Capítulo final: Todo planeta al que llegamos a muerto

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La maestra Úrsula y su alumna Akko se encontraban en la habitación de la primera, en medio de la noche. La atmósfera era extraña, como si estuvieran en un sueño lúcido. La maestra había cerrado la puerta, y la alumna miraba hacia ella.

La maestra la abrazó por detrás, deslizando su mano por el cuello de la alumna, mientras con la otra mano tocaba los pechos de la nipona. La última observaba cómo la maestra se colaba por cada capa de ropa y llegaba lentamente a través de su piel, lo que le hacía estremecer a ella.

Era una especie de magia ella hizo sonar música lenta, y un hechizo que las unía. Un susurro de la francesa ante su alumna en la oscuridad. La alumna colocó su cabeza en el hombro de su amada maestra e ídolo, así como ella presionaba sus labios en su cuello, un dulce y suave contacto que transmitía amor, pasión y deseo.

Sus cuerpos creaban un flujo de energía, una sinfonía de amor, que a momentos sus corazones latían en un mismo ritmo, como si fuera un solo cuerpo. La alumna movía sus dedos con suavidad, acompañando a su maestra, mientras la sentía más cerca, tejiéndose en su piel.

Era como si estuvieran flotando, como si se estuvieran liberando de los grilletes de la realidad, y experimentaran la felicidad de la libertad, del amor, del éxtasis. Era una mezcla surreal, en la que el placer del amor y de la música se convertían en una explosión de sensaciones que las consumía.

La maestra besó los labios de la alumna mientras tocaba su intimidad de manera dulce y timida, una forma de demostrar que las unía algo más fuerte que la magia y la admiración, un lazo eterno de pasión y amor que las mantendría unidas para siempre.

Al menos eso era lo que creían en ese momento, ya que en lo profundo de la francesa se preguntaba una cosa.
- ¿Cómo llego a ese momento? -

Pero toda razón de lógica se había ido en ese momento, ahora eran dos figuras femeninas en la penumbra, con sus cuerpos conectados de forma fluida e inquietante, como si fueran la misma criatura y al mismo tiempo, distintas. Los susurros dulces y temblorosos envueltos por una noche de neón y estrellas parpadeantes de colores desconocidos, mientras los latidos de sus corazones se sincronizaban en un compás perfectamente impreciso.
Las perversiones afloraban, tanto en maestra como alumna y ah medida que su piel se erizaba bajo los movimientos ondulantes y apasionados. Las emociones se desbordaban y se mezclaban en un torbellino ardiente de lucidez y pasión, mientras ambas se acercaban al éxtasis con un deseo incontenible e incomprensible.

La francesa se aferraba a la nipona con una mezcla de desesperación y asombro, sorprendida por la intensidad de las sensaciones que la invadían al sentir los dedos de la nipona al entrar y salir de ella. Las manos, las piernas, los labios... Todo parecía moverse con vida propia, como si quisieran experimentar cada uno de los rincones placenteros de sus cuerpos en ese momento y compartido en forma de gemidos.

La maestra Úrsula se deslizaba entre los gemidos, disfrutando cada instante de la lujuria que la estaba consumiendo. Pero mientras su cuerpo estaba totalmente entregado a la experiencia, su mente se seguía preguntando una y otra vez la razón de por qué se sentía tan bien. Sabía que debía dejar ir aquel momento, que pronto terminaría, pero deseaba arrebatarle cada milisegundo y hacerlo durar por siempre.
Claramente entregado a la experiencia, su mente seguía preguntándose por qué se sentía tan bien. Sabía que debía dejar ir aquel momento, que pronto terminaría, pero deseaba arrebatarle cada milisegundo y hacerlo durar por siempre.

En un abrazo que se dieron ambas se convirtió en un océano de ternura, y maestra y alumna se unieron en un sentimiento profundo de amor. Juntas, flotando en un mundo de sueños imposibles, descubrieron una nueva forma de conexión, una más allá de las apariencias, en el que la magia era la siguiente frontera a romper. Una conexión que solo podía existir en un reino de absurdo y fantasía, pero que era real, más real que cualquier otra cosa.

Little Witch Academia: Mi más grande fanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora