1. Bienvenida a Forks

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"Estaba en casa"

"Estaba en casa"

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—Tengo todo listo, papá —dije mientras terminaba de cerrar la maleta con el móvil entre el hombro y mi oreja para que no se me callera.

—¿Tú vuelo llegaba a las tres de la tarde, no?

—Papá, me has preguntado eso ya un millón de veces —reí ligeramente. Desde el divorcio no habíamos vuelto a vivir juntos, ambos estábamos emocionados y a la vez muy nerviosos.

Mis padres se separaron cuando yo tenía 10 años. Tanto mi hermana como yo nos mudamos desde Forks a España junto a mi madre, y mi padre se volvió a Canadá, su país natal.

Siempre había querido irme a vivir con mi papá, pero por su trabajo viajaba mucho y él no creía que fuera una buena vida para una adolescente, hasta hace medio año que se asentó definitivamente en Forks. Dejó su trabajo de médico del mundo y se unió al equipo de cirugía en el hospital del pueblo.

Era mi oportunidad perfecta para huir de esta ciudad, de alejarme de todo lo que pasó este último año y como plus, viviría con mi padre. Lo único malo es que empezaría en una escuela donde seguramente todos se conocen de toda la vida, y un mes después del inicio del curso.

—Y te las preguntaré todas las veces que haga falta —mi padre se quedó en silencio unos segundos— ¿Estás segura de que quieres venir? Sé que estas acostumbrada al clima del norte de España, pero creo que aquí hay mucha más humedad y mucho menos sol. Aparte, es un pueblo pequeñito por si no te acuerdas, no hay mucho que hacer.

Negaba con la cabeza, aunque sabía que no podía verme.

—Es un pueblo lleno de naturaleza, con un clima perfecto, lo recuerdo con mucho amor. Estaré bien.

Aunque sabía que a mi padre no le terminaba de convencer, no le mentía. Cuando me dijo que volvería a Forks salté de alegría, en ese pueblo pasé mi infancia, mis raíces están en ese pueblo.

—Intentaré creerte, cariño. Nos vemos en dos días.

—Nos vemos en dos días —la llamada se cortó y yo suspiré.

Había terminado de empacar todo, en mi habitación ya no había rastro de mí. Era una habitación vacía y sin personalidad.

No sabía que hacer hasta que fuera de noche y el chófer de la familia me llevara al aeropuerto de Bilbao para así coger mi avión en Madrid hacía EE. UU.

Ni mi madre ni mi hermana estaban en casa, se habían "despedido" de mí esta mañana. Esa era una de las tantas razones para irme, mi madre siempre tuvo preferencia por mi hermana mayor, como si esperara algo de ella.

***

Cuando llegué a Port Angeles estaba agotada, llevaba dos días viajando sin parar. Primero desde Bilbao hacia Madrid. Desdés Madrid cogí un avión hasta Nueva York, y en Nueva York me subí a otro avión que me dejó en Port Angeles.

No sentía mi cuerpo después de 20 horas en aviones, más las horas de espera en ambos aeropuertos. Eso sin contar la hora de vuelo desde Bilbao a Madrid.

Necesitaba un baño y una siesta de dos días enteros.

El aeropuerto de Port Angeles era más sencillo que el de Nueva York, supongo que el de Nueva York se me hizo tan cuesta arriba porque venía del extranjero y este vuelo era dentro del mismo país, no tenía ni idea. Pero los controles fueron muy diferentes.

Al salir de mi terminal, vi a mi padre con una gran sonrisa, sonrisa que me contagió. Arrastrando mis dos maletas fui todo lo rápida que pude hacía él para fundirnos en un gran abrazo. Lo había extraño mucho.

Estaba en casa.

***

El camino a Fork se me hizo rápido. Estuvimos cantando las canciones de la radio, y cuando no nos la sabíamos, competíamos para ver quien se acercaba más.

Mi padre es de las personas más extrovertidas del mundo, todo lo contrario, a mí, pero siempre sacaba esa parte más alocada de mí, él tenía ese poder en la gente. Y me encantaba.

Entramos en el pequeño pueblo cuando aún había "sol". Mi padre vivía en el borde del bosque, pero sin llegar a salir del pueblo, por lo que la casa era preciosa y el paisaje más. Una mansión familiar del sigo pasado algo modernizada, sino recuerdo mal, en el patio trasero tiene una piscina (aunque con este tiempo poco se puede usar).

Mi padre aparcó su coche en el garaje.

—Bienvenida a Forks, cariño —la sonrisa de mi padre le llegaba a sus ojos.

The secret (Hasper Hale)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora