Copypastas bien culeros 2

Compré Hentai Girl.

Llega un momento en la vida de todo hombre en el que necesita mirarse en el espejo y preguntarse cómo llegó exactamente a ese lugar. Tienes que reflexionar verdaderamente sobre qué decisiones has tomado en el camino que te llevaron al lugar de tu juicio final.

Todavía no está claro, incluso para mí, por qué compré Hentai Girl. No tiene nada de malo, con esas escenas de desnudez a lo largo de todo es perfectamente estelar. Pero cuando lo miras como una elección, te das cuenta de lo defectuoso que eres tú y el resto de la humanidad.

¿Qué me llevó a comprar un juego así? ¿Qué parte de mi alma se sentía tan vacía que pensé que una chica virtual podría llenarla? Cuando miro en las profundidades ilimitadas de mi propia soledad, veo un estanque de reflexión. Mi cara no está ahí, no hay cara. Solo hay lágrimas en ese estanque, lágrimas de vergüenza, pérdida y confusión.

Si dependiera de mí nuevamente, sé que lo compraría en un santiamén, sé que lo cargaría y pasaría por alto las innumerables indicaciones de la ventana para poder tener un solo bocado de imágenes pornográficas que están disponibles en línea. Sin embargo, a pesar de la abundancia de mujeres virtuales desnudas que esperan en la esfera digital, elegí comprar este juego y dedicarle horas de mi vida. Ese tiempo nunca volverá a mí, está perdido al igual que mi alma y al igual que el tiempo que temo no volver a encontrarlo.

Hay algo roto dentro de mí, algo que desea sensaciones más allá de mi alcance, algo que gime todas las noches con el conocimiento de que no hay una verdadera princesa, es simplemente una ilusión. En mi búsqueda por encontrarle sentido a esta larga vida, busqué las luces y los sonidos coloridos de un mundo que solo existe en una ventana emergente en mi computadora.

No estoy seguro de cuál es la moraleja de esta review, no estoy seguro de mi lugar dentro del universo, todo lo que sé es que ninguna cantidad de chicas virtuales puede curar la gran podredumbre que me ha superado.