Cap. 04

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Harry movía sus manos de manera inquieta sobre su regazo, un poco cohibido ante la mirada analítica del anciano frente a él, esos ojos color azul le dieron cierto escalofríos y solo pudo tragar saliva al ver que el hombre no decía nada.

Había llegado hace una hora de manera estrepitosa, cayeron en medio de la sala de esa casa y fueron inmediatamente amenazados por el mayor para saber como llegaron. Lo único que pudo hacer Harry fue entregarle el papel que le facilitaron los duendes en donde decía su origen, lo cual solo hizo que los mirara y les indicara en donde poner al Malfoy posteriormente.

-Bueno, esto es muy singular- murmuró el anciano bebiendo de su copa un buen trago de Whisky de fuego mientras trataba de procesar lo leído en el pergamino.

Sabia que era real, algo que provenía de Gringotts era imposible de alterar y más si eran niños quienes hacían eso.

-Este, mmm.... Señor Grindelwald- las palabras de Harry quedaron a medias cuando el mayor le hizo una seña de que parara.

-Creo que sabiendo ya sobre tu familia no sería mejor comenzar a llamarme abuelo- dijo Gellert ladeando la cabeza y mirando al tímido chico que se ponía nervioso.

-Mmm, supongo que sí,  Abuelo Gellert- dijo avergonzado el Gryffindor.

Una sonrisa imperceptible llegó a los labios de Gellert, tantos años dando por muerto a su nieto y de manera irónica llegaba ante él. Su hijo y su pareja estarán encantados de poder volver a abrazar al muchacho. Aunque seguía maldiciendo a Gordon, gracias a ese estúpido su familia había perdido al pequeño niño y causado dolor en ellos.

-¿Quieres ver fotos de cuando tu padre era un bebé?- tentó más para que el niño le tuviera confianza, cosa que parecía interesarle.

Invocó un álbum de fotos y dejo que Harry se acomodara a su lado en el sofá. Su hijo lo querría matar pero no iba a desaprovechar la oportunidad de pasar un tiempo de caridad con su recién encontrado nieto.

Aunque sentía que debía vigilar al rubio Malfoy, sentía una energía turbia y oscura salir de vez en cuando de él. Sospechaba que algo grande y peligroso estaba a punto de ser descubierto, cosa que no le agradaba mucho, por eso también mantenía un ojo sobre la chica por si las dudas.

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Una semana entera era lo que Draco se había mantenido en esa cama inconsciente, Gellert cada vez más fruncia el ceño al verlo y es porque estaba notando ciertos cambios en el adolescente. Sus rasgos se habían vuelto un poco salvajes, comenzaba a tener garras que pasaban de manera imperceptible y su cabello había crecido un poco, además que notaba de manera sutil unos colmillos en su boca.

No sabia que le pasaba para que tuviera tales cambios físicos pero eso no quitaba el hecho de que se sentía en peligro a su lado, cosa que al parecer su nieto y su amiga no notaban, porque ellos eran los que se encargaban de cuidar al rubio en ese estado.

Aun no le mandaba una carta a su familia para informar de la llegada de su nieto, más porque había notado un revuelo en Hogwarts sobre la pérdida de tres estudiantes, que sospechaba eran los que estaban en su casa.

-¡Despertó!- escucho la exclamación de Harry, lo cual hizo que volviera al presente.

Un escalofrío recorrió su columna, cosa imposible ya que su historial de Mago Oscuro advertía de que era alguien que muy pocas veces tuviera miedo. Pero al ver los ojos brillantes del rubio y más que las pupilas de sus ojos se volvieron rendijas no ayudaban para bajar su guardia.

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Albus miró la carta que le mando Gellert, confundido por el hecho que exigía la presencia de los tres en la casa de inmediato, cosa que podía aprovechar porque era fin de semana y los profesores tenían libres al igual que los estudiantes.

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