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—Mamá, mamá— gritaba entre risas mientras corría.

Mis ojos no la dejaron ni un segundo hasta ver qué estaba a salvo. Hablaba con el fotógrafo y con Jungkook, quien respondía mientras no dejaba de ver a su hija ni por un segundo, atento.

—Entonces se colocan allí, saco las fotografías y luego vamos a otra zona de la casa. ¿Cuál querían que fuera la siguiente?

—La cocina. Nuestra hija ama cocinar, ahí será la siguiente— dice Jungkook sin duda.

—Bien. Prepararé todo ahora, pueden acercarse.

Llamé a nuestra hija. Se acerca riendo con su muñeca de colección limitada que tenía a punto de destrozar después de tanto tiempo. Estaba vestida preciosa como siempre, pero en esta ocasión tenía un vestido de color morado que le había comprado ya hace un tiempo pero nunca tuvimos la ocasión perfecta como lo es ahora.

Nos sentamos frente a la cámara profesional. Jungkook trae a nuestro gran perro mascota con él, es una fotografía familiar y obviamente nuestra mascota es parte de la familia sin dudas.

Jungkook al lado izquierdo y yo al derecho, nuestra hija en el centro y nuestro gran bebe guardián acostado en nuestros pies. No duraría mucho ahí antes de sentarse firme al lado de Jungkook.

Sonreímos en las fotografías, nuestra niña es tranquila, mi linda Hari. Quien al minuto después de buenas fotografías empieza a aburrirse y mirar a todos lados hasta que mira el brazo de su padre.

—¿Y este que significa?— apunta a uno de sus tatuajes. Sus ojos brillando en pura curiosidad.

—Es solo una frase que me gusta.

—¿Y este?

—La fecha en que me casé con tu mamá.

Sonreí ante el recuerdo de ese día. Lo miré y ya encontré sus ojos primero mirándome, siempre me estaba mirando antes de que yo lo mirara a él. Luego miró a nuestra hija con una sonrisa igual de sincera que la que me da a mi desde que nos conocimos hace ocho años.

—¿Tienes ese tatuaje desde entonces?— toca su brazo buscando más.

—Me lo hice cuando naciste tú, en forma de agradecimiento. Porque gracias a tu mamá quien no me dejó caer estas aquí conmigo, con nosotros.

—¿Y ese?— siguió preguntando pero recordamos que estábamos en una sesión de fotos, miramos al chico y este ya nos había sacado cerca de veinte fotografías de este momento de conversación.

—Cariño, ¿Crees que puedes mirar a la cámara con una sonrisa gigante?— le pregunta Jungkook luego de señalar algún tatuaje que le haya dado curiosidad a Hari. Mira con sus ojos a Jungkook, iguales a los de él antes de responderle.

—Pero es que ya estoy aburrida, papá.

—Oh, Hari. ¿Porqué no le muestras tu diente faltante a la cámara? Sonríe grande para que después puedas ver cómo lo vemos nosotros.

Ella emocionada por la fotografía en la que vería su falta de diente (se le salió jugando con nuestra mascota hace tres días), sonrió como nunca y eso nos hizo reír a nosotros.

El chico de la cámara no pudo evitar una risa al ver a mi hija.

Cuando estaba en el mesón de la cocina después de las fotos en este lugar, Jungkook se despedía del chico que fue todo un profesional a la hora de la sesión familiar. Le agradecemos su tiempo y mientras Jungkook lo acompaña a la puerta, me quedo con Hari, quien está dándole de sus galletas a nuestro perro.

—No le des demasiadas galletas, le dolerá el estómago.

—Pero siempre le doy de mis galletas y nunca le pasa nada.

—Pero son tuyas, comparte algunas pero no todas. Ya le serví comida, déjalo que vaya a comer y tú come lo tuyo ¿vale?— ella asiente acariciando la cabeza del animal antes de que esté se fuera a comer finalmente. Comía todo lo que Hari le ofrecía y eso era demasiado, pero este le quería que lo aceptaba todo de ella.

Jungkook llega para besar la mejilla de Hari y luego la mía pero quedándose a mi lado, acariciando mi cadera y apoyando su cabeza sobre mi hombro, ambos observando a Hari. Quien toma el teléfono de su padre que estaba en el mesón.

—¿Vas a ver videos, cariño?

—No, le estoy sacando fotos a mamá y a ti. Yo también quiero ser la persona que saca fotos.

—Fotógrafa, cariño— corrijo. Jungkook solo hace posees a mi lado a la vez que a Hari solo aprieta el botón de la pantalla, sacando muchísimas fotografías.

A puesto que ninguna de tan buena calidad como las de antes, pero tienen el mismo valor y aprecio porque las saca ella misma.

—¿Crees que salimos bien en las fotos?— pregunta Jungkook.

—Sip, mamá y papá son lindos.— reímos.— Y papá me dijo una vez que a la gente linda se le saca fotos y por eso tenía tantas fotos de ti en su celular.— me dice sin dejar de sonreír y de tomar fotos.

—Hari, eso era un secreto, quizás tú mamá piensa que estoy muy obsesionado.

—¡No tiene nada de malo!— dice dejando el teléfono al lado, donde lo encontró en primer lugar— ¡Eres fan de mamá! Yo también lo soy, a nadie le queda tan delicioso el puré de patatas como a mamá. Yo nunca podría y tú tampoco, papá.

—Eso me quedó claro cuando te serví un poco y no lo comiste— Jungkook la mira expectante.

—Ya te dije que es porque no te queda como el de mamá.

—¿No tenía nada que ver con que le puse un poco de zanahoria y brócoli en tu plato, al lado del puré?

A Hari no le gustaba eso, pero tratábamos de darle aunque sea un poco porque es bueno para ella.

Era por esos pocos trozos de vegetales que no se había comido el puré de patatas, pero ella no diría eso. Siempre tenía una excusa. "Es que tienen mucha sal" "Le falta sal y sabor a estos vegetales" "Quiero darle esto a un conejo, guardémoslo". Muchas excusas pero siempre me sacaba una risa por su originalidad inocente.

—¡Es porque no te queda igual a la de mamá!

escrito— 10.07.23
publicado— 18.07.23

BAD BOY REACTIONS | JK ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora