Mariela había vivido una vida plena y feliz junto a su esposo y su familia. Pero ahora, en sus últimos días, se encontraba postrada en una cama de hospital rodeada de sus seres queridos. Alice y Jasper, sus padres, sabían que este momento llegaría tarde o temprano. Pero nunca estuvieron preparados para la tristeza que sentían al ver a su hija tan vulnerable y enferma. El resto de la familia Cullen habían estado con ella hace unas horas y ahora esperaban en el pasillo que los padres de esta se despidieran.
Se sentaron a su lado, tomándole la mano, y le hablaron en voz baja para que supiera que estaban allí con ella.
- ¿Recuerdas cuando te enseñé a caminar? – dijo Alice con una sonrisa triste en el rostro. - Eras tan pequeña y adorable.
- Sí, y abuelo me enseñó a leer – dijo Mariela con una voz débil.
- ¡Sí! Fuiste la mejor estudiante de la clase – dijo Alice, tratando de contener las lágrimas.
Mariela sonrió débilmente al recordar esos momentos preciosos de su infancia. Miro a su padre quien estaba en silencio mientras apretaba su mandíbula intentando contener sus sollozos.
- Papá, mamá, no quiero irme – dijo Mariela con lágrimas en los ojos. - No quiero dejarlos.
- Lo sabemos, cariño – dijo Jasper con la voz rota - Pero es hora de descansar.
- Pero no quiero dejarlos solos – dijo Mariela con un sollozo. - Los amo tanto.
- Y nosotros a ti, siempre y para siempre – dijo Alice mientras se inclinaba para besar la frente de su hija.
- Papá... – llamo con suavidad – ¿Me cantas?
- Siempre, mi niña...
"Duérmete mi niña, cierra tus ojos
Mientras papá te canta esta canción
Que tu sueño sea dulce y reparador
Y despiertes con mucha ilusión
Duérmete mi niña, mi pequeña princesa
Que nada te haga daño esta noche
Papá estará aquí para protegerte
Y siempre será tu guía y soporte"
Mariela cerró los ojos y suspiró, sintiendo la paz que le daba el amor de su familia. Pero también sintió el miedo de partir, de dejar a sus padres solos en este mundo. A medida que su respiración se volvía más débil y su corazón latía más lentamente, sus padres la observaron con amor y tristeza, sabiendo que estaban a punto de decirle adiós para siempre.
Alice y Jasper se abrazaron, sintiendo el dolor de la pérdida de su hija. Sabían que nunca se recuperarían por completo de esta pérdida, pero también sabían que Mariela siempre estaría con ellos, como una parte importante de sus vidas y que su amor nunca se desvanecería.
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Mariela (Alice y Jasper)
FanficHISTORIA CORTA Pequeños momentos del crecimiento de Mariela junto a sus padres.