𝐡𝐞𝐚𝐥 𝐦𝐲 𝐡𝐞𝐚𝐫𝐭 ━━━━━━━━━━Lya, la hermana menor de la familia imperial del reino de occidente, tuvo una vida algo pesada por querer cuidar de más a su familia. ahora que su hermano mayor Henry asumió el trono le dio libertad de hacer con su...
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—¿Gustas ir a pasear?— se limpio la boca con su servilleta al terminar de comer.
Ambos hermanos fueron a desayunar juntos, Henry no queria dejar sola a su hermana, asi que en cuanto se levanto le pidio se vistiera y arreglara para ir a desayunar con él.
—hum— lo pensó. Realmente tenía que resolver algunas cosas —no lo sé Henry, debo organizar las cosas en mi hogar, después del alboroto que tú y mi esposo hicieron. — tomo de su taza de té —aun sigo siendo la archiduquesa, tengo algunas cosas de las cuales ocuparme...
—¡Pero-! ¡Andaaa!—Henry realmente quería ir a pasear con ella.
—¡Buenos días!— alguien entró a la conversación.
Cuando ambos hermanos voltearon se encontraron con un joven alto y de ojos verdes, cabellos medio largo y ondulado de un hermoso color castaño claro. Era el duque Ergi, intimo amigo del principe Henry.
—buenos días dulce princesa, ¿Cómo amaneciste?—metio una pequeña flor sobre la oreja de ella para jalar una silla y sentarse en medio de ambos hermanos.
—deja de coquetear con mi hermana, mujeriego de cuarta —Henry sonrió intentando ocultar su enojo.
—jajaja ¿Hermano celoso?—enarco una ceja burlándose de él.
—tch, deja de molestar — Henry cruzó sus brazos.
—yo los dejo, debo reunirme con nuestra majestad. Pasen buenos días, hermano, duque Ergi — bajo levemente la cabeza como despedida y junto a sus damas de compañía regreso a palacio.
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—entonces... ¿ya hablo con sus hermanos sobre ir a la celebracion de año nuevo?—se había reunido con Krista para tomar el té.
—Henry dijo que lo pensaria, nuestra majestad Wharton dijo que seria bueno que fuera como invitada, ya que Henry solo iria a causar revuelo seria bueno que yo fuera como invitada política —rio un poco al partir un pedazo de su pastelito.
—ya veo, el principe Henry... tiene una personalidad muy rebelde y libre, no es sorpresa que nuestra majestad prefiera que usted lo acompañe.
Las pláticas que Lya y Krista compartían no eran muy largas, eso era algo que a Lya le gustaba, poder mantener un ambiente tranquilo sin sentir incomodidad ni desesperación por seguir el intercambio de palabras.
