-¡Jimin!
La voz de Mai se esparció desde la sala hacía toda la casa. La mañana prometía ser dinámica y llena de sorpresas, aunque teniendo un pequeñito de dos años y medio eso era usual, pero... ¿Y un pequeñito cambia formas de dos años y medio? Bueno, las cosas podían ser más difíciles.
-¿Qué es esto?
-Covejo.
-Muerto... Jimin, te he dicho que no puedes traer los animales que cazas a casa, se apestan.
Las cosas nunca eran cotidianas ni aburridas, había aventura de sobra. Jimin podía ser aún un bebé, sin embargo, gracias a su lobo despierto, sus sentidos y capacidades racionales se volvían mucho más desarrolladas que un humano beta promedio.
Su lobo tenía esas necesidades naturales de depredador, conjugado con la curiosidad del niño, las situaciones se volvían únicas.
El pobre conejo había acabado destazado bajo el sofá, la mitad de su cuerpo colgaba desde la cola en la mano de Mai y sus tripas rosas y quién sabe que cosa amarillenta se podían apreciar. El cuerpo peludo, tricolor y aún suave, se teñía con sangre.
-¿Dónde está lo demás?- su arqueada ceja le veía sagaz.
El niño no contestó, lo pensó unos segundos efímeros hasta que recordó —cómo si hubiera pasado mucho tiempo de aquello—. Su mano fue a parar a su regordeta panza, la golpeó suavemente.
Ya lo sabía, Mai no esperaba otra cosa, estaba en la edad de querer cazar cada cosa que se moviera cuando Hoyu —su lobezno— salía a luz tomando mando en el cuerpo de Jimin. A veces tenían casi todo un día a un revoltoso lobito corriendo por doquier, haciendo destrozos e incluso gruñendo a extrañeces.
Estaban acostumbrados, ¿qué podían decir? Era algo normal dentro de su anormalidad. Al principio fue choqueante, quizás comenzó cuando Jimin tenía un año que su lobo empezó a emerger de manera más completa hasta que lo logró, luego fue más seguido y ahora ya no era algo evitable.
Los supresores dejaron de ser médicados al ver que Jimin había por fin compaginado con su lobo, ya no hacía falta dormirlo pues tenían la conexión suficiente para no aturdirse uno al otro.
Mai suspiró.
-Creo que esa pancita necesitará una desparasitada más seguido.
Dos al año ya no eran suficiente.
El conejo y los restos fueron desechados dentro de una bolsa, limpiando encontró una patita bajo el sillón.
-Que niño.
Resopló al ver a su bebé dormido como un angelito en su cuna, incluso parecía que no escondía animalitos destazados hasta por debajo de la almohada. Ese recuerdo es uno bastante pestilente.
(🍋🍯)
-¡Pa!Jimin corrió a los brazos del gran alfa que llegaba a su hogar después de un día fatigante de trabajo. Olía a cansancio, Mai podía oler a Woonguk desde la sala.
Los brazos de Jimin rodearon las piernas de papá, levantó su rostro al de su padre pensando en lo alto que era. Woonguk lo elevó en brazos, maniobrando con su hijo y el portafolios.
-Pa.
-Hola Minnie, ¿cómo está mi bebé hermoso?- besó una de sus mejillas redondas.
La sonrisa del cachorro no se borró, apenas se asomaban unas pequeñas hileras de dientesillos blancos, ojos bien abiertos e ingenuos que no dejaban de mirar el cálido rostro de papá.
Olía tan reconfortante, a cítricos, como una dulzona tizana.
Siguieron el camino a la sala, allí Mai atendía el computador en sus piernas desde el sofá largo. Woonguk la saludó con una sonrisa plantada hacía Jimin y su juego de manos sobre su rostro.
-Hola cariño.
-Hola amor, ¿qué tal el trabajo?
-Pues trabajoso.
Woonguk se sentó junto a su esposa, la besó castamente en los labios sin dejar a su cachorro. Picoteó su naricita de botón.
-¿Cómo se a portado este cachorrito?
Un nuevo suspiro salió de Mai, sus cejas arqueadas en ironía olvidaron la pantalla para mirar a su bebé.
-¿Por qué no le preguntas a tu hijo cuántos conejos lleva en la lista?
El hombre se giró a su bebé, parecía ignorante de la situación, atento al cabello café de papá y su barba que picaba.
-¿Otro conejito Jimin?
-Si, otro, destripado y escondido entre el sillón y la mesa.
Los ojos de papá se agrandaron enormemente, expresando la pregunta en su rostro. A Jimin le causaba risa. Apretó los labios de Woonguk para jugar con ellos en un divertido piquito.
-Pa bonito.
-Mmm, eso me parece chantaje- el alfa hablaba gracioso por la intromisión de las manos de su cachorro-. ¿Es un chantaje? Porque está funcionando.
-Alfa consentidor.
Pero verdaderamente su lobo alfa se veía incapaz de reprender a su cachorro. Era débil ante él.
-Ma bonita.
-Oh gracias mi vida, mamá es hermosa ¿verdad?
El cachorrito asintió estirando los brazos para ser cargado por su madre.
No sabían si Jimin era un adulador carismático o un manipulador de primera.
Los castigos podían esperar.
-Ustedes dos son unos manipuladores adorables- Woon observaba a su hijo en los brazos de Mai. Jimin y Hoyu eran unos consentidos.
Ambos se regocijaban en el olor a cerezas amieladas que emanaba la Omega, la colita de Hoyu se movía de un lado a otro mientras su lengua colgaba tiernamente fuera de su hocico, estaba sentado en sus patas traseras, obediente y mimoso de la atención de papá y mamá.
-Si te lo ando diciendo.
La Omega apegó más a Jimin, mejilla con mejilla, aspiraba el olor a leche materna que aún desprendía su cachorro, dulce y suave.
-Bien, a comer que muero de hambre y sino como ahora, puede que se me antoje un cachorrito cambiaformas para la cena.
El alfa hizo cosquillas en la regordeta panza de su hijo, a consecuencia las risueñas carcajadas de Jimin acapararon el hogar.
Amaba a papá y a mamá y ellos amaban a Jimin y a Hoyu, con todo y roedores muertos.
Nuevo cap, aún sin 11 caps pero espero pronto avanzar 👍
Nunca antes había estado tan a full, les juro, me siento cotizada de la vida.
Disfruten sin más Demis.
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BESOS DE LIMON Y MIEL
Fanfiction#DemisJuvenil #DemisGeneros #DemisShipp Luego de tres generaciones sin cambia formas emergentes, el mundo se volvió más frío y desinteresado con su parte lobuna. Ahora, después de esos años, ha sucedido lo impensable, el espejismo que es realidad. ¿...