Ken había crecido en un entorno en el cual si bien había recibido afecto jamás presenció de primera mano el amor de tipo romántico.
A pesar de haber crecido en un burdel desde que podía recordar nunca logró presenciar amor de carácter romántico. Aunque si bien las chicas tenían clientes, era claro que ninguno de ellos las veía con algo más allá de la lujuria o un simple entretenimiento pasajero; mientras que Masaway no parecía tener a alguien que le importará de tal forma, al menos siendo aquellos dentro del burdel la excepción.
Ken sabía y conocía el cariño de otros hacia él, pero el amor era un tópico totalmente distinto.
Así que cuando Manjiro Sano llegó a su vida, Ken estaba seguro de un par de cosas y un tanto desconcertado de algunas otras.
Algunas de las cosas que podría asegurar era que Mikey era la clase de persona que difícilmente podría ser olvidado y también había quedado completamente embelesado por el más bajo. Aunque simplemente aquello lo veía como una admiración de la fortaleza y las habilidades del rubio.
Ciertamente el conocer a Manjiro fue un momento que jamás olvidaría en su vida, sin embargo no solo podría recordar a Mikey en aquellos recuerdos, en su mente detrás de la imagen de Manjiro fuerte y que seguiría a donde fuera, estaba Takemichi.
Hanagaki quién no causaba una impresión muy grande, pero parecía ser la voz de la razón para Manjiro. Takemichi quién a pesar de ser débil no parecía intimidarse ante aquellos más fuertes que él y que en el fondo e inconscientemente Ryuuguji envidiaba por ser tan cercano a Mikey.
Luego de conocer a ambos Ken había aceptado a Mikey, y por consiguiente a Takemichi, como parte de su vida y también como aquellos a los cuales seguiría en búsqueda de aquel sueño del cual anhelaba ser parte. Así que por ello había aceptado formar parte de una pandilla y ser en quién ambos se apoyaran, a pesar de que hubiese preferido ser cualquier otra cosa antes que estar ahí para ellos, cuando difícilmente le necesitaban.
No obstante desde un comienzo había tomado la decisión de que su vida giraría en torno a Manjiro, y por consecuente sus decisiones y sueños, incluidos todos aquellos donde él no formaba parte. La realidad era esa, todo de sí se había tornado a cumplir un sueño en el que no tenía cabida, aunque era partícipe; sorpresivamente no le molestaba, pero sí provocaba un extraño sentimiento en su pecho cada vez que pensaba en Mikey logrando conquistar todo sin él a su lado. A pesar de que solo lo consideraba egoísmo, un simple y mundano pensamiento egoísta ya que no tenía un sueño igual de grande y mucho menos con alguien con quien compartirlo, tal como Manjiro y Takemichi.
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Ryuuguji podía rememorar cada conflicto que la pandilla había tenido.
Cuántas veces enfrentó a sujetos que clamaban y ansiaban enfrentarse a Mikey, y también como ninguno de ellos no valía el tiempo de su líder o el suyo.
