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running up that hill (a deal with God)

—Y... ¡Anota, los amargados vuelven a ganar esta partida!

Luego de pasar el dorso de su mano sobre su frente para quitar el sudor y los cabellos de su fleco, Atari chocó ambas manos con el gemelo Kawata de cabellos azules para celebrar su victoria en la segunda ronda de la mañana. Al escuchar el grito de Draken, compartieron una sonrisa cómplice rara de ver en Angry, y la peli negra se acercó a pasos lentos hasta las gradas de la cancha. Al mismo tiempo, Mitsuya atrapó el balón en el aire para volver a lanzarlo contra el tablero de la canasta soltando un gemido de molestia.

—¿Me estás diciendo que me desperté temprano, otra vez, solo para que nos volvieran a hacer mierda? —el gemelo Kawata de cabellos naranjas asintió, riendo derrotado antes de dejarse caer contra el piso de la cancha para recuperar el aire— No puede ser.

—Sí puede —se burló sin borrar la sonrisa de su rostro, mirando como Atari se acercaba hasta Draken para tomar una de las botellas de agua—, acaban de hacerlo.

—Bien hecho, Atari —felicitó el rubio, chocando solo una de sus palmas con la de ella—. Mitsuya no se recuperará emocionalmente de esto.

—Y Smiley tampoco —completó, terminándose el contenido de una de las botellas transparentes y recuperando la respiración—. Maldición, Angry es muy bueno, por poco no recibo su pase.

—A veces creo que esto es lo único que se toman en serio en la vida, ¡Bola de imbéciles! —Atari sonrió al ver los dedos medios de Mitsuya y de Smiley en dirección a Draken.

—Es lo único que vale la pena en esta vida de mierda, por eso —completó el de cabellos azules, dejando caer el peso de su cuerpo contra las gradas. A veces ni Draken, ni Atari, ni él mismo sabían si hablaba en serio o no, por eso solo pudieron reírse en silencio.

—No vuelvo a jugar con ustedes —alegó el de cabellos lilas al llegar junto a ellos, viendo como Atari sacaba su lengua en respuesta—, par de tramposos.

—Tramposa tu abuela.

Las carcajadas de los tres inundó el espacio de la cancha, e incluso Angry alcanzó a soltar una risita burlona antes de cubrir sus ojos de la luz del sol con el dorso del brazo. El peli lila fue a sentarse de inmediato junto a Atari, tomando la botella que Draken le extendía y no tardó en dejar caer su cabeza contra el hombro de la peli negra.

—¿Cómo es que cada día mejoras más? —encogiendo los hombros, la peli negra copió su acción de recargarse en el hombro de la persona a su lado y Draken terminó por colocar su cabeza sobre la de ella. Era una mañana tranquila.

—Entreno —simplificó, escuchando la risita de Mitsuya y respirando con velocidad y pesadez. Pronto se irían de la cancha a desayunar, o a hacer algo de más provecho que solo quedarse sentados a recuperar el aliento, y tomó aire con fuerza antes de cerrar los ojos—. Y hago trampa, también.



Como cada domingo, luego de los partidos de basketball, los cinco se encontraban comiendo de tres porciones de estofado de tofu, cuatro tazones de ramen y una orden de arroz con verduras puestos al centro de la mesa de un restaurante a dos calles de los baños del centro de Shibuya. Sin tocar ningún tema en especial a lo largo de sus conversaciones cortas entre bocado y bocado, los cinco cumplían con esa rutina como si de algo religioso se tratara. Aunque ese sábado el tercer integrante del equipo de Mitsuya y Nahoya había faltado ocasionando que Draken permaneciera en las gradas, la rutina era la misma. Excepto por la parte de tener conversaciones sin nada de especial.

—Peleaste —afirmó el rubio interrumpiendo el silencio, mirando a Atari sobre la orilla del vaso de metal, logrando que los cuatro se quedaran con el bocado a medio camino hacia su boca y que Angry tosiera levemente antes de tragar por completo el trago de agua.

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⏰ Última actualización: Oct 05, 2023 ⏰

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