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"Después de dos generaciones sin cambia formas, se ha registrado la natalidad de un niño emergente. El recién nacido, que es un varón, a nacido con una pre-transformacion. En definitiva es un acontecimiento histórico que nos hace tener esperanza sobre el resurgimiento de nuestros lobos físicos..."

La televisión sonaba de fondo, tan insulsa y poco atractiva, tan trascendental con la impactante noticia. Sin embargo eso era algo que a los Park les tenía sin cuidado, había mejores cosas en que enfocarse como por ejemplo en su primer hijo.

¿Qué quien era su hijo? Pues el adorable Park Jimin.

-Bienvenido Jiminnie- su madre, Mai, besó su nariz, apenas un toque, su rostro era tan diminuto, frágil. Su ceño se arrugó tras el toque de su madre.

Ambos padres le daban la bienvenida al mundo, a su familia. El parto fue cansado, Mai sentía un gran agotamiento pero tener a su bebé entre sus brazos le daba la fuerza necesaria para no dejarse dormir ahora.

-Yo soy mamá- las orejitas del pequeño Jimin se movieron suavemente, captando el sonido amielado de esa voz. Sus ojos seguirían cerrados por un par de días más así que valiendose de sus demás sentidos, apenas se retorció en busca de ese olor a cerezas que Mai desprendía para calmarlo-. Y él es papá.

-Hola hermoso, papá a estado todo el tiempo contigo y se siente orgulloso de tí.

Esa voz apenas profunda y calma, ese olor a cítricos que también se desprendía para envolverle en un ambiente cómodo, protector y seguro.
Jimin apenas era un bebé, no llevaba ni dos horas de estar en ese frío mundo, pero estando entre el regazo de su madre y la protectora fragancia de su padre, sabía que era amado.

¿Y quién era Park Jimin? Él controversial caso del que se hablaba por todo lugar posible. Jimin había nacido en un parto normal, quizás más largo pero sin ninguna complicación de por medio. Su peso había sido relativamente bajo, apenas dos kilos trescientos gramos, su tamaño era chiquitito, poco más grande que la palma de Woonguk –su padre–, aunque lo más sorprendete para todos no fue esa mal formación que los ginecólogos habían pronosticado erróneamente, sino que hubo de nacer con una pre transformación.

¿Y eso qué era? Simplemente tenía un aspecto que hace años no se veía en nacimientos, cuerpo de un humano cualquiera que venía acompañado de un par de orejitas peludas y microscópicas sobre la cabeza, grises como su cabello y una colita igual de peluda y pequeña al final de su espalda baja, esta se mantenía enrollada sobre su cadera. El pañalito que le pusieron tuvo que ser modificado con un agujero en la parte de atrás para que no interfiriera con su rabito.

Entre las mantas parecía un ovillo envuelto en si mismo, como si el vientre de mamá aún le envolviera.
Estar fuera de él era abrumador, tantos sonido, tantos olores, luces y sensaciones nuevas; el cerebro de Jimin trataba de procesar su alrededor.

Se sentía de pronto muy pesado, una voz en su cabeza hacía ruidos, algo en sus entrañas cosquilleaba y él solo quería sentirse igual de agusto como cuando la oscuridad y la calidez le protegía antes del parto.

Un agudo y resonante llanto empezó a esparcirse por la silenciosa habitación, la cara roja de Jimin se contraía y sus desgarros salían de su boca, esa que se abría rosada por la falta de diente.

-¿Qué pasa mi bebé? ¿Por qué lloras?

Mai atrajó más a su hijo, sus feromonas se esparcieron dulces hasta que pronto los llantos de Jimin se fueron calmando.

Al final, el pequeñito lobezno volvió a dormirse, relajado en ese baile de fragancia y el calor de las mantas.

(🍋🍯)

-¡Bienvenido a casa Jimin!

Ambos padres exclamaron cantarinamemte, no gritaron pero la felicidad se olía por dónde sea.

Estaban en casa ya, por fin el alta había sido permitida después de unos días insufribles dónde a su bebé le hicieron múltiples pruebas de ensayo.
Tal parece que ser el único emergente en Corea era un cargo muy grande que los Park no permitirían pagaría su hijo.

Mai se acomodó en el sillón y Woonguk dejaba sobre la mesa de centro el portabebé con un Jimin dormido.

Varios ataques de llanto repentinos habían sorprendido a los padres primerizos, se asustaron mucho cuando estos no encontraban un motivo para tal desesperación, no era hambre, no era el pañal, no era dolor ni alguna incomodidad, era, lo que los doctores llamaban: el llamado de su lobo.

Tal parecía que los transformables solían nacer con un lobo activo. Antes no existía eso de esperar unos meses o años para que éste despertara en el subconsciente, no, en la antigüedad los omegas, betas y alfas llegaban al mundo no solo en su lado humano sino que también nacía su lobo desde el primer segundo, claro, esto cuando las personas si podían emerger.

Jimin traía consigo ese lobezno que como él, no sabía que pasaba a su alrededor, si bien eran seres sabios, no dejaba de tener la misma precaria edad que su humano. Debían aprender a convivir en armonia y comunicarse uno con otro, al final habitaban un mismo cuerpo.

-Es hora de la mágia pero, ¿dónde dejamos los medicamentos?

Woon buscaba entre la pañalera los fármacos que justamente estabilizaban estas ondas cerebrales que alteraban a su bebé. En el pasado se le conocía como supresores, aunque claro, al ser tan pequeño la cantidad era más suave.

-Creo que las he dejado en mi bolso- y si, efectivamente estaban allí-. Aquí están.

Sin despertar a su hijo, sujetaron sus mejillas para apretarlas en un piquito. La primera cápsula fue saboreada con curiosidad, sabía apenas ácida, su lengüita rosada se asomaba saboreando lo que sea que le mojaba los labios. Seguido de otra cápsula y una ampolleta, Jimin no abrió los ojos y regresó a su sueño.

Esas orejitas peludas no se iban, permanecían en su cabeza algo agazapadas para abajo y su colita no se lograba ver por las mantas que le abrigaban.

Sus padres, maravillados le miraban desde el sillón.


Se supone que lo mandaría ayer pero vamos, soy yo, así que lo lanzó hoy y eso porque me dispuse no contar con los 10 caps pre escritos básicos. Aunque supongo que 6 son suficientes y antes de la próxima actu pueda tener ya once.

Será una historia corta y de capitulos cortos. Si, por fin escribiré algo cortito, ni yo sé cómo seré capaz de hacerlo ⊙⁠﹏⁠⊙.

Nos vemos Demis, seguiré trayendoles más.

BESOS DE LIMON Y MIELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora