Prólogo

43 4 0
                                    

Apenas recordaba nada, nada con sentido al menos. Sólo conservaba un puñado de recuerdos sin sentido que se parecían más a una película que ha sufrido el paso del tiempo y que no tiene ni color ni sonido. Podía esforzarse cuanto quisiera, pero la memoria no volvería.

Apenas recordaba nada, nada... salvo un par de ojos amarillos. Pero no era un amarillo pollo o el tipo de amarillo que se le queda en los dientes a la gente que fuma, no era para nada un color que indicara falta de salud. No. Era un marrón amarillento, como si la melanina de su iris no supiera exactamente si prefería ser amarilla o marrón y decidiera poseer un cincuenta por ciento de cada. Unos ojos amarillos que aparecían en cuanto cerraba los ojos, dormía, se detenía... Unos ojos amarillos que parecían perseguirle allá donde fuera. Pero no le daban miedo, no tenían una mirada amenazante pese a que sentía cierto acoso por ellos. Parecían mirar con dulzura, con comprensión, con felicidad e, incluso, con amor. Unos ojos amarillos que añoraba pese a que no podía situarlos en la cara de nadie.

Apenas recordaba nada. Ni siquiera quién era.

ParalyzedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora