Capítulo 3"Cita Arruinada"

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Aún no podía creer que el doctor me había pedido mi número de teléfono. Nadie podía quitarme la sonrisa que llevaba de camino a casa, esto era lo mejor que me había pasado desde que tengo memoria. Mi madre se había percatado completamente de lo que había paso y no tardo en hacerme señas para que le contara que había pasado, pero ni loca pensaba ponerme hablar y mucho menos delante de mi padre y de Omma así que simplemente le realice una señal en el móvil y al parecer la capto rápido, ya que no oculto una risa espontánea que provocó que mi padre y mi abuela nos vieran raros. No les preste atención para que no empezaran con las preguntas vergonzosas.  

Después de estar casi una hora en el automóvil freno fuera de unos pequeños departamentos. Comenzaron a bajar y rápidamente mi padre abrió la puerta de mi lado para poderme ayudar a descender, me encontraba un poco confundida, estaba segura de que esta no era mi cas porque nos encontraríamos en este lugar ¿íbamos a visitar a alguien?. Sin perder un minuto camine al lado de mi madre y sin poder ocultar mi cara de confusión le pregunte. 

 - ¿Dónde estamos? - la tome del brazo y caminamos juntos las dos – ¿vamos a visitar a alguien? – seguí preguntando sin entender nada.

 - No. mira porque no entramos mejor y te cuento todo con más calma - respondió tomando mi mano con fuerza. 

Nos estamos dirigiendo a la entrada del edificio, se notaba que era lo bastante antiguo porque no contaba con ascensor, ni conserjería por lo cual mi Omma no pudo acompañarnos y se quedó en él vehicula, ya que como imagine debíamos subir hasta un quinto piso. Ya íbamos en el cuarto piso y me encontraba exhausta. mi padre que venía detrás de nosotras con los bolsos, se le escuchaba jadear del cansancio y mi madre que apanas podía dar un paso más me llevaba aún sujeta del brazo. Apenas llegamos al quito piso pude divisar 5 puertas que miraba frente a cada una. Mi madre rápidamente se acercó a la puerta más próxima a nosotros y sin demora alguna la abrió, al entrar lo primero que pude ver fue una cama de dos plazas a un costado izquierdo del lugar que daba junto a una gran ventana que no tenía cortinas y que permitía que entrara toda la luz del día, al lado derecho una diminuta cocina con dos fogones y un pequeño mesón junto a él y al centro una pequeña mesa cuadrada que no sobrepasaba mis rodillas y al fondo del lado derecho una puerta desgastada que de seguro era el baño porque no había más puertas o rincones en ese lugar. 

 - Bueno, Voy a dejar los bolsos a dentro y me voy – comento mi padre haciéndose paso entre nosotras. 

 - ¿Cómo que te vas? – Pregunte sorprendida - ¿A dónde vas? 

 - Bueno, tengo que trabajar mañana y si me voy más tarde llegaré de noche. 

 - Espera... ¿Qué? – pregunte confundida al no entender nada de lo que hablaban y lo que hacían, ¿qué pasa?, ¿Dónde estamos? Ambos me ha mirado nerviosamente, pero no dijeron nada.

 Al cavo de unos minutos mi padre dejo los bolsos en el piso y comenzó a despedirse de ambas yo lo miré shockeada ante la negativa de decirme que pasa, pero pude ver como él, al abrazar a mi madre ella asentía con seguridad a la vez que le susurraba algo al oído. Por fin nos quedamos solas en aquel pequeño apartamento, mi madre al verme confundida estiro su mano y me sentó junto a ella a la orilla de la cama que se encontraba unos pasos de mí.

 Guardamos silencio un segundo, podía ver la inseguridad en su rostro al tratar de hablar y no poder decir una palabra. Tome su mano con fuerza y sin preámbulos la mire con seguridad para que por fin me digiera que era lo que estaba ocurriendo y creo que funciono porque ella levantó la mirada y sin dejar de mirarme comenzó a hablar. 

 - Lo que pasa hija... es que este es nuestra nuevo hogar – soltó por fin después de un largo suspiro – debimos vender la florería junto a la casa 

Amor MalditoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora