño mirando la letra con curiosidad.

Carlisle rio. – Sí, es un poco complicado al principio, pero estoy seguro de que lo lograrás pronto. Intenta decir 'A' conmigo – dijo, pronunciando la letra en voz alta.

Mariela lo intentó varias veces, pero se le dificultaba pronunciar la letra correctamente. Carlisle no se desanimó, sino que le enseñó pacientemente cómo formar las letras y pronunciarlas correctamente. Y no solo Carlisle, Esme también se había empeñado a enseñarle a leer.

Después de unas semanas, Mariela estaba lista para comenzar a formar palabras. Carlisle le enseñó a unir las letras y a pronunciar las palabras, y pronto, ella pudo leer algunas frases simples.

- ¡Mira, abuelo, puedo leer! – exclamó Mariela, mientras señalaba una frase del libro 'Nacho'. – Mi mamá me mima.

Carlisle la miró con orgullo y emoción, y se dio cuenta de lo rápido que su nieta estaba aprendiendo. - ¡Eso es genial, Mariela! Lo estás haciendo muy bien.

Pero a pesar de su progreso, Mariela todavía se esforzaba por leer algunas palabras. Se frustraba cuando no podía pronunciarlas correctamente, pero Carlisle siempre la tranquilizaba.

- Está bien, Mariela. No te preocupes si te cuesta un poco. Todos tienen que aprender – le dijo con ternura.

Juntos, continuaron leyendo y aprendiendo. Mariela disfrutaba de pasar tiempo con su abuelo y escuchar historias nuevas. Y aunque se le dificultaba un poco, se sentía orgullosa de los avances que había logrado.

Finalmente, llegó el día en que Mariela comenzaría la escuela primaria. Pero antes de eso, Carlisle decidió hacerle un regalo especial. Compró un libro de cuentos y le dijo a Mariela que lo leyera en voz alta para él.

Mariela se sentó en el sofá con el libro en las manos y comenzó a leer con confianza y fluidez. Pero luego, llegó a una palabra que no podía pronunciar correctamente.

- Abuelo, ¿Cómo se dice esto? – preguntó Mariela, señalando la palabra en el libro.

Carlisle se sentó a su lado y le mostró cómo pronunciar la palabra correctamente.

- Guisante – le respondió la duda con una gran sonrisa. – Recuerda, Mariela, nunca tengas miedo de pedir ayuda cuando lo necesites. Siempre estoy aquí para ayudarte.

Mariela sonrió, agradecida por su abuelo, y se sintió aún más emocionada por comenzar la escuela.

Mariela (Alice y Jasper)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora