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Las hormonas del embarazo siempre comenzaban a afectarle de una u otra manera bastante rápido, aunque solía solo tener tres modos específicos en los que afectaba su humor, podía estar realmente sensible, o realmente cariñoso, o realmente caliente y cada día que pasaba en realidad era como una ruleta porque Johnny no sabía con cuál Larusso tendría que lidiar por la mañana, amaba cuando era Daniel el que tenía las hormonas tan alborotadas que buscaba comerle la boca a cada rato, también adoraba al cariñoso, era lindo acurrucarse de vez en cuando y darse mimos mutuamente, el sensible no le agradaba tanto, lloraba mucho y a él se le partía el alma de ver llorar a su esposo.

Sin embargo, no fue ninguno de esos, esa día Daniel despertó con un terrible mal humor, de esos que solo tiene cuando su primo Loui hacer alguna estupidez en el concesionario, lo que significaba que había desbloqueado un nuevo cambio de humor en su pareja. Su vientre no se veía abultado de forma notoria, pero para un alfa que lleva ya muchos años casados con su hermoso omega, era bastante notorio que había un bebé en camino aún si no era tan evidente todavía.

- princesa... ya te dije que no sabía que esas rosquillas eran tuyas.

Lawrence había cometido el gran pecado de comerse las últimas dos rosquillas de chocolate que había en la caja de la cocina.

- ese es problema John, jamás me escuchas, nunca me pones atención.

- te compraré más

- no quiero más - respondió - yo quería esas, sabes que esas son mis favoritas y ya no me las puedo comer ahora. Nuestro hijo tendrá cara de rosquilla por tu culpa, Lawrence.

- ¡bien! Lo siento ¿si? - se disculpó frustrado - para la próxima ponles tu maldito nombre o algo así... Hoy amaneciste insoportable, Larusso.

Johnny jamás le había dicho la palabra "insoportable" a su esposo para describirlo de no ser que fuera de manera divertida, como cuando lo veía hacer más de dos veces a la semana para la cena ese salmón crudo que tanto odiaba en cuanto a sabor, aunque siempre terminaba preparando un platillo extra para él, o cuando lo regañaba porque iba a llegar tarde gracias a que lo distrajo con sexo por la mañana, pero jamás con todo el significado de la palabra, así que Daniel no pudo evitar sentirse notablemente herido.

- ¿pues si soy tan insoportable porque no te vas ya al dojo?

- vamos... Danny, sabes que no quise decir eso.

- escuché lo que dijiste ¿sabes qué? Mejor yo me iré al concesionario.

- Danny...

- no, John.

Así que simplemente vio como su esposo omega embarazado de 2 meses, se iba hacia su trabajo sin desayunar más que un vaso de leche, con un evidente mal humor como si hubiera dormido sobre mil piedras y con una furia causada por una estúpida rosquilla que por gula se comió. Seguramente Larusso lo estaba odiando tanto en ese momento que estaba casi seguro que su hijo o hija nacería siendo igual a él, como Robby.

Soltó un suspiro pesado lleno de frustración, ahora tendría que compensar sus estupidas palabras hirientes que salieron de su jodida bocota sin filtro, y debe ser una buena compensación porque su pene no era de oro exactamente como para poner feliz a Daniel solo con eso, ahí aplicaba el romanticismo y la cursileria que tanto le gustaba al omega. Pero eso lo pensaría después, por ahora tenía 3 horarios diferentes de clases de karate con niños, pubertos y adolescentes que debía atender, porque no solo era un esposo y un alfa, sino también un sensei irresponsable con un montón de menores a su cargo.

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Devon seguía preocupada por la nota que había encontrado en la oficina de su padre, ese día trató de actuar con normalidad frente a sus padres para que no sospecharan que había descubierto algo, a pesar de todo también se atrevió a llevarse aquel papel para analizarlo un poco más, esperaba que el alfa de la manada no lo notará, no era que creyera que su padre le sería infiel a su otro padre, sabía que se amaban demasiado, pero ¿no era sospechoso que la nota terminara con un "Con cariño, Carmen Diaz"?, quiere decir, la mamá del novio de su hermano no tiene razones para mandarle ese tipo de cosas a su papá.

Creía que debía hacer una investigación. Así que luego de la escuela lo primero que hizo fue ir al concesionario de su padre pero de inmediato noto que este se encontraba de un pésimo humor, por lo que decidió que lo mejor era interrogar al alfa de la manada en lugar del molesto omega, así que fue al dojo, de todas maneras tenía que ir, le tocaba entrenamiento y no podía faltar debido a que John las estaba preparando para el torneo semestral femenil del valle, así que era la oportunidad perfecta para que no sospecharan nada.

Sin embargo no tuvo tiempo de preguntarle al alfa apenas llegó al dojo de cobra Kai, tuvo que ir de inmediato a cambiarse, su padre estaba en su oficina hablando con alguien, pero al menos ya estaba con todos sus hermanos, menos Anthony, quien se tomaría un tiempo de descanso debido a que no sabían en qué momento podría presentarse y era mejor que estuviera en un lugar seguro la mayor parte del tiempo.

— ¿con quién está hablando papá? — preguntó Devon.

— con la Señora Díaz — respondió Sam.

— ¿qué hace hablando con la señora Díaz? — no podía ponerse feliz por ver a su progenitor hablar con la beta sospechosa.

— viene a hablar sobre la lesión en la espalda de Miguel, sabes que aun se está recuperando. — respondió el alfa.

— no me sigo recuperando, solo aún debo de ir a algunos chequeos cada cierto tiempo.

— así que Carmen viene a pedir permiso para que Miggy falte a los entrenamientos.

Miguel se sonrojó de inmediato, el apodo que su novio acababa de usar para referirse a él solo lo usaba su madre y su abuela, nadie más... bueno, y Robby, claro, pero eso solo cuando estaban solos.

— Rob... — reclamó. El rubio solo le sonrio.

— ah... entiendo — respondió Devon.

De pronto la conversación se tornó a otro tema y el calentamiento pasó a ejercicios de flexibilidad, por lo que su mente pasó de estar atenta a mirar por las pequeñas ranuras de las persianas de la oficina intentando ver entre los diminutos espacios, a estar atenta al dolor que le causaba el sentir todo el peso de su hermana mayor sobre ella para estirar más los tendones y musculos de sus piernas.

Tampoco pudo poner atención al tema principal que inundaba su mente luego de los ejercicios de flexibilidad, pues ahora Robby se encargo de llevar a cabo la primera parte del entrenamiento, su hermano siempre había sido igual de riguroso en el entrenamiento que su padre omega, así que luego de indicar que debían hacer tres series de patadas laterales, dos de golpes frontales, y cuatro de movimientos de defensa procedieron a seguir el entrenamiento con el increíble método de Miyagi-Do, que era el doble de cansado que la forma excéntrica en la que su padre alfa enseñaba en colmillo de águila.

Su progenitor habló con la mujer latina durante todo el entrenamiento de una hora y media, Carmen no salió sino hasta que la mayoría de los chicos se habían ido a los vestidores, pero Devon no iba a dejarlos salir de la situación así de fácil, por lo que antes de que se fuera a cambiar se mantuvo cerca de la entrada del vestidor de omegas y miró desde ahí. La beta se despidió de un beso en la mejilla, le susurro algo en él oído a su sonriente padre y por último le entrego una nota en un pequeño post-it rosa pastel.

Sabía que no debía sacar conclusiones apresuradas, pero le daba muy mala espina ver todo eso justo un par de semanas antes del aniversario de sus padres y tan solo a unos días de que Daniel cumpliera un mes más de gestación.

— mierda...

Devon esperaba con todo su ser estarse equivocando.

Cobra KazokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora