Capítulo 1. El bosque

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Lo primero que veo es una foto de color que tomo mi abuelo hace ya varios años atrás, esa foto es de la ciudad más bonita del mundo a mis ojos, París, en la fotografía se ven los Campos de Eliseos bajo una fina capa de nieve, atrás la Torre Eiffel cubierta de nieve brillante. Cada vez que veo esta foto me recuerda está época del año, cuando una familia entera fue ejecutada por brujería hace 3 siglos atrás, me imagino sus cuerpos flotando en la superficie del lago Calwin, con la piel pálida y sus corazones tiesos por el frío. Para mí está es la peor época del año, a parte de traer a la gran ola de turistas, se cuentan historias y leyendas, se venderán objetos que recordarán el terrible error que se cometió hace 3 siglos. Pero, sobretodo en esta época del año traerá lo más temido por los Walddorfanos desde hace años. Muerte.

Después de ducharme y ponerme una camisa y unos tejanos desteñidos encima de unos calzoncillos largos, bajé a la cocina donde estaba mi madre haciendo el desayuno.

- Hola mamá - le digo mientras le doy un beso

Ella no me responde y se queda mirando al infinito. No la reprocho ni le digo nada, voy dirección a la mesa y me siento, mientras que le miró sus ojos perdidos. Está así desde que mi padre desapareció hace ya cinco años, desde que se fue parece como si se hubiera hundido en una locura tan oscura que ni la luz más fuerte puede iluminar. Después de desayunar me puse el abrigo de plumas, unos guantes y una gorra de lana, unas botas de piel de oveja, cogí mi mochila y salí al porche. Al salir me enceguecí por unos segundos del frío tan intenso que hacía, pero es normal en esta época del año, así que ignoré el frío y fui dirección a mi moto de nieve, estaba cubierta por una gruesa capa de nieve y me costó varios minutos en encenderla, pero al final logré que arrancase y puse dirección a la escuela secundaria de Walddorf. Este era mi último año de secundaria, así que solo sería un par de horas de clase y después vacaciones. En muchos lugares empiezan las vacaciones en verano, cuando hace calor y el sol brilla en el cielo, pero nosotros empezamos las vacaciones en pleno invierno, enero, porque es cuando se inicia la temporada Manns y con ella la ola de turistas. Estaba a mitad de camino cuando veo a mi derecha la selva oscura y a mi izquierda el lago Calwin congelado. De todo el trayecto a la escuela, esta es  la parte que menos me gusta, siempre que pasó por aquí me entran unos escalofríos terribles, es normal, nadie sería tan tonto de pasar por aquí, ya que se dice que por esta zona deambulan las almas de la familia Manns ya que aquí vivieron cuando estaba vivos. Si fuera por mí, estaría lo más lejos posible de esta zona, pero no tengo otra opción que cruzarla por el medio ya que es la única ruta por donde se puede pasar, esta es una enorme desventaja de vivir al otro lado del lago y de la civilización. Cuando llego al pueblo, aparcó la moto y camino entre la niebla dirección al instituto. Cuando llego me encuentro a Kobley.

- Hola tío - me dice Kobley mientras me pone su brazo alrededor de mis hombros.
- Hola Kobley - respondo.
- ¿ Vas a ir a la fiesta Manns esta tarde al bar El Copito Frito?
- No se yo....
- Vamos Bro - me corta de repente - siempre te saltas esta fiesta y yo soy siempre el pringado que se queda solo, el año pasado me quedé hablando con Federick Hondreig y no pienso hacerlo otra vez. Ya se que te da miedo la familia Manns, pero porfavor hazlo por mí- me dice
- Yo no tengo miedo a la familia Manns - miento - simplemente no me gusta en el espectáculo que se convirtió la desgracia de nuestro pueblo.
- Si claro, lo que tú digas- ironiza
- Déjame pensarlo - le digo para que se calme
- No pienses tanto y haz más, cada vez que piensas en algo por mucho tiempo al final no lo haces.
- Bueno está bien, voy a ir contigo a la fiesta -le digo sin mucho entusiasmo
- ¡¿Enserio?! Menos mal, creía que tendría que ir a tu casa a secuestrar te para que vengas o yo que se- digo feliz
-Bueno, bueno no digas tantas tonterías y vamonos a clases, que es el último día y no quiero llegar tarde, nos vemos después

Me despido de Kobley y le veo corriendo pasillo arriba hacia su clase, mientras que yo entro a la mía, Economía, una asignatura que no me servirá de nada y que solo ocupará un valioso espacio en mi cerebro.
Después de clases veo la gran oleada de alumnos saliendo del edificio felices, varios arrancan sus hojas de las libretas y las tiran para que se las lleve el viento, una tradición para marcar el fin del año escolar y el principio de la temporada Manns. Me encuentro con Kobley y vamos juntos a su casa, me paro en frente de su puerta y me dice.

- Ahora tengo que ayudar a mis padres a hacer unas cosas ¿ Quieres quedar a la plaza del pueblo dentro de dos horas y desde ahí vamos al El Copito Frito?
-Vale, allí estaré
- Adiós

Cuando llegué a casa, fui directamente a mi habitación y me puse a ver la ropa que me pondría esta tarde, al final me decidí por unos jeans negros y una camiseta color granate. Nunca voy a esta fiesta, es una fiesta donde va gente de mi edad a emborracharse a punta de wiski y cerveza, e intentan estar despiertos hasta tarde para ver si se oyen los cánticos que brotan desde los confines más oscuros de la selva negra. Cada año, desde que asesinaron a la familia Manns se oyen unos misteriosos cánticos que surge de las profundidades de la selva y es en ese momento, cuando los joven son más  vulnerables que nunca, ya que como están borrachos es más fácil que les roben el cuerpo. Yo normalmente no voy a esta fiesta, después de oír tantas historias y leyendas me da miedo ir y arriesgarme a que me roben el cuerpo, siempre me quedo en mi habitación con los auriculares puestos, pero esta vez tengo que ir porque me comprometí y soy un hombre de palabra, así que me tendré que tragar el miedo y tendré que asistir, como se lo prometí a mi mejor amigo.

Maldición en el pequeño bosque Donde viven las historias. Descúbrelo ahora