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Luego de terminar los entrenamientos del día Johnny se decidió por preparar la sorpresa de disculpa para su princesa italiana, le dio permiso a sus hijos de quedarse en la casa de alguno de sus amigos para poder así tener la casa sola, menos Anthony, por su propia seguridad el se quedaria con Amanda, la beta mejor amiga de su padre, sabía que ambos se llevaban bien y tenían muchas cosas en común así que no le vio mayor problema, por otro lado sabía que a Larusso no le agradaría saber que Robby se quedó con Miguel y Sam con Tori, pero eso se lo diría después de su magnífica noche.

Sabía que Daniel estaría hasta más tiempo en el concesionario, siempre hacia eso cuando estaba molesto, parecía que estar en medio de tantos automóviles lo relajaba por el dulce recuerdo que tenía de su juventud, solos él y el señor Miyagi dándole mantenimiento a los distintos vehículos que poseía, como si además del Karate pudiera contactar con él a través de aquellos medios de transporte. Así que eso le daba el tiempo suficiente para poder preparar las cosas para su cena, fue al supermercado y a tiendas específicas para preparar los alimentos, el menú era el mismo que el de su primera cena como esposos durante su luna de miel, platillos italianos que su pareja había extrañado tanto de su infancia, pasta a la carbonara, ossobuco, vino (que reemplazaría por jugo de uva debido al embarazo de su omega), y auténtico gelato del país de origen de su familia.

Así que regresó a casa para cocinar y alistar todo como en esas películas asquerosamente cursis que le gustaban a Daniel. Incluso decidió que él cocinaria a pesar de ser malo en ello, pero no tenía tiempo para pedirle a alguien que cocinara la cena, lo cual le costó unas cuantas quemaduras y un par de cortadas de cuchillo en los dedos, pero para él lo valía cada herida con tal de ver feliz a su omega.

Cuando terminó de preparar la cena, puso la mesa, coloco unas cuantas velas en la sala, también en la habitación al igual que pétalos en la cama, finalmente puso de fondo las versiones instrumentales de las odiosas canciones pop de los 80s que tanto le gustaban a Larusso, tomó el ramo de rosas rojas y se dispuso a esperar su llegada.

Daniel llegó exactamente diez minutos después con la esperanza de que su esposo ya estuviera dormido al igual que sus hijos para evitar alguna otra discusión, y por un momento pensó que así había sido, pues por la poca luz que se veía dentro de su hogar creyó que era el último despierto en casa, solo que no fue así. Al entrar pudo ver todo arreglado a la perfección como en esas peliculas de romance, y al final del camino de velas se encontraba su pareja.

- John...

- bienvenido, Larusso - saludó acercándose a entregarle el ramo de rosas - esta es... una sorpresa de disculpa.

- ¿sorpresa de disculpa?

- se que el embarazo afecta mucho tu ánimo y a pesar de ya haber pasado por esto más de una vez estuve actuando como un imbecil poco empatico - se acercó a tomarlo de la cintura y dejar un beso en su frente - en términos de ser insoportable... creo que yo soy más insoportable de lo que tu podrías ser. Te amo, Daniel ¿lo sabes?

Daniel no pudo evitar soltar una risita llena de ternura, sabía que Johnny jamás había sido bueno con las disculpas pero siempre lo intentaba por él, así se resolvían sus conflictos, ambos eran tan orgullosos pero solo por el otro eran capaz de dejarlo de lado por un instante.

- lo siento, no debí hacer tanto drama por una rosquilla, se que esas también te gustan mucho, así que traje más pero aún están están el auto - besó sus labios un par de veces - también te amo Johnny... gracias por esta sorpresa.

- y aún no acaba, princesa. - Avisó - hoy yo prepare la cena.

- la mirada del italiano se posó sobre las manos pálidas de su esposo y las tomó entre las suyas para besar sus heridas- puedo notarlo, John. ¿Qué cocinaste?

Cobra KazokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora