LA TEMPORADA MANNS (Luldwing)

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¿Quién es ella? ¿Por qué está aquí?  Un escalofrío me recorrió la espalda cuando ella se sentó detrás mío, tenía tantas preguntas para hacerle. Arranco la moto y vamos dirección a mi casa. La luna de sangre nos ilumina el camino y el bosque nos susurra una melodía, no sé si ella siente la canción, o si es consciente de lo que significa. Claramente intento llegar lo más rápido posible a casa sin que ella sospeche de que tengo miedo. Tardamos más o menos una hora, ella permanece callada y mantiene la distancia, camina con las manos en los bolsillos y llevando una pesada mochila en su espalda. Al lado de mi casa, hay dos pequeñas cabañas, una de ellas sirve como trastero. La llevo a la cabaña más nueva, pasamos por un camino y nos alegamos un poco de la casa principal, que es donde vivimos mi madre y yo. Cuando llegamos la cabaña estaba a oscuras, hace años que nadie entra aquí. Me agacho para conectar la lámpara y se enciende al momento. Me dirijo al cable de la nevera para conectarla a la corriente, al instante comienza a zumbar. El lugar es bastante amplio, ya que antes vivían 5 o 6 trabajadores. Aunque con el tiempo se ha ido deteriorando, la alfombra esta mordida en los bordes por culpa de los ratones, en una estantería que está repleto de objetos, por lo menos hay un kilo de polvo. Me siento un poco culpable por dejarla ahí en estas condiciones, pero no puedo invitarla a la casa principal, la acabo de conocer y sería imprudente que ella pasara la noche allí.

- Perdón por dejarte dormir aquí, pero es la cabaña más nueva que tenemos.

- Tranquilo, es perfecta, es mejor que dormir en la intemperie.

- Mañana por la mañana te traeré unas sabanas y algo de comida, hay más leña en el otro cuarto.

- Vale, buenas noches.

La puerta se cierra en mi espalda y me dirijo a mi casa, camino por la nieve y con dolor de cabeza, siento el sabor de la cerveza en la boca. Son más o menos las 3 de la mañana. Cuando entro en mi cuarto, oigo a mama respirar al otro lado de la puerta, aun esta dormida, no se dio cuenta de que me escape. Estoy rendido y me acuesto en mí cama, lo último que oigo antes de hundirme en el mundo de los sueños son los susurros de alguien que vivió mucho tiempo y que no debería estar aquí.
Me despierto con los rayos de luz que se cuelgan tímidamente por la ventana, es temprano, no más de las 7, pero siento algo raro en el aire, un calor que no sentía desde hace años. Me visto rápidamente y voy a la cocina, pero hay cosas que no están en su lugar, hay un bol con harina y la cesta que estaba llena de arándanos ahora está casi por la mitad, el fuego de la cocina titila bajo una sartén y la veo a ella, mi madre, haciendo el desayuno, unos gofres de arándanos, algo está pasando aquí, ella no prepara el desayuno, no desde que mi padre desapareció en un día de niebla.

- Hola cariño, ¿quieres algo para desayunar?

Me toco la panza y la siento revuelta, no creo que sea capaz de comer algo sin vomitarlo, aún tengo el sabor de la cereza en la boca.

- No gracias.

- Bueno, entonces llévale esto y también unas mantas que ahí afuera se morirá de frio.

- Emmm ¿Y a quien se lo llevo?

- Pues a la chica que invitaste ayer a pasar la noche en la cabaña, dale esto, por favor, no quiero desconocidos dentro de casa.

Y entonces mis recuerdos fluyen otra vez dentro de mi cabeza, Hedwing, mi salvadora, nuestra conversación delante del fuego y mi invitación. Veo a mi madre subir las escaleras con la mirada perdida. Me pongo las botas, cojo los gofres y las mantas y salgo afuera, el frio me golpea la cara y veo el cielo, esta despejado, no hay ninguna nube, pero el viento aun lleva consigo la canción. Camino hacia la cabaña y golpeo con suavidad la puerta, en un segundo la puerta se abre y la veo, está arreglada, tiene el pelo recogido en una cola de caballo, lleva una chaqueta de plumas y unos pantalones de esquí, está más despierta que yo.

Maldición en el pequeño bosque Donde viven las historias. Descúbrelo ahora