04

1.1K 113 4
                                    


Win se encontraba estirado en su cama jugando con sus dedos en la pared, los pies cruzados y la frazada cubriéndolo hasta los hombros.

Las gotas de lluvia provocaban un sonido ameno en el techo y el ambiente oscuro en su habitación irradiaba tranquilidad.

Hacía ya un poco más de dos semanas que Bright y Win no se veían.

Bright había intentado buscarlo de todas formas posibles. La primera semana fue a su casa cada día, se quedaba llamando a la puerta por un buen rato hasta que oscurecía y volvía a su casa; Win lo observó desde su ventana cada uno de esos días. En el instituto también había intentado perseguirlo, pero Win pidió licencia para ausentarse la primera semana diciendo estar enfermo ¡y que ni se diga de su celular! Recibía alrededor de 20 llamadas por día de parte de Bright; todo eso sucedió sólo la primera semana y unos cuantos días después dejó una carta debajo de la puerta en casa de Win, la cual decía algo similar a sus correos de voz.

"Win, por favor, necesitamos hablar" "Voy a esperar a que estés listo, comprendo si crees que es lo mejor, pero por favor escúchame" "No voy a insistirte más, ya entendí que tal vez necesites algo de tiempo. Recuerda que te extraño y que espero que puedas escucharme" "Te estaré esperando, sabes dónde encontrarme".

Y desde entonces el dormir para Win había dejado de ser una función que sucedía de forma automática, para convertirse en un arduo trabajo el cual debe conseguir cada noche, y es que mentiría si dijera que estas semanas no habían dolido, mentiría si dijera que no contestar sus llamadas y mensajes costaba toda la fuerza que había dentro de él, pero sobre todo, sería un reverendo mentiroso si dijera que no lo había extrañado, que no había necesitado de sus besos como necesitaba de respirar, que no imaginaba cada noche las veces en que Bright tenía todo su cuerpo, las veces en las que lo abrazó y mimó cada rinconcito de su piel. Sin duda, Win lo extrañaba demasiado.

Win apartó la sábana que cubría su cuerpo y dispuesto a bajar a la cocina por un poco de leche tibia para poder conciliar el sueño, se puso de pie.

Estiró la mano para encender la lámpara que se encontraba en la mesita de noche al lado de su cama, y su vista cayó inmediatamente en el pequeño conejito de algodón color blanco que se encontraba al lado de la misma.

Maldición, definitivamente la vida tenía algo en su contra.

Recuerdos instantáneos llegaron a su mente mientras agarraba el peluche y lo acunaba en sus manos.

-Flashback-

—Nos falta mucho todavía, Bright, apresúrate.

Win sostenía en sus manos el carrito de compras con apenas tres cajas de cereales y dos cartones de huevo mientras Bright le seguía el paso tratando de alcanzarlo.

—¿Por qué caminas tan rápido? nos queda tiempo todavía—Dice el mayor llegando agitado a su lado.

—Tiempo para morir. Tú mamá está a punto de llegar y estas compras debieron estar hechas hace más de una hora, Bright. Y por tu culpa—Enfatiza el menor—Estamos aquí a esta hora.

El mayor lo mira incrédulo sin dejar de caminar—¿Por mi culpa?—Levanta ambas cejas indignado.

—¡Oh, cierto! Olvidaba que fui yo quien insistió en que viéramos maratón de 'Heartstopper' hoy—El tono sarcástico en su voz se podía hasta tocar, y el menor refunfuñó sin dejar de caminar en dirección al pasillo de las carnes.

—¡Yo te pedí que me avisaras cuando fuera hora de venir! Pero te atrasaste, ¡te atrasaste por 3 horas, Bright!—Atacó el más bajo.

Amigos no, por favor - Br!ghtwinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora