01

83 9 2
                                    

─ ya está ─la mujer de piel morena se alejó calmadamente, jinsol sostuvo una sonrisa amable─

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


ya está ─la mujer de piel morena se alejó calmadamente, jinsol sostuvo una sonrisa amable─. vuelva en unos dos días, aquí tendré su traje listo.

─ muchas gracias, señorita línghún*la mujer le dedicó una sonrisa tranquilizadora─, la veré entonces.

(*línghún, del chino tradicional, significa "alma").

la de piel más lechosa asintió con sus labios arqueados hacia arriba, la mujer se retiró.
apesar de ser la única mujer que maneja el oficio de sastre, no le va mal. incluso le han dicho que elabora trajes más llamativos y bonitos que los que los otros sastres hacen.

se siente orgullosa.

por su cabeza aún rondaban las palabras escritas por su hermana: "tienen razón, ¿por qué no lo intentas? ganarías el dinero que necesitas desde hace tiempo"
es cierto. necesitaba ese dinero para poder mejorar su negocio, y quizás enseñarle sus conocimientos a alguien más para que le ayude un poco.

pronto, el llamado a la puerta de su pequeña cabina le hizo girar la cabeza.
ya había cerrado, e incluso puso el letrero antes de que la mujer de antes entrara, pero a ella no la ignoró al ser alguien que admira y quiere bastante.
se levantó, con algo de extrañeza, pero corrió la puerta, encontrándose con un señor bastante mayor.

─ buenas noches, señorita ─saludó amablemente─. por órdenes del amo jungeun, es mí deber entregarle ésto.

jinsol sintió su pulso acelerarse, sin embargo, asintió y sonrió con tranquilidad─ le enviaré una respuesta lo más pronto posible. muchas gracias.

el hombre sonrió ligeramente y se fue sin más. jinsol cerró la puerta y se quedó viendo el pergamino entre los dedos de su mano izquierda con demasiada intriga. incluso más cuando notó que, anotado en la cinta que lo amarraba, citaba las palabras: "de suma importancia".

...

todo había salido bien, y ahora minho podía ir a descansar. claro, no sin antes informarle a su amo sobre las buenas noticias.
llegó a la puerta, decidido a abrirla, sin embargo, al escuchar ciertos sonidos comprometedores, se arrepintió.

joven amo ─lo llamó, alzando un poco su voz. Ya se imaginaba a la princesa rodando los ojos y diciendo "viejo fastidioso", y de hecho así fue.

dígame ─contestó con un tono molesto, por lo que minho decidió apresurarse.

la chica ha aceptado, dijo que le responderá lo más pronto posible ─soltó finalmente, esperando a que su amo respondiera.

─ ...bien.

...

grrrk era el sonido que hacía la madera cuando jinsol pasaba su cuchilla.
estaba tallando desde hace varias horas ya, tuvo que ponerse sus lentes para poder trabajar mejor.
"mí vista cada vez es más pobre..." no pudo evitar pensar. quizás deba ir con el señor hyuk (quien le regaló los lentes como compensación por la ropa de verano que le hizo).

jinsol tomó su papel de lija y puso la madera tallada entre sus muslos, pasando el papel para pulirla y que luciera brillante y bonita.

jinsol tiene muchos dones que la mayoría de los plebeyos no poseían, gracias a su padre.
la sastrería, hacer esculturas de madera y arcilla, grandes y pequeñas, escribir en hunmin jeong-um* (nombre antiguo del hangul, escritura coreana); pintar, desde paisajes enteros hasta una multitud de personas, y el último, pero no menos importante: cantar.
su padre la había preparado desde pequeña para que se defendiera por sí misma cuando fuera adulta, real y literalmente hablando. "cuando yo esté ausente, tú serás quien defienda a tu madre y a tu hermana". quizás el supo desde un principio que su enfermedad cardíaca lo llevaría hasta su tumba.

después de todo jinsol decidió irse por el camino de la sastrería, sólo porque es lo que más se le da de todo lo demás. no hace falta decir que, sorprendentemente, fue todo un éxito.
es algo gracioso para ella el que haya sido tan famosa su costura, pues a menudo sus clientes más frecuentes le decían que se quitara la cinta de la cabeza, pues ya tenía una profesión estable, y que debería sólo hacerse un moño. pero ella no lo hacía, no porque no le gustara usar moño ni nada, sino porque esa cinta tenía un valor sentimental muy grande. era de su padre. era una promesa sin palabras abiertas.
"yo soy el mejor sastre y escultor de jeonseon, y tú serás mil veces mejor que yo, hija".

jinsol paró de limar la madera, estaba listo. una linda y brillante manzana ahora decoraría su mesa del recibidor.

dejó la pieza a un lado y se estiró con cansancio, soltando un bostezo en el proceso. un día muy largo, lleno de encargos y algunas sorpresas inesperadas.
la pelinegra se levantó de la mesa en donde estuvo sentada y se dirigió a su habitación, pensando en todas las veces que su madre le ha dicho que deje de sentarse en la mesa de trabajo y se comprara una silla.
haa... no lo entenderían ─susurró para sí misma.

con mucho cuidado, la de piel levemente lechosa se quitó su cinta de la cabeza y sus lentes. dejó todo sobre un pequeño reposadero de madera.
su mirada se movió hasta el filo derecho de la mesa pequeñita, deteniéndose en un pergamino oscuro con un listón rojo brillante.
chocó sus dientes varias veces, aún no sabía si era buena idea responder aquél mensaje.

"您已被選為為金正恩王儲生產新冬裝的候選人。評估將在 15 天內完成。


»我期待著您的回音。 你好。"

- 李敏鎬上士。

("usted ha sido elegida candidata para hacer un traje de invierno nuevo para el príncipe heredero, kim jungeun. la revisión será dentro de una luna llena.

»esperamos su respuesta. buen día."

- sirviente mayor, lee minho.)

a jinsol le temblaban las manos de tan sólo imaginar ver al príncipe tan cerca. él era toda una figura imponente, más alto que todos en la aldea, y con una mirada felina que llegaba a verse roja en sus pupilas. cualquiera quedaría sin alma con tan sólo verlo, si lo llega a enfrentar.
sin contar que es una persona algo... extremista y sinvergüenza.

muy pocas personas lo sabían, pero aún así se llegaba a escuchar por todos lados lo que dentro de aquellas enormes puertas sucedía. ¿y por qué no lo haría? cualquiera pensaría mal si ve a todas las hijas de reyes que de allí entraban y salían a altas horas de la noche...

la pelinegra sacudió su cabeza, debería estar durmiendo en vez de pensar en estupideces. sólo son rumores, cosas que sólo son palabras para llamar la atención.

se acostó en su cómoda cama, sin preocuparse por arroparse, pues el frío de la noche se le hacía cómodo luego de ese largo día de trabajo.
soltó una gran cantidad de aire por su nariz, recordándose mentalmente: "mañana responderé".

...

𝙖𝙢𝙖𝙧 𝘢 𝘭𝘢 𝘱𝘳𝘪𝘯𝘤𝘦𝘴𝘢 || 𝗹𝗶𝗽𝘀𝗼𝘂𝗹 𝗔.𝗨 ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora