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Camine hasta la avenida que conectaba con la plaza. Crucé la calle y corrí hasta el conjunto de palomas que se formaba en una de las veredas de la cuadra.

Hacia frío, y yo caminaba dejando una nube de humo caliente que hacia con mi boca al respirar.

Me senté en un banco gris, que me hacía temblar las piernas de lo congelado que estaba; Así que abracé la chaqueta a mi cuerpo y escondí mi nariz en la bufanda que traía puesta.

No había casi nadie en la plaza.
Un chico de piel tostada, ojos grises azulados y pelo negro azabache, leía un libro en uno de los bancos. Lo mire mientras perseguía las letras con sus ojos, ¿como no sentía frío?

En un momento me observo y sonrió, yo hice lo mismo porque estaba sonrojada y no pude evitarlo.

Empeze a mirar las hojas secas que aplastaba con mis zapatillas, pateandolas y aburriendome mientras me congelaba viva. Se escuchó el eco de unos pasos, pero no preste atención hasta que dos zapatillas azules quedaron frente a las mías, haciéndome sentir mariposas en el estómago.

-Hola Claire.

-Hola anónimo -Respondi feliz, aún mirando el suelo.

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