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Jeno suspiró cuando el sonido agudo del timbre interrumpió sus palabras. Por fin daría por concluida la larga mañana que había tenido. Seis horas, que le habían parecido interminables, hablando de matemáticas, deseando que llegara la última clase.

Los alumnos salieron con una rapidez portentosa del aula, dejándola vacía en cuestión de segundos. Jeno sonrió al encontrarse con los ojos brillantes de Jaemin delante de él. Había estado ansiando ese momento durante todo el día, así que, agarró la cintura del menor y le atrajo hasta que sus cuerpos chocaron. Y entonces, eliminando cualquier distancia que quedara entre ellos, unió sus labios en un apasionado beso.

Habían transcurrido un par de semanas después de haber pasado aquella tarde en casa de Jaemin, y desde entonces, aprovechaban cada momento que podían para estar juntos. Aunque fueran los cinco minutos del intercambio de clases. Podía decirse que Jaemin no se separaba de Jeno. Y Jeno no quería que lo hiciera.

- ¿Me has echado de menos? - Dijo Jaemin con una sonrisa mientras ladeaba la cabeza. Jeno soltó una pequeña risa antes de responder.

- No te imaginas cuánto. - Esta vez fue el menor quien se aproximó con un simple roce de labios que se movieron suavemente, como un pequeño indicio para decirle a Lee que él también le había extrañado. - Ven, tengo que decirte algo - volvió a hablar el mayor, agarrando con delicadeza la mano de Jaemin para dirigirse hasta el escritorio, donde Jeno se acomodó en la silla y dio un par de palmas en sus muslos, indicándole que se sentase sobre su regazo. Una vez Jaemin se colocó, le miró expectante.
- El resto del profesorado me han comunicado que están altamente sorprendidos de tu gran cambio de actitud en las últimas dos semanas. - Na abrió la boca con asombro, sin poder creer que de verdad hubieran hablado así de él. Jeno asintió orgulloso. - Afirman que ya no hablas durante las clases, que no molestas y que, incluso, haces algunas de las tareas que mandan.

- Lo que pasa es que ahora tengo la mente en otras cosas - comentó mientras jugaba con el cuello de la camisa de botones de Jeno -. Pensar en ti me distrae.

- Ya... - dijo asintiendo lentamente. - Sin embargo, en mis clases sigues molestando lo mismo. - Jaemin rió ante la aclaración.

- Eso es porque me gusta verte enfadado - dijo en un tono coqueto -. Cuando te apoyas sobre mi mesa para mandarme callar, se te marcan las venas de los brazos... - comenzó a seguir la ruta que hacían estas por su antebrazo - y, cuando levantas la voz desde la pizarra, las del cuello - y entonces dirigió su mano hasta allí, repasando las que sobresalían en esa zona. Jeno tragó saliva.

- Eres lo peor - murmuró y atrapó los labios del menor en un beso suave. Aquel beso que Jaemin, tan rápido como lo convirtió en un beso sucio y ardiente, lo acabó separándose repentinamente y dejando a Jeno confundido.

- Hay una cosa que no entiendo. - Jeno se dejó caer sobre el respaldo de la silla y emitió un sonido gutural, sugeriendo que continuara. - El día que pegué al chico ese, tú mismo dijiste que me había metido en un buen problema, pero no ha pasado nada.

Jeno suspiró, lo que Jaemin suponía era cierto. Él mismo había tenido una conversación con el equipo directivo para que no hubiera consecuencias. Había inventado un falso testimonio, asegurando que él había sido testigo de como, el chico que había sido golpeado, agredió primeramente a Jaemin, aunque no estuvo en el inicio del conflicto y realmente no sabía cuál era la verdad de los hechos. Sin embargo, le dijeron que no justificaba el comportamiento de su alumno y que debía haber algún tipo de sanción. Frente aquello, Jeno les garantizó que él se ocuparía de su escarmiento.

- Yo dije que él empezó la pelea - Jaemin sonrió tiernamente ante sus palabras -. Aún así, no les pareció una excusa. Entonces, les dije que yo te castigaría.

teacher's boy || nomin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora