10. FALSIFICACIÓN

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Me aparqué a las afueras de la estación, era consciente de que si entraba representaría un final para mí, un final que por mucho tiempo añoré, pero que ahora era un final que no necesitaba

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Me aparqué a las afueras de la estación, era consciente de que si entraba representaría un final para mí, un final que por mucho tiempo añoré, pero que ahora era un final que no necesitaba. Así que decidí esperar a que Jackson saliera del edificio.

—Creo que será mejor que nos dividamos —dijo Sasha que estaba sentada en el asiento de copiloto—, hay un chico que se llama Scott, hace un par de días hablé con él, iba a ese club con frecuencia, pero algo sucedió, algo que lo hará marcharse de la ciudad. La última vez que hablamos estuvo a punto de contarme lo que vivió en ese lugar, sin embargo se arrepintió de último momento, creo que si le cuento lo que ocurrió con Ryan pueda motivarlo a hablar y así tal vez logremos conseguir algo.

—Bien, entonces ve y busca a Scott, en menos de una hora será el receso para almorzar en el departamento de policía, yo esperaré a que mi compañero salga para averiguar qué fue lo que consiguió, nos vemos de nueva cuenta entre la Quinta Avenida y la Calle 79, en la primera banca que está al comienzo de Central Park. —Miré a Sasha asentir y abrir la puerta del carro para bajarse.

—Cuídate mucho, Jayden, —dijo ella antes de cerrar la puerta.

—También cuídate —le dije y le dediqué una discreta sonrisa.

Tuve que esperar cerca de cuarenta minutos hasta que los empleados del departamento de policía comenzaron a salir para almorzar, con impaciencia miraba como los empleados salían del edificio, pero de Jackson no había señal. Maldije entre dientes y volví a mirar el reloj, desesperado, sin embargo, doce minutos después de la hora establecida para el almuerzo, vi a Jackson salir del edificio con una carpeta en la mano. Esperé a que se acercara a la patrulla que utilizábamos para hacer las diligencias del trabajo. Cuando abrió la puerta para subirse, bajé de mi auto y corrí para alcanzarlo.

—¿Adónde vas sin mí? —cuestioné y me subí en el asiento de copiloto.

Jackson me miró sorprendido, luego me estrechó la mano y me dio un abrazo.

—Justo iba a buscarte —dijo y apretó los labios—, Jayden, no tenemos tiempo, tu padre me ha citado en su oficina hoy a las seis de la tarde, y presiento que será para retirarme del caso o quizá para retirarme hasta la placa.

—¡No permitas que lo haga! —exclamé mirándolo a los ojos—, dile que renuncias al caso, que no me apoyas más, ¡salva tu pellejo! No tienes porqué perderlo todo.

—Después de lo que he hecho no creo que pueda salvar mi pellejo —dijo y resopló, en sus ojos pude ver que tenía miedo, una fragilidad que nunca antes vi en él.

—¿Qué has hecho? —inquirí y miré con nerviosismo alrededor para comprobar que nadie nos miraba.

Jackson no respondió con palabras, solo tomó del tablero la carpeta con la que salió de la estación y me la tendió.

La tomé y la abrí de inmediato, dentro de la carpeta se encontraba un oficio redactado en primera persona en el que se le pedía a un juez que autorizara una orden para obtener acceso a los registros de propiedad; entendí a lo que Jackson se refería cuando llegué al final del oficio y me di cuenta de que el nombre de mi padre estaba abajo, como si él lo hubiese redactado, incluso tenía el sello al que solo la secretaria de mi padre tenía acceso, solo faltaba una cosa: su firma.

Deja que anochezca [ONC]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora