Babe gritó cuando se dio cuenta que ocho panteras de la manada que lo habían secuestrado originalmente de su época aparecieron en la suite de Billy.
—¿Cómo te atreves a escapar de nosotros? —su líder tessera gruñó cuando lo tiró de la cama, mientras que Billy estaba en manos de dos de sus secuaces.
Babe peleó por zafarse cuando Billy liberó una mano y la estrelló contra el hombre que tenía agarrado a Babe. El líder retrocedió contra la pared, pero volvió a ponerse de pie.
Billy se agachó, listo para saltar sobre ellos.
—No te atrevas a tocarlo.
El líder dirigió a Billy una mirada asesina.
—Apártate de esto, panthiras. Él nos pertenece.
Billy saltó de la cama con un rugido.
—Al diablo con lo que digas.
Se transformó en pantera y atacó.
Excepto por los dos que sostenían a Babe, todos los hombres en la habitación se transformaron en pantera para pelear. Babe se encogió ante los gruñidos y rugidos que emitían los animales cuando se mordían unos a otros en una batalla primitiva.
Aterrorizado de que pudieran herir a Billy, mordió al hombre a su derecha, luego le dio un pisotón al que estaba a su izquierda. Lo dejaron ir, para luego alcanzarlo otra vez.
Se apartó de ellos. Las ropas aparecieron instantáneamente en su cuerpo.
—Corre, gataki —dijo Billy en su mente—. No podrán encontrarte entre la multitud.
Lo siguiente que Babe supo fue que estaba en un compartimiento del un baño del primer piso.
—¡Maldito seas, Billy! —gruñó mientras salía del compartimiento y casi chocó con una mujer vestida con un traje adornado en burdeo y oro que parecía haber abandonado el compartimiento justo antes de él.
La mujer le dio un feroz gruñido que Babe ignoró mientras se apartaba de ella.
Tenía que regresar al piso superior con algunos refuerzos.
Billy no podría pelear con tantas panteras por su cuenta. Lo matarían.
Su corazón empezó a latir con fuerza, salió corriendo del baño para encontrarse en un cuarto lleno de comerciantes. Examinó los puestos esperando encontrar a uno de los hermanos de Billy.
En vez de eso, su mirada se posó en un puesto de armas medievales que estaba lleno de todo tipo de armas imaginables.
Babe se dirigió allá. Examinó las armas. Tenían hachas y espadas, que eran demasiado pesadas para él. No tenía idea de cómo blandir hábilmente una, y las dagas lo obligarían a acercarse demasiado a las panteras.
Pero el hacha doble...
La tomó sin dudar, luego cerró los ojos, conjuró una imagen de Billy, y rogó que su hechizo funcionara de verdad. Su cabeza dio vueltas cuando regresó a la habitación en medio de la pelea.
Babe tomó firmemente el hacha, luego se dio cuenta que no estaba seguro cuál pantera era Billy.
No lo estuvo hasta que una lo atacó. Suponiendo que su compañero no haría tal cosa, atacó con el hacha con toda la fuerza que tenía.
Hizo contacto con el hombro de la bestia.
La pantera aulló cuando quedó sin fuerzas.
—¡Babe! —Billy gruñó en su mente—. ¿Qué estás haciendo?
