Edward y Sheila son dos agentes de élite secretos de los Estados Unidos de América. Nadie en su familia sabe de sus profesiones pues lo ocultan haciéndose pasar por agentes de bienes raíces.
Todo se complicará cuando unos planos de un arma nuclear...
Había un gran comité reunido en el sitio. Se oía el murmullo del recinto a varios metros de distancia... ¿Qué estaba ocurriendo? ¿Acaso estaba por estallar una guerra? ¿O será una amenaza desconocida para alguna región del planeta? Bueno... quizás un poco de ambas.
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2020
Seattle, Washington- Estados Unidos
La televisión estaba encendida. Algunos perros del vecindario ladraban como de costumbre, todo era relativamente normal y como todos los días. Edward y Sheila vivían en esa casa tipo chalet. Eran pareja desde aproximadamente 4 años, aunque se conocían desde algunos años antes. A simple vista eran agentes inmobiliarios y tenían una empresa bastante conocida en la región, pues solían vender las casas más costosas de Seattle.
Sheila era una mujer atractiva de unos 28 años. Cabello morocho y brillante, ojos marrones verdosos y una figura esvelta eran sus grandes atributos físicos. Su personalidad no se quedaba atrás pues era conocida por ser amable aunque algo misteriosa, nunca dudaba en ayudar a alguien cuando realmente lo necesitaba. Sus hobbies preferidos eran los deportes, sobre todo correr, algo que hacia todos los días religiosamente a la 6:00 am por las veredas del barrio. También, según su esposo Edward, era una muy buena cocinera, don que aprendió de su abuela cuando era apenas una niña pequeña. Se podría decir que era una mujer relativamente normal.
Su esposo, Edward era un hombre muy amable, su humor lo hacía resaltar en cada sitio donde iba pues era el que iniciaba las charlas con algún chiste, muchas veces con algunos que solo él entendía. Era de cabello corto y marrón, su figura no era muy atlética que se pueda decir, pero tenía su encanto y atractivo. Amaba leer libros, explicarle las cosas que sus amigos no entendían y dar datos curiosos y random a la gente con la que hablaba, como sus clientes, con los que solía entablar ese tipo de charlas.
Juntos, formaron la empresa de bienes raíces hacía aproximadamente 2 años, se llamaba "Prime Properties" y como dije anteriormente era una de las mejores posicionadas en el estado de Washington, especialmente en la ciudad donde vivían, Seattle.
Pero lo que nadie sabía es que esta empresa era solo una fachada para ocultar sus verdaderas profesiones.
Toc, toc - se oye en la puerta principal- Sheila se acomoda el cabello y un poco la blusa y sale a abir la puerta.
