"Ella es una diosa del Olimpo y yo, una simple mortal"
Me había levantado demasiado temprano, no podía evitar estar ansiosa por el primer día La chica nueva en una escuela donde todos se conocen desde niños, la chica rara. Si solo viera a mis antiguos amigos...
Ese pensamiento me iluminó la bombilla, fui directa al ordenador a escribir un correo, el único que conservaba gracias a mi madre.
"Hola Renee, soy Julieta, solía jugar con Isabella cuando era niña, no sé si te acuerdas de mí. Mi madre me pasó tu correo hace unos meses.
Me preguntaba si podías pasarme el correo de Isabella, he vuelto a Forks y me gustaría volver a retomar el contacto con ella.
Un saludo".
Sonreí al enviarlo, sería un alivio hablar retomar el contacto, seguramente vea a Rachel en algún momento de mi estancia, seguramente cuando vaya a la reserva la vuelva a ver.
Bajé de nuevo, ya se me había abierto el apetito, un poco al menos, desayunaba poco. Un trozo de bizcocho y un zumo de naranja. Seguramente tendría mucha hambre al llegar al descanso, pero no iría desmayada.
Con duda, me metí unas galletas en mi mochila. No sabía si mi ansiedad social me impidiera comer en la cafetería, así que preferí guardarme unas galletas en caso de emergencia.
Decidí llegar antes a clase, sería lo mejor, ¿no? Menos miradas curiosas.
Con una nueva determinación, agarré mi mochila, mis llaves y mi casco. Era hora.
***
Cuando aparqué la moto suspiré de alivio, había gente, pero no mucha, y aun así los pocos que estaban en el aparcamiento me miraban y cuchicheaban.
Los adolescentes sí que eran verdaderas bestias. Si te dejabas intimidar no dudarían nada en hincarte el diente, y yo no quería nada que ver con esa clase de monstruos, ni con ningún otro en realidad.
Caminé con la cabeza bien alta y con la cara más seria que podía hacer, a paso firme, aunque alguien con un buen ojo en comportamiento humano se daría cuenta que realmente voy rápido a la entrada.
Al pasar cerca de la puerta noté varios ojos mirándome, pero esto era diferente, eran mucho más intensos, sin embargo, no me di la vuelta y entré en el edificio.
Admito que caminé algo desorientada por el centro, sabía que este instituto era considerado pequeño para el país, pero era más grande que mi antiguo instituto y las señales confundían más que ayudaban, aun así, conseguí llegar a la secretaría.
—Buenos días —intenté poner una voz algo dulce —Soy Julieta Wilson, soy nueva.
—Ah si —la mujer me sonrió, un poco falsa, a decir verdad—. La española, toma —me entrego varios papeles—. Ese es tu horario linda, un mapa de la escuela. Y este último papel me lo tienes que entregar al final de la jornada con todo firmado.
Asentí con una sonrisa para poder irme de allí rápidamente. Se notaba que la mujer no quería trabajar, y yo prefería no hablar de más con alguien que no sabe ocultarlo.
No sabía si mi horario era bueno o malo en tema de horas, el plan de estudios de cada país es demasiado diferente. Al menos los lunes tenía política a primera, esperaba que eso fuera algo bueno. Aunque un debate a primera hora... No sé si seré muy productiva.
Con ayuda del mapa me fui guiando, aún quedaban 20 minutos para empezar las clases, pero prefería llegar sola, y así no tener al extrovertido detrás de mí.
Aun así, llegué al aula cuando quedaban 6 minutos antes de empezar las clases. Lo bueno es que de camino allí, vi varias de las aulas que usaría el día de hoy.
Varios ojos me miraban, era obvio que no iba a huir de las miradas durante toda mi estancia, al menos las evité bastante. Pero Forks es un pueblo pequeño, solo los dioses saben cuando dejaran de mirarme como si fuera el nuevo juguete.
Recorrí mi mirada por todo el salón al lado de la mesa del profesor, había gente sentada, gente de pie, no sabía si ya había un sitio asignado así que preferí quedarme de pie.
En esa barrida, mis ojos se toparon con unos ojos dorados que me miraban fijamente.
Una rubia que parecía una diosa me miraba sin expresión alguna, pero me miraba. Me miraba a mí. Ella es una diosa del Olimpo y yo, una simple mortal.
Intenté que no sé me notara el rubor de mis mejillas bajando un poco la mirada hacia mis papeles, y así tapar un poco mi cara con mi pelo.
—Todos a sus asientos —una voz masculina habló y yo levanté la mirada. Supuse que era el profesor —. Eres la señorita López, ¿no?
—Es Wilson señor, López es mi apellido materno, no mi segundo nombre —negué extendiéndole el papel. Lo leyó antes de firmarlo, pero no me lo dio.
—Te lo daré al final de clase. Yo soy el Sr. Jefferson y soy tu profesor de política. Ahora, preséntate el resto de tu clase.
Mierda. ¿Lo de obligar a los alumnos nuevos a presentarse no había quedado en el colegio?
Al volver la vista al frente, me di cuenta de que la rubia seguía mirándome.
—Hola, soy Julieta y vengo de España, pero nací aquí, en Forks.
Parece que el Sr. Jefferson no estaba contento con mi presentación porque se puso a hacerme preguntas.
—¿Cómo es que eres de Forks?
—Mi abuela paterna es de aquí.
—¿Por qué tu familia decidió volver?
—Mi padre consiguió trabajo en el hospital.
Estaba usando un tono monótono lo admito, no quería contestar cosas personales, ¿Por qué el profesor hacía preguntas?
Parece que consiguió captar el mensaje, eso o le aburrí.
—Bien, siéntese al lado de la señorita Hale.
Miré la clase buscando un asiento vacío, pero había varios.
Mi corazón dio un salto cuando vi como la diosa rubia levantaba un poco la mano. ¿Iba a estar sentada al lado de esa diosa todo el curso? ¿Desde cuándo tengo buena suerte?
Intentando que no se notara mis nervios, caminé hasta su, nuestra, mesa.
—Hola —susurré al sentarme mientras sacaba mi cuaderno de la mochila.
La rubia solo me saludo con un asentimiento de cabeza antes de volver su vista al frente.
La clase se pasó volando, entre que el profesor hacía a mena la clase y la rubia de mi lado haciendo acto de presencia, presentía que sería mi clase favorita
El timbre sonó, recogimos las cosas. Hale guardaba sus cosas con gracia. Se despidió de mi con otro movimiento de cabeza antes de salir rápidamente de la clase. Conseguí ver a un chico pelinegro en la puerta irse con ella.
Siguiente clase, literatura.
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The secret (Hasper Hale)
FanfictionJulieta cree que los secretos son un arma de doble filo. Los secretos podían llegar a salvarte tanto como podrían llegar a consumir a quien los guarda. Jasper llevaba esperando a su compañera desde que Alice la vio en una visión junto a él hace 14 a...