Al día siguiente llegaron al Vacance Club y todos se encontraron desayunando hasta que el coordinador les interrumpió.
- Hola chavos soy Mauro y voy a estar a cargo de las actividades durante sus vacaciones. Aquí la primera y la única consigna es pasarlo a todo dar. Para eso el colegio tiene preparados diferentes actividades y antes de regresar al infierno de las clases, los exámenes, las torturas de las tareas, es que disfruten al máximo para que le saquen el jugo a sus vacaciones. ¿Está claro?
- ¡SII! - gritaron Hope y Davina.
Los demás las miraron sonriendo.
Todos aplaudieron mientras gritaban.
- No puedo creerlo, ¿como un hombre puede estar tan fuerte? - dijo Roberta.
- Vamos, eres una niña, no pienses en esas cosas - dijo Elijah.
- ¿Y qué tiene? Es una niña pero no está ciega, ¿has visto al profesor? - dijo Rebekah.
- ¡No me tapes los ojos papá! - se quejó Hope.
- No debes ver - negó Klaus.
- Sois unos pesados - rodó los ojos Hayley.
- Oye y está bien chavo para ser prefecto - siguió Luján.
- Seguro que no sabe, te apuesto que se ha quedado tan embobada que no a escuchado nada de lo que a dicho - sonrió Antonella.
- ¿Eh?
Antonella las miró con una sonrisa ladeada como diciendo " les dije" haciéndolas reír.
- La conoce bien - sonrió Freya.
- Lástima que sea tan grande, porqué es como uno de esos que solo se pueden quedar como tu amor imposible - dijo Lupita.
- ¿Imposible? Ya veremos chiquita.
- Bueno chavos, cuando terminen empezamos con la primera actividad del día - dijo - hoy vamos a nadar.
- Roberta quiere coquetear con él - dijo Hope.
- Él es mayor y encima el que los tiene que cuidar - dijo Elijah - no es ético.
- ¿Me recuerdas cuántos años tienes tú y cuántos tiene mi madre? - alzó la ceja Hope.
Las chicas rieron bajito al ver la mueca de Elijah.
- Y tú con Davina también tío.
- Pero si no dije nada - se quejó Kol.
Davina se rió y le dio un beso.
Una vez en la playa, las chicas tomaban el sol.
- ¿Qué onda chavos? - saludó el coordinador.
- Ya Roberta, si no te pela ya fue - dijo Antonella cansada de oír a su hermana.
- Anto tiene razón, mejor vayamos a nadar - dijo Luján.
- No, yo no sé nadar - dijo Roberta - mi mamá siempre nos llevaba a clases de natación cuando éramos chiquitas y siempre inventaba algo para no meterme a la alberca , odio el agua. A Anto era difícil sacarla una vez se metía.
- Tiene razón, me gusta mucho nadar - asintió Antonella.
Hayley sonrió.
- Pues yo te acompañaría pero la verdad es que me da muchísima vergüenza, no hay nadie y aparte todos me van a mirar - dijo Lupita.
- ¿Y eso qué? Que te valga madres que te miren - frunció el ceño Antonella.
- ¡Bien dicho tía! - alzó la voz Hope.