PRÓLOGO

64 5 3
                                    

La lluvia era intensa, solo aquella joven de cabello azabache largo suspiro mientras acariciaba sus hombros buscando conseguir algo de calor. Rozando sus dedos acaricio aquellas letras grabadas es aquella lápida de piedra sintiendo como sus lágrimas se mezclaban con la lluvia.

—Aún recuerdo... cuando decías "amo la lluvia, así las personas no se darán cuenta de mi dolor"— su voz se quebró. —Ahora te entiendo.

Una sutil sonrisa adorno su rostro luego de que su lengua acaricio sus labios.

—Mi Gahyeon... fuiste la única persona que me estiro su mano, la única persona que realmente amaba... siempre serás el amor de mi vida.

Con cuidado acercó sus labios a aquella lápida besando sutilmente esta antes de mirar aquel marco y dejarlo de nuevo al frente de esa enorme piedra... aun podía oír su suave risa y sus delicadas manos tocar su rostro... ella seguía ahí con ella.

—Nada es tu culpa corazón.

Handong se volvía loca, podía oír la voz de la menor en su cabeza y esos brazos envolverla prohibiendo que avanzará... pero simplemente cayó de rodillas dando un grito de dolor antes de dejar que todo su llanto saliera de su ser. Sus rodillas se llenaban de lodo al igual que sus manos y antebrazos, aquella joven estaba destrozada... su único rayo de sol se había ido, ahora solo eran nubes que tapaban el brillante sol... ya nada era lo mismo.

—¡Me prometiste que serias fuerte... me prometiste que te mantendrías de pie!— grito dolida mientras apretaba el lodo con sus puños. —¿Por qué tuviste que hacerlo?

Aquel llanto era ahogado por el sonido de las gotas de agua golpear con todo a su paso, cada vez se sentía más frío... su pecho dolía, tenía el corazón y el alma destrozados.

—¡Prometiste que siempre me amarias... prometiste que nunca me ibas a abandonar!

Tambaleándose y con dificultad logró levantarse para seguir caminando, pero sus piernas se sentían débiles... su cuerpo estaba débil, ya no tenía fuerzas ni siquiera para llorar.

—¡Eres una maldita mentirosa!— dijo totalmente destrozada. —¡UNA MENTIROSA!

Handong ya no podía mantenerse más de pie... por más que lo intento, caminaba en círculos y su cansancio la llevo a caer golpeando su cabeza quedando justo a la par de la lápida de su amada.

Juntas a Des-tiempo / Gahdong. (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora