En Internet, Nadie Sabe Que Eres Un Perro

Capítulo 12 : Yoo Joonghyuk (1)

Hubo un estudio sobre monos bebés del que escuchó hace un tiempo que afirmaba que los animales necesitaban el consuelo de los demás más de lo que necesitaban las necesidades básicas de comida y agua. Tal vez los niños deseaban tales cosas cuando eran pequeños, pero a medida que crecían, inevitablemente se darían cuenta de que habían estado tratando de encontrar significado donde no lo había. Nadie necesitaba a alguien más para sobrevivir. Eso era algo que había aprendido por su cuenta.

Esta noche estaban peleando abajo otra vez. Solo divorcíense ya, idiotas, pensó Yoo Joonghyuk para sí mismo mientras se tapaba los oídos con las palmas de las manos. Incluso cuando presionó tan fuerte como pudo, no pudo bloquear completamente el ruido. Estoy intentando dormir.

Casi podía recitar sus líneas de memoria ahora.

"¡Tus padres fueron los que me obligaron a casarme contigo en primer lugar! Sé que fuiste tú quien--"

"¿Apareces aquí una vez cada dos semanas y crees que tienes derecho a decirme qué hacer?"

Más gritos indistinguibles, y luego una puerta se cerró de golpe y todo quedó en silencio por un momento de alivio que desapareció tan rápido como había aparecido. Algo se estrelló contra el piso de la cocina en medio de una letanía de maldiciones llorosas, lo que hizo que Yoo Joonghyuk frunciera el ceño. Tendría que limpiar eso para ella mañana; probablemente estaría demasiado borracha para hacerlo ella misma esta noche.

Tal vez fue la gran cantidad de ruido que habían hecho o los rayos de luz azul pálido que se asomaban a través de sus cortinas, pero de alguna manera, Yoo Joonghyuk parecía no poder volver a dormirse. No supo cuánto tiempo permaneció en la cama, mirando al techo y sin pensar en nada en particular. ¿El resto de su vida sería así también? ¿Como ellos? Crecer, envejecer, casarse con una mujer a la que no amaba y gritarle a las 4 de la mañana mientras su hijo yacía despierto arriba.

Se puso de costado y trató de cerrar los ojos con fuerza, pero fue en vano; el sueño continuaba eludiéndolo. Después de un tiempo, la sequedad de su garganta fue demasiado para él y se acercó a la mesita de noche para ver si había agua en su taza. Estaba vacío. Con un suspiro, se levantó de la cama y bajó las escaleras.

Madre todavía estaba sentada en la cocina, con una botella de vino en la mesa frente a ella. Sus labios estaban teñidos de rojo con el vino mientras giraba el vaso vacío entre sus largos dedos. Yoo Joonghyuk ni siquiera le dedicó una mirada cuando cruzó la cocina hacia la tetera que descansaba sobre el mostrador y se sirvió una taza de agua. Estaba a medio camino de las escaleras cuando ella abrió la boca.

"Si tan solo no existieras".

Yoo Joonghyuk se detuvo en seco. Los ojos de mamá estaban entrecerrados y miraba por la ventana de la cocina el sol naciente, todavía girando la copa de vino en su mano.

A pesar de que solo tenía doce años, todavía sentía el peso de esas palabras sobre sus estrechos hombros. No soy responsable de tu felicidad, quiso decir. Pero no tenía sentido; ella nunca lo escuchó. Así que volvió arriba y se metió en la cama.

Esa fue la última vez que se hablaron de verdad. A partir de entonces, pasaron sus días como dos extraños viviendo en la misma casa, y una vez que tuvo la edad suficiente, inmediatamente se mudó y cortó todo contacto. Si pudiera vivir el resto de su vida sin volver a ver a ninguno de ellos, lo haría en un abrir y cerrar de ojos.

***

Lee Seolhwa era una buena persona. Yoo Joonghyuk no era una buena persona de ninguna manera, pero quería convertirse en uno, para ella. Era feliz cuando estaban juntos, pero siempre había una voz en su cabeza que le decía que no duraría, que no podía ser tan fácil para alguien como él. No confiaba en sí mismo para no romperle el corazón o para que ella no se sintiera resentida con él si veía quién era realmente.