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Cuando me desperté la mañana siguiente, Draco ya estaba despierto y listo para empezar el primer día de clases.

Es necesario decir que apenas eran las 5:30 de la mañana. El comedor no se abriría hasta las 6 y las clases empezarían a las 8.

Pero al parecer a Draco se le había averiado el reloj, o simplemente era tan egocéntrico que tenía que despertarse con tiempo para arreglarse.

De hecho, fue su culpa que me levantara con todo el ruido que hacía.

Se me hacía sorpréndete que solo yo me hubiera despertado, porque ni Nott, Zabini, Crabbe y Goyle se levantaron.

Cuando baje a la sala común, ya arreglado, Draco estaba sentado en uno de esos sillones negros de cuero, completamente entretenido en un libro.

Él se dio cuenta de mi presencia e inmediatamente me habló.

—¿Ya estás despierto? No sabía que madrugabas.

—No solía hacerlo—dije—. Pero al parecer voy a tener que acostumbrarme.

—¿Qué?—preguntó Draco, pues eso último solo lo había murmurado.

—Nada—contesté inmediatamente—. Que creo que es la emoción o algo así.

Draco se encogió de hombros y volvió a hablar.

—Yo solo estoy aquí porque mi madre no quería que fuera tan lejos, si hubiera sido por mi padre, ahorita mismo estaría en Durmstrang. Así que no hay mucha emoción, realmente.

Yo solo asentí, sin saber que más agregar a la conversación.

Él volvió a su libro y yo incómodamente me senté a su lado. Draco ni siquiera se inmutó.

Sin exagerar, podría decir que estuvimos de esa manera por media hora, hasta que me harté y me levante.

—Voy a desayunar—dije—. Puedes venir conmigo si quieres.

No espere su respuesta cuando salí de la sala común en dirección al comedor, pero unos segundos después y con el paso apresurado, Draco ya se encontraba a mi lado.

El Gran Comedor no estaba tan lleno de gente, unos cuantos estudiantes de años mayores y de distintas casas se encontraban distribuidos a lo largo de las mesas.

Draco y yo nos dirigimos a la mesa de Slytherin, mientras comenzábamos a comer en silencio.

Solo unos minutos después, Zabini y Nott se unieron a nosotros, mientras se acercaban podía notar cómo estaban en una acalorada discusión.

Zabini venía reclamando y Nott le respondía con frases cortas que solo hacían que el moreno gritara aún más.

Seguían discutiendo cuando se sentaron frente a nosotros, en ese momento Draco se inclinó hacia mi.

—Se la pasan peleando todo el tiempo—susurró contra mi oído—. Ya te acostumbrarás.

Ellos seguían peleando, mientras el rubio solo los miraba sin expresión alguna, mientras comía.

Cómo si estuviera viendo un programa de televisión cualquiera.

Momentos después, una niña con cabello totalmente oscuro y cabello oscuro se acercó a nosotros, dando saltos con una hermosa sonrisa en la cara, una que rápido se borró al ver a Zabini y Nott.

Detuvo su andar y a grandes zancadas se sentó a lado de ambos, dándoles un golpe en la parte posterior de su cabeza.

—No puedo creer que sigan peleando—dijo con el ceño fruncido.

Remedio - DrarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora