La burra anal

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Esta historia tiene lugar hace unos meses cuando trabajaba en un centro de entretenimiento familiar parecido al Chuck E. Cheese, pero mucho más naco y estúpido. Para que se hagan una idea, mis compañeros y yo debíamos ponernos unas pinches botargas bien culeras de animalitos para entretener a los chamacos y sacarle dinero a sus jefes. Estas botargas siempre apestaban a miados, caca y sudor porque los ojetes de los patrones nunca las lavaban, pero pues ni pedo así es la vida no? Resulta que en ese tiempo sólo teníamos una sola compañera mujer, a la cual llamaremos Jesusa, y todos los demás éramos puros hombres. La mera verdad, Jesusa estaba culera, pero como era la única morra del lugar y como estaba werita y medio fina de la cara nos traía a todos como sus pinches simps alv. Cualquier cosa que nos pidiera se la traíamos en putiza con tal de que nos dirigiera la palabra pero pues la morra era bien mamona la neta. A ella le tocaba siempre disfrazarse con la botarga de burro y entrar en papel de pendeja retrasada con tal de hacer reír a los pobres niños que frecuentaban el lugar. Una vez nos tuvimos que quedar hasta la noche en el establecimiento porque los patrones estaban de vacaciones y no había quien cerrara el lugar, por lo que nos tuvimos que hacer cargo de checar que no se quedara ningún chamaco en los juegos y de ponerle candado a la entrada. Como siempre, la pendeja de Jesusa no estaba haciendo nada más que pasear su apestoso culo de un lado a otro y pues la verdad esa vez sí nos enojamos con ella por pinche huevona, así que uno de mis compañeros, el Beto, se fue bien encabronado atrás de ella y que le siembra un pinche nalgadón en su nauseabunda retaguardia y le grita: Cámara culera, ponte a chambear! La pinche Jesusa nomás se puso bien roja alv y como era wera se la notaba un chingo. Cuando vi esa escena, la verga se me puso dura como macana y no me contuve más, me bajé los pantalones y corrí como atleta olímpico hacia ella para hacerla mía. Entonces la tumbé y le arranqué su faldita de prosti para profanar su cola. En eso me doy cuenta de que mi polla no le entraba y yo me preguntaba qué pedo qué está pasando. Luego de varios intentos me doy cuenta de que trae puesto un tampón todo lleno de sangre pero ya era muy tarde, mi chosto ya estaba bien ensangrentado alv. Entonces lo tomé con fuerza y así sin baba se lo ensarté por su ano pestilente por el sudor que había acumulado en todo el día dentro de su botarga de mierda. Mis compañeros se dieron cuenta de lo que pasaba y también se les antojó a los perros, por lo que se acercaron a ella para replicar mis actos. Ahí los veías a todos con sus sables desenvainados y listos para arremeter contra la virginidad anal de nuestra compañera. Yo mientras le seguía dando matraca por detrás como un soldado ucraniano que no ha visto a una mujer en más de un lustro y así me la garché hasta darle mi viscosidad láctea. Saqué mi verga y me di cuenta de que estaba llena de caca y sangre, así que corrí al baño a limpiarme. En el camino pasé por la bodega en la que guardábamos las pinches botargas esas y se me ocurrió sacar la cabeza de burra de la botarga de Jesusa para ponérsela mientras le hacíamos gangbang. Entonces regresé al encuentro de la lujuria y, mientras que mi compañero Filemón le empujaba los refritos, yo le puse su cabecita de burra. Todos nos cagamos de risa mientras ella gritaba y destilaba sangre de su tampón menstruado. En eso llega el pendejo del guardia de seguridad, también con el pito de fuera, y con su bastón de esos que dan descargas eléctricas y que empieza a electrocutar a la burra jajajajaja nomms. La morra nomás estaba grite que grite pero el guardia de seguridad le decía: Relincha cabrona, relincha! La Jesusa estaba que se la llevaba la verga, LIT, y que empieza a relinchar como la burra que era: YEEHAAA, YEEHAAAA. Incluso la vieja hasta traía moscas en la cola debido a toda su pinche suciedad, lo que la caracterizaba más como burra. Así la trajimos toda la noche de un lado al otro con vergas ensartadas en su ano y electrocutándola para que nos dijera YEEHAAA y cumplir nuestras fantasías más furras. Sus tetas aguadas colgaban y se balanceaban a cada embestida, su culo hediondo rebotaba sobre los mástiles de todos, un hilo de sangre se extendía desde su pucha rancia hasta el piso, estaba vuelta una burra. UNA BURRa ANAL!

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