Cap. 5: Desfibrilador
Pepe llegó tan pronto como pudo, tenía llaves del departamento, fue inmediato su desagrado, podía ver a Lena, recostado en el sofá.
Olor a encierro, hacía días que no habría abierto las ventanas del departamento un completo desastre, ropa en el suelo. Un cuerpo sucio y abandonado. Lena sumido en su propia miseria, no era la primera vez y parecería no ser la última. Tenían una historia y una rutina.
- Lena, estoy aquí, levántate. - Pepe observó a Lena abrir los ojos y mirarle sin intensión de obedecer, encontrarle en ese estado le hacía detestarlo un poco, odiaba a la gente débil, a los que se conformaban con poco y a los que servían de escalones para otros. - No voy a cargarte, tienes que ayudarme a levantarte.
Pepe tomó del brazo a Lena y lo jaló haciendo que de inmediato quedara sentado en el sofá, la fuerza de uno facilitaba aquel movimiento. Fue un infierno ayudarle a levantarse y otra llevarle fuera del departamento. En su auto, con el móvil buscó una farmacia con consulta.
Algo de bajo prestigio, tampoco es como si fuese a gastar demasiado en medicamentos. Deshidratación extrema y cansancio excesivo, estuvieron algunas horas en la sala de espera, mientras el suero que le canalizaron se hubo acabado.
Durante todo ese tiempo, ninguno habló más de lo necesario, Lena dormitaba de regreso a casa y aunque Pepe había tratado de evitarlo, tuvo que ayudarle a ingresar al departamento.
- Sé... que estás molesto. - Se sintió apenas pudo, el sofá se hundió suavemente dando confort a su espalda y piernas adoloridas, reposó también su cabeza entrecerrando los ojos.
- Tú sólo te has provocado esto. ¿Quieres morir?
Lena sintió instantáneamente un nudo en su garganta, ardor en la nariz. Terminó por cerrar los ojos porque se le acumulaban las lágrimas y no quería ponerse a llorar. ¿Querer morir? ¿Qué tipo de pregunta es esa? Podría decir que no, pero las cosas no se trataban de eso. No es como si un día te levantas y piensas "Quiero morir".
No es algo que controlas, ni decides, pero... hay tanto cansancio, tanta imposibilidad de controlar lo que ocurre que es más fácil no hacer nada. Aunque Pepe lo pensara así, no todo tenía que ver con Demián, era su vida en todos los sentidos, las personas a su alrededor... y las que no veía, su trabajo de mierda. ¿Cuánto tiempo tenía que soportar todo eso? Si la vida era así de horrorosa y le provocaba tanta angustia... ¿Qué más daba que ya no se esforzara por nada? ¿O era obligatorio sufrir de aquella forma hasta la vejez?
Le daba miedo todo. Incluso sus pensamientos por las noches.
Le daba miedo aquellas explosiones de optimismo que al final, no terminaban en nada. Era un mediocre pretendiendo que las cosas estaban bien y mejorarían, pero a veces tenía aquellos golpes de realidad. Lena se sabía completamente baldado para el éxito.
No existía una ley natural que hiciera que las cosas mejorarán.
- Si no vas a decirme nada, mejor me voy.
- Gracias. - No iba a detener a su amigo, estaba bien si le había ayudado, se sentía egoísta y reconfortado de haber sido visto en aquel estado, un poco de atención le había parecido suficiente, sin embargo, aún pasarían algo de tiempo hasta que Lena fuese consciente de aquello.
- Leonardo. Si no vas a... hacer algo por mejorar, si no nos dejas darte ayuda, no sé cual es la finalidad de que vengamos una y otra vez a sacarte de esto.
- Llamarte... es todo lo que puedo hacer. No sé de que otra forma hacerlo.
Pepe, que había estado dispuesto a marcharse, terminó tumbado en el sillón junto a Lena, mientras negaba con la cabeza.
- No puedes hacerme esto. - Su voz sonó entrecortada. Pepe era un bruto, empedernido hedonista con demasiado amor propio y rudeza extrema, sin embargo, cuando las personas que amaba salían lastimadas, algo en su interior se rompía y le hacía parecer un niño herido. - No puedes simplemente tirar la toalla, no eres un depresivo de mierda, no puedes dejar que Demián te siga tratando de esta forma ya ni siquiera estás enamorado de él Lena.
Las palabras de Pepe le resultaron tan incomodas como hirientes. Sin embargo, para ese momento su amigo ya se encontraba con los ojos rojos a más no poder. Sus intensiones eran buenas, además él lo había llamado.
- ¿Qué tengo que hacer entonces?
- Comer, bañarte... levantar el desorden de este lugar, vives en una mierda Lena. Si por lo menos esas tres cosas te importaran... las cosas no las verías tan mal.
- ¿Comer, bañarme y limpiar?
- En ese orden, aunque tardes todo el día.
- Lo pintas tan fácil.
- Y tú imposible... pero no es así. Vamos, por ahora lo primero que tienes que hacer es dejar de dormir en el sofá. - Pepe se levantó con la clara intensión de caminar a la recamara, Lena observó su cuerpo formado alejarse y regresar de vuelta a mayor velocidad. - ¿Y el idiota?
- Se fue. Terminamos y no va a volver, esta vez sí se ha llevado todo. - Pepe sonrió de medio lado, Demián podía marcharse, pero no volver era algo que incluso él, sabía que no pasaría, Lena representaba una vida fácil a un bajo costo. Sin embargo... aunque fuese por algunos días, sabía que las cosas podían mejorar para su amigo si ese parasito estaba lejos. - Te alegras...
- Así es. -
Pepe sacó su móvil, un par de mensajes, Tea llegó un par de horas después, cuando Lena dormitaba en su cama y después un par de amigos más, Daniel, Vanessa. Para el anochecer, el departamento estaba completamente limpio, las ventanas abiertas dejando escapar un poco el aroma a lavanda del limpia pisos, una orden de lavandería pagada en la mesita de noche de Lena, la despensa necesaria para pasar un par de días.
- Lena ha estado solo porque quiere, sabe que nosotros siempre estaremos para él. - Había dicho Tea a los tres amigos, sentados en el sofá, fumando un poco antes de retirarse. - Es un idiota, así que ahora tendremos que turnarnos para no dejarlo solo. Yo puedo venir todas las mañanas a asegurarme que coma y... los viernes por las noches. -
Murmuró Tea, Aún estaba pagando algunas materias del diplomado, así que su carga de trabajo no era demasiada.
- Yo por completo los fines de semana y en las tardes. - Vanessa fue la segunda en opinar. Antes de que Demián apareciera, ella había intentado convencer a Lena de tener algo con ella, sin embargo, ante todo, siempre había antepuesto su amistad con él.
- Yo también puedo estar en las mañanas y hasta las cuatro de la tarde. -
- Y yo vendré a dormir todos los días. - Y pepe había sido el último en asignarse algunos momentos. - Hay que darle unos días para que se recupere, pero después tenemos que hacer que meta su Curriculum en algún lugar. No podemos ayudarle por mucho tiempo.
Atención era justo lo que necesitaba.
No ese tipo de atención en el que te centralizan y esperas ser el motivo de todo el universo, sino más bien, del tipo en el que te das cuenta cuán importante eres para otros.
No estar solo en el inmenso universo... por supuesto que podían hacer entender a Lena, que morir en apatía de viejo o en completo abandono en este momento, no eran sus únicas dos opciones.
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«. ·°·~*~Lena no está solo'~*~·°·. »
(¸. ·º (¸. ·¨* *¨·. ¸) º·. ¸)|¤°.¸¸. ·'¯'» Doki Amare Peccavi «'¯'·. ¸¸. °¤|
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Paso de Cebra |BL|
Storie d'amoreSería mejor si esta historia se llamase "La tragicomedia de Lena" y ¿Quién es Lena? ¿Cómo comienza historia? Yo soy Lena, y soy hombre, mi nombre es Leonardo y aunque no creo en el destino o la mala suerte, esta historia es el resultado de las "peq...