Cap. 2: Pequeño cerdo capitalista

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Cap. 2: Pequeño cerdo capitalista

"Y tu yo del pasado ¿Se sentiría orgulloso de lo que eres hoy en día?" No, para nada, mi yo del pasado me escupiría en la cara al enterarse que lo he enterrado en esta vida llena de carencias, mierda y horas extras.

La vida apesta. Prostituirse de esa forma tampoco debería de ser visto con aprobación.

.*.

El fin de semana podía llegarle en forma de fiestas, de trabajo en casa, de sexo seguro o... como llegaba ahora, con forma de sábado al mediodía, con la espalda fría por haber dormido en el sillón.

Lena abrió los ojos al sentir el sol de golpe en la cara, el televisor estaba encendido.

— Mierda. — Bufó molesto. La habitación de la recamara estaba abierta, clara señal de que Damián había despertado. Lena se levantó, lo buscó por todos lados y no encontró más que una toalla húmeda en la cama. — Tú puta madre Damián... la jodida toalla.

Lo odiaba, el colchón húmedo. A pasos fuertes tomó la tolla y la tiró al piso, salió deprisa de la habitación sabiendo que estaba solo. Con eso se le había jodido el día... o el fin de semana completo y estaba harto de aquello, los últimos meses ocurría que, apenas amanecía, el sábado, Damián corría a casa de su madre a disfrutar todas las comodidades que ella le podía dar.

¿No estaban juntos en esto? Tenían cosa que limpiar, el aseo la despensa... todo lo que siempre le tocaba a él hacer solo. Inicialmente no había tenido ningún problema, pero todo tenía un límite, además de que el hecho de que Demian no estuviese significaba que tampoco tendría su parte del dinero.

Estaba harto, tan cansado de todo; frustrado.

Mordió con fuerza sus labios rosas y apretó los puños, pero ya estaba jodido.

El enojo siempre lo llevaba al llanto y el llanto a los gritos ahogados mientras tapaba su rostro con los cojines del sillón. Se tiró de forma literal, pataleó y el cabello rubio se le revolvía, y continúo llorando por algunos minutos más, hasta que los gritos ahogados se volvieron gemidos bajitos.

Se le acababa la fuerza y terminaba agotado, pensando que nada terminaría por solucionar llorando, pero... a pesar de eso se sentía un poco mejor.

— Cuando regreses, voy a hacer que te arrepientas. — Pensaba en Damián mientras hablaba, pero lo hacía más como consuelo. Al final, iba a quedarse solo, con más voluntad que fuerza se puso de pie y ordenó el departamento sin comida en el estómago. Pasaban de las cinco de la tarde cuando sintió que el lugar estaba limpio. Colocó los aromatizantes de frutos rojos por todos lados para fastidiar un poco y después salió de casa. Su desayuno, comida y cena se volvían un solo alimento, cuando fuese mayor iba a tener alguna enfermedad a causa de esas rutinas tan extremas, no era idiota, lo entendía, pero a veces el animo no era el suficiente como para comportarse como el adulto independiente que tenía que ser, la mayor parte del tiempo era un idiota, pero uno con mucha más resiliencia de la que podía tener.

Hacía falta sólo un poco de tranquilidad para que sus ideas se transformaran.

Él no era una persona que se quedara de brazos cruzados después de un jodido día de mierda. En su vida había aún algunas personas que valían la pena, eran las once de la noche cuando escribió un mensaje. "¿Quién quiere adoptarme hoy?"

Su mensaje fue visto enseguida, se organizó con "Pepe" y Tea, la historia con ellos era otro tema, pero en resumen se podría decir que ellos eran su pequeña red de apoyo. Lena siempre había estado para ellos y cuando él lo necesitara estarían también para él.

Había sido una lastima alejarse de ellos porque a Damián le desagradaban, Lena intentaba no contar demasiado de su situación, pero era obvio que ellos lo sabían, imaginaban también el motivo del distanciamiento y el porque parecía que en ocasiones se veían a "escondidas" cuando Damián estaba lo suficientemente lejos como para verlos... o cuando Lena y él discutían... o incluso la ocasión en la que habían terminado agrediéndose con un par de copas encima.

— Buena noche. — Se despidió al salir de casa. Lena llevaba el cabello rubio hacia atrás, sus enormes ojos verdes deslumbraban en cualquier lugar y su figura delgada se dejaba al descubierto con su camisa sin mangas, se le marcaba a la cintura el pantalón ajustado y los zapatos negros hacían juego perfecto con su peligrosa imagen.

Tomó un bus, el subterráneo después y llegó a las doce treinta al lugar acordado con Pepe. Después pasarían por Tea, quién vivía en un departamento por la zona. A la una de la madrugada estaban juntos, entrando al primer club nocturno al que habían tenido acceso.

Bajos costos y cerveza.

Igual y no había comprado la despensa, pero Lena puso en manos de Pepe el único dinero con el que contaba esa noche, como administrador encargado Pepe se aseguraba de que el dinero juntado entre los tres rindiera por lo menos hasta el amanecer.

Y sí, tal vez serían necesarios algunos sacrificios, pero ¿No estaban para pasarla bien?

La primera que había conseguido una ronda de cervezas fue Tea, después Pepe que terminó besándose con alguien ¿Y Lena? Alguna aportación tendría que dar al grupo.

— Ey chico. — Una voz al fondo, sonrió enseguida al notar quién le hablaba.

— ¡Ey, Extraño! — Regresó el saludo empezando a caminar hasta el moreno que le devoraba con la mirada.

— Carlos. — Gritó, el DJ se encargaba de joder sus palabras. — Ahora ya no soy un extraño.

Lena sonrió, brillaban sus ojos, ¿Qué había dicho aquel sujeto? No tenía ni idea pero... ¿Quién necesitaba palabras tenía al frente alguien tan bueno? Estuvieron frente a frente, aquel hombre le tomó de la cintura y le arrastró hasta una de las esquinas del lugar.

Una esquina oscura, en un antro barato era lo más erótico que Lena había tenido en semanas. Las carencias no siempre se llenan con las verdaderas necesidades.

  

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«. ·°·~*~Lena cogió esa noche'~*~·°·. »
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|¤°.¸¸. ·'¯'» Doki Amare Peccavi «'¯'·. ¸¸. °¤|

Paso de Cebra |BL|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora